Los arqueólogos llevan mucho tiempo fascinados por los conmovedores enterramientos prehistóricos que contienen los restos de un adulto y un niño depositados en la tumba como si se abrazaran al morir.
Un nuevo estudio de ejemplos de principios de la Edad del Bronce procedentes de Luxemburgo y Gran Bretaña, dirigido por investigadores de las universidades de Maguncia y Ferrara, aporta datos sobre las relaciones familiares en las comunidades prehistóricas y la transición del enterramiento colectivo al individual en el III milenio a.C. en Eurasia occidental.
Los resultados aportan la primera prueba genética de que las comunidades de la Cultura del Vaso Campaniforme del noroeste de Europa enterraban a los niños con sus madres biológicas y otros parientes biológicos cercanos.
Sorprendentes similitudes entre un enterramiento doble en Luxemburgo y una tumba británica a 500 kilómetros de distancia
En 2000, arqueólogos luxemburgueses que trabajaban en la construcción de una autopista en el sur del país, en Altwies «Op dem Boesch», descubrieron tumbas fechadas en el periodo de la Cultura del Vaso Campaniforme (2450 – 1800 a.C.). Una de las tumbas contenía los esqueletos de una mujer y un niño, enterrados uno frente al otro; la adulta sostenía la cabeza del niño muerto en su mano en un último gesto de amor maternal.
Como parte de un nuevo proyecto sobre la prehistoria de Luxemburgo, esta antigua tragedia familiar ha brindado ahora a un equipo de investigadores europeos la oportunidad de responder a preguntas más amplias sobre las prácticas funerarias y las relaciones familiares de la Edad de Bronce en Europa utilizando la arqueología, la antropología y el ADN antiguo.
Y es que el enterramiento no era único. Los trabajos de la Dra. Foni Le Brun-Ricalens, Directora del Institut National de Recherches Archéologiques (INRA) y una de las impulsoras del estudio, descubrieron otra tumba inquietantemente similar en un túmulo redondo de Dunstable Downs, en Bedfordshire (Gran Bretaña), a más de 500 kilómetros de Altwies.
Este enterramiento, descubierto en 1887, llevó al arqueólogo Maxime Brami, de la Universidad Johannes Gutenberg de Maguncia (JGU), uno de los autores principales del estudio, a investigar si las dos tumbas estaban conectadas de algún modo. ¿Cuál era el significado concreto del doble enterramiento? ¿Murieron juntos el adulto y el niño, tal vez de forma violenta? ¿Se conocían estas familias? ¿Por qué los rituales de enterramiento eran tan similares? Para responder a estas preguntas, se reunió un equipo que analizó y comparó el ajuar funerario y los restos óseos de las tumbas de Gran Bretaña y Luxemburgo.
El análisis del ADN antiguo revela que adultos y niños estaban estrechamente emparentados
Los huesos de Dunstable Downs se localizaron en el Luton Cultural Trust con la ayuda de Elise Naish, Jefa de Patrimonio y Colecciones del Luton Cultural Trust, y la Dra. Katie Meheux, de la Biblioteca del Instituto de Arqueología de la UCL. A pesar de su temprana fecha de excavación a finales del siglo XIX, la procedencia de los esqueletos estaba bien documentada y los huesos se encontraban en buen estado de conservación. La antropóloga Dra. Nicoletta Zedda, de la Universidad de Ferrara, autora principal del estudio, pudo examinar los restos. Junto con genetistas de la Universidad Johannes Gutenberg de Maguncia (JGU), pudo analizar los genomas de los cuatro esqueletos de los dos enterramientos de adultos y niños.
El ADN reveló datos fascinantes sobre la ascendencia y la cultura compartidas en la Europa de principios de la Edad del Bronce. Los cuatro individuos, aunque separados por cientos de kilómetros, procedían en su mayoría de poblaciones esteparias que emigraron desde Europa Central y Oriental en el III milenio a.C.
Quizá lo más significativo fueron las intrigantes relaciones familiares reveladas. Los esqueletos de Altwies eran de una mujer y un niño de unos tres años, y los análisis de ADN revelaron que eran madre e hijo, explicó la Dra. Nicoletta Zedda. El panorama parece distinto en el caso de Dunstable Downs: una mujer joven y una niña de unos seis años, pero el ADN reveló que en realidad son tía y sobrina paternas.
Los datos genéticos sugieren un sistema de descendencia patrilineal
En la Europa continental, la orientación de las tumbas de la Cultura del Vaso Campaniforme (en ingles Bell Beaker Culture) seguía reglas estrictas basadas en el sexo del individuo. En Altwies, la orientación de la tumba coincidía con el sexo del niño, un varón, y no con el de su madre biológica.
En Dunstable Downs, el adulto y el niño estaban emparentados en segundo grado por el lado paterno, lo que sugiere que aquí una tía paterna tal vez desempeñó el papel de progenitora sustituta o cuidadora principal del niño, al menos en caso de fallecimiento. Los datos podrían apuntar a un sistema de descendencia patrilineal entre los Bell Beaker de Eurasia occidental, afirmó el arqueólogo Maxime Brami. Y nuestros hallazgos sugieren que -al menos en algunas comunidades de la Edad de Bronce temprana- las familias extensas vivían y enterraban juntas a sus muertos, poniendo énfasis en las relaciones biológicas y de parentesco.
Una práctica funeraria muy codificada con un significado perdido
Aún se desconocen la causa de la muerte y las razones del enterramiento conjunto. No se encontraron marcas de violencia en los esqueletos. Otras investigaciones realizadas para el proyecto descubrieron más de un centenar de enterramientos conjuntos de adultos y niños similares a los aquí descritos en toda Eurasia, datados entre el III y el II milenio a.C.
Los investigadores podrían proponer muchas explicaciones para el enterramiento conjunto y la muerte simultánea, tal vez la violencia, las infecciones o las pandemias, pero las sorprendentes similitudes entre los enterramientos de Luxemburgo y Gran Bretaña sugieren que las comunidades, de hecho tal vez las familias, en la Europa de los Bell Beakers lloraban a sus muertos de acuerdo con rituales formales muy extendidos y seguidos de cerca.
El cuerpo de una mujer, tumbada como si durmiera, abrazando a un niño, es conmovedor y emotivo. Aunque esa imagen apacible pueda ser engañosa, no deja de reflejar un significado perdido que se conserva a través de miles de kilómetros y entre culturas muy diversas, subrayó el Dr. Maxime Brami.
Fuentes
Johannes Gutenberg Universität Mainz | Zedda, N., Meheux, K., Blöcher, J. et al. Biological and substitute parents in Beaker period adult–child graves. Sci Rep 13, 18765 (2023). doi.org/10.1038/s41598-023-45612-3
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