Los trabajos de excavación arqueológica en el yacimiento neolítico de La Draga de Banyoles (Girona) han permitido documentar elementos estructurales de construcciones de madera en muy buen estado de conservación.

El objetivo es completar el conocimiento que, poco a poco, se va generando sobre las comunidades campesinas que se establecieron en el Estany de Banyoles a inicios del Neolítico, hace unos 7.200 años, su modo de vida y organización.

El proyecto se lleva a cabo en colaboración entre varias instituciones y cuenta con la participación de investigadores del Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social (IPHES-CERCA).

foto IPHES

Los trabajos se han focalizado en la zona más septentrional del yacimiento, que tiene mejores condiciones de conservación de la materia orgánica. En este sector han aparecido las evidencias arquitectónicas más claras de las cabañas de madera y un mayor número de herramientas y útiles elaborados con madera y fibras vegetales.

Se ha abierto una superficie de doce metros cuadrados que, además de permitir seguir investigando sobre las estructuras de hábitat, permitirá monitorizar el estado de conservación de los restos en madera, que presentan 7.200 años de antigüedad.

Los directores de la excavación han explicado que se han documentado grandes tablones de madera que ocupan casi toda la superficie excavada. Esto permitirá realizar interpretaciones muy precisas sobre la forma de estas cabañas, las técnicas constructivas y el momento de su construcción.

foto IPHES

Las tareas de monitorización se enmarcan en un proyecto europeo que evalúa los efectos del cambio climático en yacimientos lacustres del sur de Europa. El objetivo es establecer políticas de conservación de este patrimonio y afrontar retos climáticos futuros.

Paralelamente, se han hecho prospecciones arqueológicas y paleoecológicas en la orilla occidental del lago para obtener nuevos datos que permitan reconstruir el entorno prehistórico y contextualizar hallazgos anteriores de hace unos 5.000 años.

La campaña está financiada por varias instituciones catalanas y españolas, además de fondos europeos. Los resultados contribuirán a aumentar el conocimiento sobre las primeras comunidades neolíticas asentadas en la zona hace más de 7.000 años.



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