Recientemente, un equipo de arqueólogos realizó importantes descubrimientos sobre un antiguo sistema de murallas ubicado en el este de Mongolia. Esta red de estructuras que se extiende a lo largo de 405 kilómetros ha sido llamada el «Arco Mongol» debido a su forma curvada.

Forma parte de un sistema mayor de murallas y zanjas construido entre los siglos XI y XIII d.C. a lo largo de las fronteras entre China y Mongolia.

Este extenso sistema había sido poco estudiado a pesar de su enorme escala. Para comprenderlo en profundidad, los investigadores aplicaron metodologías novedosas como imágenes satelitales de alta resolución, sensores remotos y Sistemas de Información Geográfica (SIG).

Esto les permitió mapear con precisión, por primera vez, la extensión completa del Arco Mongol así como características internas como su orientación y cambios en su ancho.

Luego, en julio de 2022, llevaron a cabo un relevamiento de campo para analizar la organización espacial de la muralla y las 34 estructuras asociadas, como castillos de tierra, a lo largo de su recorrido. Midieron y registraron cada rasgo para su posterior análisis espacial.

Algunos de los hallazgos más llamativos fueron los grandes vacíos que presenta la línea de la muralla en ciertos tramos. Estos espacios, de hasta 1 kilómetro de ancho, no parecen ser producto de factores naturales, sino que la muralla nunca se construyó en esos lugares.

Otra novedad surgida al comparar el Arco Mongol con otra sección de la muralla más al norte es que las estructuras se encuentran más próximas entre sí, típicamente cada 8 km, en lugar de los 20-30 km de separación en la otra zona.

Al analizar registros históricos como las historias oficiales de las dinastías Liao y Jin, los científicos creen que esta sección del sistema fue construida apresuradamente hacia el año 1200 d.C. para defenderse de las inminentes invasiones mongoles. Esto podría explicar la presencia de los amplios vacíos.

No obstante, otros análisis basados en la visibilidad entre estructuras parecen descartar que su función principal haya sido militar. Mediante un modelo digital del terreno generado a partir de imágenes satelitales, los investigadores descubrieron que muchas estructuras tenían escasa visión entre sí, especialmente en la zona sur donde se ubicaban al otro lado de una cordillera.

Esta evidencia, sumada a que no se posicionaron en los puntos más elevados del terreno, sugiere que su objetivo no era propiamente defensivo sino controlar el tránsito de personas y ganado, así como realizar tareas administrativas como el cobro de impuestos.

En el futuro, se llevarán a cabo excavaciones en dos estructuras representativas para datarlas con mayor precisión mediante técnicas como el carbono 14 y analizar materiales como huesos y cerámicas. También utilizarán fotografía multiespectral de alta resolución para explorar en detalle los misteriosos vacíos de la muralla.

Este novedoso estudio aporta nuevos datos sobre una porción poco conocida de la compleja historia de Mongolia. Además, demuestra las valiosas aportaciones que surgen al combinar arqueología de campo con sofisticadas herramientas digitales. Los hallazgos plantean preguntas que seguramente motivarán nuevas investigaciones.


Fuentes

Ying Tung Fung, Angaragdulguun Gantumur, Ido Wachtel, Amartuvshin Chunag, Zhidong Zhang, Or Fenigstein, Dan Golan & Gideon Shelach-Lavi (2023) Unraveling the Mongolian Arc: a Field Survey and Spatial Investigation of a Previously Unexplored Wall System in Eastern Mongolia, Journal of Field Archaeology, DOI: 10.1080/00934690.2023.2295198


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