Ph’nglui mglw’nafh Cthulhu R’lyeh wgah’nagl fhtagn («En su morada de R’lyeh, Cthulhu, muerto, aguarda soñando»).

H. P. Lovecraft (La llamada de Cthulhu)

Esta impronunciable frase es familiar para todos los lectores de Howard Phillips Lovecraft. Hace referencia a una de esas entitades cósmicas supratemporales que protagonizan sus relatos fantásticos, un primigenio o primordial que lleva eones aletargado en el fondo del mar esperando a que sus acólitos lo despierten.

Concretamente en R’lyeh, una ciudad sumergida y de arquitectura imposible que el escritor estadounidense situaba al sur del Pacífico, cerca del llamado polo de inaccesibilidad (o sea, el punto del océano más alejado de cualquier masa terrestre).

Por supuesto, R’yleh no existe; es un lugar ficticio nacido de la fértil imaginación lovecraftiana hace ya casi un siglo (La llamada de Cthulhu se publicó por primera vez en la revista Weird Tales en 1928), pero para ubicarlo Lovecraft dio unas coordenadas geográficas bastante exactas -que luego cambiaron un poco otros seguidores de su círculo-, a saber, 126º y 34′ de longitud por 47º y 9′ de latitud. Y resultan ser bastante coincidentes con el origen de unas extrañas ondas de sonido de baja frecuencia detectadas en 1997 y no identificadas.

Bautizadas con el nombre de The Bloop, fueron recogidas por el SOSUS (Sound Surveillance System, es decir, Sistema de Vigilancia Sónica) un sistema de hidrófonos (un hidrófono es un dispositivo submarino que convierte el sonido en electricidad, igual que hace un micrófono en el aire) que se extiende por el océano Pacífico con la misión de monitorear la sismicidad bajo el mar, el ruido del hielo y la población y migración de mamíferos marinos. Ese sistema es una versión científica civil del que empleaba la Armada de EEUU para detectar y seguir a los submarinos soviéticos.

En este caso, dependía del PMEL (Pacific Marine Environmental Laboratory), «Laboratorio Ambiental Marino del Pacífico» perteneciente a la NOAA (National Oceanic and Atmospheric Administration u «Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica»), que es una agencia científica del Departamento de Comercio de EEUU dedicada a auscultar mares y atmósfera con el objetivo de emitir advertencias sobre condiciones meteorológicas peligrosas, preparar cartas marinas y celestes, servir de guía sobre uso y protección de los recursos oceánicos y costeros, y conducir estudios para mejorar el entendimiento y la administración ambiental.

Pues bien, como decíamos, corría el 19 de mayo de 1997 cuando, durante una operación de mantenimiento de los hidrófonos, se detectó un potente y raro sonido a unos cinco mil kilómetros de la parte sur de la costa de Chile.

Posibles localizaciones de The Bloop/Imagen: Nojhan en Wikimedia Commons

Duró aproximadamente siete minutos, tiempo en el que fue descendiendo su frecuencia a un rango casi sub-sónico (a partir de 40 Hz hacia abajo), aunque manteniendo volumen suficiente como para que lo detectaran tres sensores submarinos ubicados en las latitudes 95W, 8S, y 8N, distantes entre sí en miles de kilómetros.

Las coordenadas para el origen de The Bloop se localizaron en un punto indeterminado incluido dentro de un área situada a 50º Sur-100º Oeste, en el extremo meridional de Sudamérica. Fue un sonido lo bastante intenso como para que los científicos le dedicaran una consideración especial y hasta le pusieran nombre, pero nunca más volvieron a oirlo. Y entonces, cinco años después, llegó el momento de intentar una identificación cosa que resultó difícil porque ninguna de las hipótesis iniciales resultaba satisfactoria. Los submarinos y otros objetos creados por la mano del Hombre fueron descartados desde el principio.

