Un nuevo y fascinante capítulo de la historia del Mar Mediterráneo aumenta el interés por un asentamiento arqueológico que, a lo largo de décadas de estudios y excavaciones, ha proporcionado un rico y sofisticado tesoro de artefactos, testimonio de la presencia en la pequeña isla de Ustica de una comunidad evolucionada y acomodada, cuya existencia se vio bruscamente interrumpida hacia el año 1200 a.C. por un acontecimiento natural o antrópico aún envuelto en el misterio.

Un importante descubrimiento fruto de las investigaciones geofísicas realizadas en la «Aldea de los Faraglioni», el antiguo asentamiento de la isla de Ustica que data de la Edad del Bronce Medio (Sicilia), arroja nueva luz sobre las técnicas de construcción de estructuras defensivas en la prehistoria mediterránea.

El estudio ha sido realizado por un equipo de investigadores del Instituto Nacional de Geofísica y Vulcanología (INGV), en colaboración con el Parque Arqueológico de Himera, Solunto e Iato de la Región de Sicilia, la Universidad Suor Orsola Benincasa de Nápoles, la Asociación Villa Literaria de Ustica, el Laboratorio Museo de Ciencias de la Tierra de Ustica (LABMUST), la Universidad de Siena, el Departamento de Matemáticas y Geociencias de la Universidad de Trieste y el Ministerio de Cultura.

Los resultados de la investigación se han publicado recientemente en la revista científica internacional Journal of Applied Geophysics y revelan detalles de una estructura antemural tan larga como las murallas principales de la Aldea de los Faraglioni, reforzando así la hipótesis de un sistema defensivo articulado y sofisticado.

La Aldea de los Faraglioni prosperó entre 1400 y 1200 a.C. en un tramo de costa que sobresale del mar en la parte norte de la isla, explica Domenico Targia, director del Parque Arqueológico de Himera, Solunto e Iato.

Considerado por los arqueólogos como uno de los asentamientos mediterráneos mejor conservados de su época, se caracterizaba por un plan urbanístico ordenado con decenas de cabañas construidas en los bordes de calles estrechas y una poderosa muralla, de 250 metros de longitud y entre 4 y 5 metros de altura, que rodeaba el asentamiento para defenderlo de ataques e incursiones.

La campaña de investigación, en la que participaron geólogos, geofísicos, arquitectos y arqueólogos, partió de la necesidad de estudiar con técnicas no invasivas algunas estructuras semienterradas que afloran en lugares del terreno fuera de la muralla defensiva.

Llevamos a Ustica instrumentos científicos utilizados por los investigadores del INGV para realizar estudios geofísicos, como el georradar (GPR) y la tomografía eléctrica (ERT). Gracias a ellos, fue posible localizar con precisión y de forma totalmente no invasiva los cimientos profundos de la estructura antemural, así como la muralla, que actuó como primer dique defensivo, añade el investigador del INGV Vincenzo Sapia.

Según los científicos, este poblado constituye un caso ejemplar en el contexto mediterráneo de la Edad del Bronce, ya que demuestra que ya en aquella época debió existir un plan urbanístico, con la tarea de distribuir ordenadamente cabañas y vías de acceso, y de diseñar una muralla defensiva larga y alta junto con otras estructuras antemurales, como las que ahora se han descubierto gracias a las investigaciones geofísicas.

Franco Foresta Martín, director del Laboratorio del Museo de Ciencias de la Tierra de Ustica y asociado del INGV, afirma: Nuestro descubrimiento abre una nueva ventana a la comprensión de este antiguo poblado, sugiriendo una complejidad defensiva más allá de lo esperado. La tecnología geofísica nos ha permitido desvelar capas ocultas de la historia, allanando el camino para futuras investigaciones sin el uso invasivo de las excavaciones.

Los nuevos descubrimientos avivan el interés por este extraordinario yacimiento. Ahora queremos profundizar en nuestras investigaciones, respondiendo a preguntas aún abiertas sobre la construcción y el funcionamiento del sistema defensivo, y esbozar una visión más clara de la vida cotidiana de esta comunidad avanzada de la Edad del Bronce Medio, añaden la arquitecta Anna Russolillo y el arqueólogo Pierfrancesco Talamo.

Este estudio fuertemente multidisciplinar, concluye el investigador del INGV Sandro de Vita, demuestra cómo la aplicación de métodos de prospección no invasivos, combinados con observaciones geológicas, geomorfológicas y arqueológicas de superficie, puede indicar de forma detallada y puntual las áreas sobre las que deben realizarse investigaciones directas, evitando ensayos y campañas de excavación que consumen mucho tiempo y dinero.


Fuentes

Istituto Nazionale di Geofisica e Vulcanologia | Anna Russolillo, Franco Foresta Martin, et al., Unveiling a hidden fortification system at “Faraglioni” Middle Bronze Age Village of Ustica Island (Palermo, Italy) through ERT and GPR prospections, Journal of Applied Geophysics, Volume 220, 2024, 105272, doi.org/10.1016/j.jappgeo.2023.105272


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