En el Monte de Santo Antão en el municipio portugués de Belmonte, se levanta una curiosa estructura. Una torre cuadrangular de dos pisos, construida con grandes sillares, que parece tener almenas y multitud de ventanas y puertas. A pesar de su extraño aspecto, se trata de un edificio romano del siglo I d.C. al que se conoce como la Torre de Centum Cellas.
En Portugués se denomina Centocelas, término que puede proceder de la leyenda que cuenta que antiguamente fue una prisión con cien celdas en la que habría estado cautivo San Cornelio (en realidad el papa Cornelio fue exiliado hacia 251 d.C. por el emperador Treboniano Galo a Centumcellae, la actual Civitavecchia en Italia).
Levantada con grandes bloques de granito, un material poco común en Europa pero frecuente en el norte de África y el Mediterráneo oriental en aquella época, no es exactamente cuadrada, pues mide 13,3 metros de ancho por 15,5 de largo.
Originalmente tenía solo dos pisos, siendo el superior una adición medieval, lo cual le da ese aspecto tan pintoresco y extraño y se eleva hasta los 12 metros de altura. Tiene varias entradas de diferentes tamaños y dos frisos que separan los pisos.
También parece haber estado rodeada de otras estructuras anexas, hoy desaparecidas, y haber tenido un pórtico con pilares que daban a un patio abierto en la parte frontal.
Durante mucho tiempo se pensó que se trataba de un praetorium o pequeño fuerte romano, pero las excavaciones arqueológicas realizadas en su entorno hasta la década de 1990 sacaron a la luz los restos de una villa rustica, de cuya pars urbana (alojamiento principal) formaba parte.
La villa pertenecía a un comerciante de estaño llamado Lucio Cecilio (Lucius Caecilius), quien la construyó junto con la torre en el siglo I d.C.
La península Ibérica era muy rica en minerales durante el periodo romano, especialmente estaño, y existen evidencias de gran minería y procesamiento en la región, por lo que la torre pudo haber formado parte de las instalaciones asociadas con las minas y el comercio del estaño.
La villa fue parcialmente destruida en el siglo III d.C., aunque se reconstruyó y siguió su actividad agrícola y comercial. Durante la Edad Media pudo albergar una pequeña capilla, pero hoy no queda ningún rastro de ella.
También es posible que en tiempos del reino de León, del que la zona formaba parte, se utilizase la torre como puesto militar, ya que según el historiador portugués del siglo XIX Pinho Leal, la torre fue reformada para ser utilizada como atalaya en los siglos XIII o XIV.
En la actualidad, la torre se conserva en ruinas pero mantiene su elegancia original. Fue declarada Monumento Nacional de Portugal en 1927 y es objeto de continuas campañas arqueológicas para esclarecer su función original, todavía desconocida, y todo el contexto de la antigua villa romana.
El municipio de Belmonte planea obras de consolidación y un centro de interpretación que ayuden a preservar este testimonio del pasado de la región.
Fuentes
Torre de Centum Cellas (Sistema de Informação para o Património Arquitectónico) | Torre de Centum Cellas (Patrimonio Cultural) | Pedro C. Carvalho, A Caminho do Douro na época romana | Francisco Villar, María Pilar Fernández Alvarez, eds., Religión, lengua y cultura prerromanas de Hispania | Wikipedia
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