Las investigaciones sobre comunidades de chimpancés vecinos en los bosques de África Occidental sugieren que nuestros parientes evolutivos más cercanos utilizan con regularidad una táctica bélica que no se había visto antes más allá de los humanos.
Un nuevo estudio sugiere que los chimpancés utilizan terrenos elevados para realizar reconocimientos de grupos rivales, a menudo antes de hacer incursiones en territorio enemigo en momentos en que el riesgo de enfrentamiento es reducido.
El uso táctico de terrenos elevados en situaciones de guerra se consideraba exclusivo de los humanos… hasta ahora. Por primera vez, se ha observado una de las estrategias militares más antiguas en nuestros parientes evolutivos más cercanos.
Los investigadores realizaron un estudio de tres años de dos grupos vecinos de chimpancés en los bosques de Costa de Marfil, en África Occidental, siguiendo a los primates mientras recorrían sus respectivos territorios, incluida una zona fronteriza solapada donde ocasionalmente se producían escaramuzas.
El equipo descubrió que los chimpancés tenían más del doble de probabilidades de subir colinas cuando se dirigían a esta frontera disputada que cuando viajaban al corazón de su propio territorio.
Según los investigadores, cuando los chimpancés se encontraban en lo alto de colinas fronterizas, era más probable que se abstuvieran de comer o buscar comida ruidosamente y pasaran el tiempo descansando en silencio, lo que les permitía oír sonidos lejanos de grupos rivales.
Cuanto más alejada estaba la ubicación de los chimpancés hostiles, mayor era la probabilidad de un avance hacia territorio peligroso al descender de la colina. Esto sugiere que los chimpancés de zonas altas calibran la distancia de los rivales y actúan en consecuencia para realizar incursiones evitando costosas peleas.
Otras especies de mamíferos, como las suricatas, utilizan las alturas para vigilar a los depredadores o llamar a sus parejas. Sin embargo, los investigadores afirman que ésta es la primera prueba de que un animal distinto del ser humano hace un uso estratégico de la elevación para evaluar los riesgos de un «conflicto intergrupal».
La guerra táctica se considera un motor de la evolución humana, afirma Sylvain Lemoine, antropólogo biológico del Departamento de Arqueología de la Universidad de Cambridge y autor principal del estudio publicado en la revista PLOS Biology.
Este comportamiento de los chimpancés requiere complejas capacidades cognitivas que ayudan a defender o ampliar sus territorios, y se vería favorecido por la selección natural.
Explotar el paisaje para el control territorial está profundamente arraigado en nuestra historia evolutiva. En este uso de la estrategia bélica por parte de los chimpancés quizá estemos viendo vestigios de la protoguerra a pequeña escala que probablemente existió en poblaciones prehistóricas de cazadores-recolectores.
El estudio se realizó en el Proyecto Chimpancé Taï, donde Lemoine trabajó durante su doctorado. El autor principal del estudio, el Dr. Roman Wittig, del CNRS francés, dirige actualmente el proyecto.
Equipos de investigadores pasan entre 8 y 12 horas al día siguiendo a cuatro grupos habituados a la presencia humana. Es uno de los pocos lugares donde se recogen datos simultáneamente sobre varias comunidades de chimpancés salvajes.
Los investigadores del proyecto disponen de rastreadores GPS, gracias a los cuales los autores del estudio pudieron reproducir mapas de dos territorios de chimpancés limítrofes, incluidos datos de elevación. Éstos se cotejaron con antiguos mapas coloniales franceses para confirmar la topografía.
Cada grupo estaba formado por 30-40 chimpancés adultos a la vez. El estudio utilizó más de 21.000 horas de registros de rastreo de un total de 58 animales registrados entre 2013 y 2016.
Para establecer y proteger su territorio, los chimpancés realizan recorridos regulares por la periferia que forman una especie de patrulla fronteriza, explica Lemoine. Las patrullas suelen realizarse en subgrupos que permanecen cerca y limitan el ruido. Como observador, tienes la sensación de que han empezado a patrullar. Se mueven y se detienen al mismo tiempo, un poco como en una cacería, explica.
El tipo de colinas cercanas a la frontera utilizadas para el reconocimiento se conocen como «inselbergs»: afloramientos rocosos aislados que rompen el dosel del bosque. Los chimpancés regresaron repetidamente a algunos de estos inselbergs, donde pasaron el tiempo en la cima en un estado más apagado.
No se trata tanto de miradores como de puntos de escucha, explica Lemoine. Los chimpancés tamborilean sobre los troncos de los árboles y emiten vocalizaciones excitantes llamadas «pant-hoots» para comunicarse con los miembros del grupo o afirmar su territorio. Estos sonidos pueden oírse a más de un kilómetro de distancia, incluso en bosques densos.
Puede ser que los chimpancés suban a las cimas de las colinas cercanas al límite de su territorio cuando aún no han oído señales de grupos rivales. Descansar tranquilamente en una formación rocosa elevada es una condición ideal para la detección auditiva de adversarios lejanos.
Los investigadores analizaron los movimientos tácticos en la media hora posterior a una parada de más de cinco minutos en una colina cercana a la frontera, y los compararon con los movimientos tras paradas en zonas fronterizas bajas.
Tras un reconocimiento en lo alto de una colina, la probabilidad de avanzar hacia territorio enemigo aumentaba del 40% cuando los rivales estaban a 500 metros, al 50% cuando los rivales estaban a 1.000 metros, y al 60% cuando los rivales estaban a 3.000 metros.
Los chimpancés suelen ampliar su territorio invadiendo y patrullando en el de sus vecinos. La recogida de información en las colinas les ayudará a hacerlo reduciendo el riesgo de encontrarse con enemigos, explica Lemoine. La zona fronteriza entre los dos grupos estaba en un estado de flujo.
Más territorio puede aumentar la provisión de alimentos y las posibilidades de apareamiento, afirma Lemoine. Sus trabajos anteriores sugieren que los grupos de chimpancés más grandes viven en territorios más extensos con menor presión de los rivales, lo que a su vez aumenta las tasas de natalidad dentro de las comunidades.
Las últimas investigaciones sugieren que los chimpancés utilizan el reconocimiento de las colinas para evitar enfrentamientos, y la violencia es relativamente rara, afirma Lemoine. Pero sí se producen peleas, e incluso secuestros y asesinatos, entre miembros de grupos rivales.
Ocasionalmente, partidas de incursión de dos o tres machos se adentran en territorio enemigo, lo que puede dar lugar a peleas. Los enfrentamientos entre chimpancés rivales son extremadamente ruidosos. Los animales entran en un frenesí intimidatorio, gritando, defecando y agarrándose los genitales.
Fuentes
University of Cambridge | Lemoine SRT, Samuni L, Crockford C, Wittig RM (2023) Chimpanzees make tactical use of high elevation in territorial contexts. PLoS Biol 21(11): e3002350. doi.org/10.1371/journal.pbio.3002350
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