Por sus características, se pensó en un origen animal, debido a las variaciones de frecuencia. La primera propuesta fue un calamar gigante, pero de una especie desconocida porque no se sabe de ningún cefalópodo que emita sonidos; finalmente, ante la imposibilidad de demostrarlo, quedó descartada. Se pasó entonces al canto de algún tipo de cetáceo mayor que la ballena azul; sin embargo, resulta improbable la existencia de un balénido nuevo, ya que al tratarse de mamíferos necesitan salir a la superficie cada cierto tiempo para respirar y todas las especies están ya avistadas, por lo que esa opción también se desechó.

Espectograma de The Bloop/Imagen: dominio público en Wikimedia Commons

Así pues, ¿qué es lo que podría haber causado The Bloop? La causa faunística perdió adeptos debido a la intensidad del sonido, registrado por los sensores a distancias tan lejanas que el animal debería tener un tamaño descomunal. Eso y las coordenadas geográficas provocaron las bromas sobre Cthulhu despertando o bostezando en su ciudad sumergida de R’lyeh, ya que, si bien su autor nunca lo describió con detalle, el primigenio lovecraftiano suele representarse como una entidad colosal, una mezcla de pulpo y dragón con forma vagamente antropoide, más alto que cualquier edificio.

Ahora bien, literatura y ciencia son cosas distintas; y, diversión aparte, The Bloop siguió siendo un misterio durante algunos años, hasta que en 2012 el NOAA Vents Program estableció que su espectograma guardaba una gran similitud con el que provocaría un gran criosismo, es decir, un terremoto de hielo. Llamado también hielomoto, consiste en un acontecimiento sísmico que puede ser causado por un repentino agrietamiento en la tierra congelada o roca saturada bien por agua, bien por hielo.

Cuando el agua se escurre dentro de la tierra, ésta puede congelarse eventualmente y expandirse bajo temperaturas más frías, generando en su entorno una tensión que se descarga explosivamente en forma de temblor. También puede haber un motor alternativo, los movimientos glaciares repentinos causados por una capa de agua subyacente que, por presión hidráulica, actúa como lubricante favoreciendo el movimiento del glaciar. Los criosimos suelen ser breves y fuertes, pudiendo detectarse a miles de kilómetros.

Esquema del proceso de ice calving en un glaciar/Imagen: The Potsdam Parallel Ice Sheet Model (PISM-PIK) – Part 1: Model description. In: The Cryosphere en Wikimedia Commons

A principios de 2008, poco después de que los hidrófonos detectaran a The Bloop, un iceberg al que se había puesto el nombre de A53a se desintegró cerca de las islas Georgias del Sur, en el Atlántico meridional, casi a la entrada del Paso de Drake, siendo el rango de su espectograma muy parecido a The Bloop. De hecho, en la región marina antártica comprendida entre el Estrecho de Brainsfield y el Mar de Ross son frecuentes las señales sónica de criosismos por icebergs.

También abundan las emisiones acústicas derivadas del ice calving, término inglés usado para designar el súbito proceso de rotura de grandes masas de hielo (glaciares, icebergs), cuando una capa quebrada se desliza sobre la principal hacia el mar igual que pasa con una falla bajo tierra; lo vemos a menudo en los vídeos turísticos del Perito Moreno. Dichas emisiones se propagan en forma de ondas S, también conocidas como de cizalla, de corte o elásticas, y suenan de forma similar a las burbujas en un fluido.

En suma, hoy existe consenso científico en considerar que el responsable de The Bloop es el hielo, no un animal de especie ignota que haría las delicias de los criptozoólogos. Tampoco es cosa del Gran Cthulhu, que continúa en letargo, aguardando el momento en que sus fieles abran el Necronomicón y lean los pasajes que han de despertarlo para devolverle el dominio del mundo.


Fuentes

NOAA, What is The Bloop? | PMEL. Acoustics Program, Icequakes (Bloop) | H.P. Lovecraft, La llamada de Cthulhu | Wikipedia


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