En septiembre de 1934 un campesino realizaba labores agrícolas en sus terrenos del municipio de Capestrano, en la región italiana de los Abruzos, cuando sus aperos toparon con fragmentos de piedra que pronto revelarían ser parte de una gran escultura. Tras dar aviso a las autoridades, se iniciaron unas excavaciones arqueológicas que sacarían a la luz una de las obras cumbre de la escultura de la Antigüedad prerromana en Italia.

El lugar donde se halló resultó ser una vasta necrópolis funeraria correspondiente al pueblo itálico de los vestinos cismontanos, uno de los pueblos picenos más importantes de la región central de los Abruzos antes de la romanización.

Inmediatamente fue trasladada al Museo Nacional de Roma para su estudio y examinada por el eminente arqueólogo Giuseppe Moretti, que al instante la consideró una de las piezas más significativas de la Italia etrusca y prerromana.

Datada en torno al año 550 a.C., a comienzos de la Edad del Hierro en el territorio, la extraña escultura representa a un guerrero de pie, en postura marcial y con las caderas exageradamente anchas (lo que llevó a algunos investigadores a sugerir que podía representar a una mujer). Tiene unos 2,5 metros de altura, y está tallada en piedra caliza blanca local, delimitada y sostenida por dos pilares con lanzas grabadas, uno de los cuales lleva una inscripción.

El guerrero va armado, calzado con sandalias y vistiendo una mitra etrusca. Lleva un cardiophylax, un pectoral protector formado por dos discos idénticos sujetos al pecho con correas. Un arnés rodea su torso sosteniendo una espada con antenas y un puñal. La mano derecha sostiene una pequeña hacha, mientras que el cuello y los brazos están adornados con collares y brazaletes. En la cabeza lleva un casco de ala ancha (que más bien parece su escudo) que originalmente tenía una cresta de la que solo quedan vestigios.

Algunos expertos creen que el rostro de la figura está oculto tras una especie de mascarilla ritual, lo que haría de la estatua una obra de carácter funerario.

Se la bautizó como el Guerrero de Capestrano, ya que se cree que representa a un guerrero del pueblo de los vestinos cismontanos, cuya capital se localizaba en Aufinum a solo 20 kilómetros del lugar del hallazgo.

Los vestinos ocupaban un extenso territorio al sur del macizo del Gran Sasso, entre los actuales Abruzos y el Lacio. Su presencia está atestiguada en la zona desde la Edad del Bronce, llegando a dominar gran parte de los Abruzos centrales.

El estilo de la escultura guarda notables similitudes con otras obras de la Edad del Hierro, como el Guerrero de Hirschlanden celta o las esculturas nurágicas sardas de los gigantes de Mont-Prama, denotando intensos intercambios culturales en la Italia central y meridional de la época. Es más, la escultura es simultáneamente de estilo etrusco, itálico, céltico y grecoarcaico, aunque tiene sus propias características específicas.

La inscripción dedicatoria que hay sobre el pilar derecho está en idioma piceno meridional, y es uno de los primeros textos escritos en esta lengua. Tiene una longitud de 98 centímetros, sin espacios entre las letras, con 33 caracteres que se leen de derecha a izquierda y de abajo a arriba:

ma kuprí koram Aninis raki Nevíi Pomp(uleo)íi (Aninis hizo esta estatua del rey Nevius Pompuledius)

Tras décadas de análisis lingüístico, la inscripción se ha descifrado en 2010 como una dedicatoria del escultor al personaje representado, identificándolo como el poderoso rey vestino Nevio Pompuledio (Nevius Pompuledius) o, lo que es lo mismo, el legendario Numa Pompilio, segundo monarca de Roma tras Rómulo, que reinó entre 753 y 674 a.C.

Nevio habría sido gobernador o monarca del oppidum de Aufinum, y por lo tanto, la obra rendía tributo a una figura de capital importancia política e histórica para los vestinos y los romanos. Su creación se inscribe en el marco histórico del último periodo de la monarquía romana y la integración de los vestinos en la ciudadanía romana.

Los vestinos adoptaron lentamente la lengua latina aunque conservaron su identidad local hasta ser asimilados totalmente por Roma en torno al siglo I a.C. Su huella solo perduraría en la toponimia y cultura abruzcesa, y en un puñado de inscripciones.

Otros hallazgos en la necrópolis aportan información adicional. En la fosa próxima a la del guerrero se encontró un torso femenino labrado en piedra, quizás representando a la esposa del difunto. También se recuperaron diversos objetos de bronce y cerámica etrusca e itálica.

Por otra parte, las prospecciones arqueológicas realizadas en la zona en las posteriores décadas han sacado a la luz cerca de un centenar de nuevas tumbas correspondientes a la necrópolis vestina, de forma aproximadamente rectangular.

La tumba monumental, probablemente perteneciente a Nevio, que contenía la escultura del guerrero se hallaba delimitada por grandes losas de piedra y ligeramente alejada del resto del área funeraria, lo que sugiere que cumplía una función de marcador del complejo sepulcral, acorde con el estatus privilegiado de su ocupante.

Actualmente la estatua del Guerrero de Capestrano se conserva en el Museo Arqueológico Nacional de los Abruzos en la localidad de Chieti, tras una compleja historia de estudios e interpretaciones.


Fuentes

Joe Basile, The Capestrano Warrior and Related Monuments of the Seventh to Fifth Centuries B.C. (Revue des archéologues et historiens d’art de Louvain) | Giuseppe Moretti, Il guerriero îtalico de Capestrano (Revue belge de philologie et d’histoire, tome 16, fasc. 1-2, 1937. pp. 338-339) | Adriano La Regina, Il guerriero di Capestrano e le iscrizioni paleosabelliche (en «Pinna Vestinorum e il popolo dei Vestini», L’Erma di Bretschneider: Roma 2011, 230-273) | Wikipedia


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