Desde el Renacimiento la búsqueda de restos antiguos, estatuas, mármoles y cualquier otro objeto susceptible de ser vendido a los coleccionistas en Roma, estaba a la orden del día.
Para comienzos del siglo XVII era ya un negocio que contaba con buscadores casi profesionales, y serán estos, como dejó escrito el pintor y arquitecto Federico Zuccari, quienes en el año 1601 encontraron el que se iba a convertir, durante mucho tiempo, en el más famoso y admirado fresco romano conservado de la Antigüedad.
.. en el Monte de Santa Maria la Mayor, en los Horti Maecenati, por aquellos cavadores que continuamente escudriñan el suelo aquí y allá para encontrar estatuas, mármoles y figuras enterradas en aquellas ruinas, encontraron una habitación, en la que quedaba en pie un trozo de pared, sobre el que estaba pintado un gracioso y hermoso fresco con figuras en su interior, de unos tres palmos de altura, coloreado por una mano excelente, que mereció ser serrado de aquel trozo de pared y sacado a la luz y colocado en el jardín del cardenal Aldobrandino, en el Monte Magnanapoli. Y era notable que se conservara tan bien entre aquellas ruinas.
Federico Zuccari, L’Idea de pittori, scultori, et architetti (1607)
Apareció cerca de la desaparecida iglesia de San Giuliano, después de la Porta Esquilina y dentro del perímetro de la actual plaza Vittorio Emmanuele II, en el lugar donde se encontraban en la Antigüedad los Horti Maecenatis, la villa del famoso Mecenas, y los Horti Lamiani (Jardines de Lamia).
Estaba pintado en uno de los muros de una antigua domus, situado probablemente en la parte superior, en el friso de una pared pintada al fresco. Inmediatamente fue extraído de la piedra y llevado ante el cardenal Pietro Aldobrandini, que lo adquirió a sus descubridores. De ahí el nombre que recibió, Bodas Aldobrandinas, porque eso es lo que parece estar representado en la pintura.
Data de la segunda mitad del siglo I a.C. y mide 2,60 metros de ancho por 1,20 de alto. Aunque durante mucho tiempo se pensó que era copia de un original helenístico del siglo IV a.C., hoy los investigadores están de acuerdo en que es una pintura original romana de la época de Augusto.
Representa a diez personajes, dispuestos en tres sectores sobre una misma línea, cuya acción se desarrolla tanto en el interior como en el exterior. En el sector de la izquierda y en el central, dos muros contiguos unidos por un pliegue en el extremo izquierdo indican claramente que los personajes están dentro de dos ambientes distintos; en el sector de la derecha, en cambio, la presencia del cielo como telón de fondo del suelo indica una escena que se desarrolla en el exterior de la misma casa, cuyo umbral se perfila en la parte inferior central, en perspectiva, al comienzo de la pared que constituye el fondo de la zona central.
En la parte central una novia está siendo abrazada cariñosamente por la diosa Venus, mientras que el dios de las bodas, Himeneo, aparece sentado a los pies del lecho y adornado con una guirnalda observando la escena.
En la izquierda, Peito, la diosa de la persuasión, se apoya en una columna mientras vierte esencias en un recipiente. A la derecha, tres mujeres jóvenes están de pie en torno a un quemador de perfume sostenido por un trípode. Una de ellas lleva una lira de siete cuerdas, otra lleva una corona de hojas de palmera, y la tercera vierte esencias en el quemador, lo que las identifica como tres musas.
Se desconoce exactamente si la escena representa algún episodio concreto de la Antigüedad o de la mitología. El historiador del arte antiguo Johann Joachim Winckelmann pensaba que se trataba de la boda entre Peleo y Tetis, los padres del héroe Aquiles. Otros estudiosos consideraron que podía representar un momento de la boda entre Alejandro Magno y Roxana. En 1994 Franz Müller propuso que el fresco refleja una escena de la tragedia Hipólito de Eurípides.
Más allá de las interpretaciones mitológicas, lo que queda claro es que el fresco representa una escena universal del matrimonio, centrándose en la ansiedad de la novia ante la pérdida de su virginidad. Las escenas laterales ayudan a contextualizar esta lectura, mostrando detalles como la ceremonia del baño nupcial o el canto del himeneo.
Durante dos siglos el fresco estuvo en la colección de los Aldobrandini en su villa de Roma. Luego, en 1814 pasó unos años en manos del coleccionista Vincenzo Nelli, hasta que en 1818 el Papa Pío VII lo compró por 10.000 escudos para incorporarlo a los museos vaticanos, donde permanece actualmente.
Desde el mismo momento de su descubrimiento, las Bodas Aldobrandinas despertaron una gran admiración entre artistas, literatos y coleccionistas. Muchos pintores como Rubens y Van Dyck quedaron impactados, y más tarde sería fuente de inspiración para Poussin, David y otros neoclásicos.
Su fama trascendió fronteras y fue reproducida y copiada por numerosos artistas que la difundieron por toda Europa, convirtiéndose en un referente del arte romano antiguo. Durante muchos años se la consideró la cumbre de la pintura romana, hasta que el descubrimiento de los espectaculares frescos de Pompeya la hicieron quedar relegada a un segundo plano.
A lo largo de los siglos ha sufrido tres restauraciones importantes, destacando la primera realizada por el pintor Federico Zuccari entre 1605 y 1609 por encargo de los Aldobrandini.
Y yo, que por casualidad fui uno de los primeros en verlo y lavarlo y limpiarlo cuidadosamente con mi propia mano, lo vi tan bien conservado y tan fresco como si acabara de ser pintado, de modo que me produjo un gran deleite y fue la causa de que lo hubieran sacado a la luz.
Federico Zuccari, L’Idea de pittori, scultori, et architetti (1607)
Entre 1814 y 1818, mientras estuvo en la colección de Nelli, fue restaurado nuevamente por el pintor Domenico del Frate. Y por último en 1962.
Fuentes
Cappelletti, F., & Volpi, C. (1993). New Documents concerning the Discovery and Early History of the Nozze Aldobrandini. Journal of the Warburg and Courtauld Institutes, 56, 274–280. doi.org/10.2307/751377 | Ross Stuart Kilpatrick. (2002). The Early Augustan “Aldobrandini Wedding” Fresco: A Quatercentenary Reappraisal (1601-2001). Memoirs of the American Academy in Rome, 47, 19–32. doi.org/10.2307/4238790 | Karen K. Hersch, The Roman Wedding: Ritual and Meaning in Antiquity | Aldobrandini Wedding (Museos Vaticanos) | Wikipedia
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