El desarrollo de las primeras ciudades en Mesopotamia y Oriente Próximo provocó un aumento sustancial de la violencia entre sus habitantes. Posteriormente, las leyes, la administración centralizada, el comercio y la cultura hicieron que la proporción de muertes violentas volviera a descender en la Edad del Bronce temprana y media (3300 a 1500 a.C.).
Esta es la conclusión de un equipo internacional de investigadores de las Universidades de Tubinga, Barcelona y Varsovia. Sus resultados se publicaron en Nature Human Behaviour.
Los investigadores examinaron 3.539 esqueletos de la región que hoy abarca Irán, Irak, Jordania, Siria, Líbano, Israel y Turquía en busca de traumatismos óseos que sólo pudieron producirse mediante la violencia. Esto les permitió trazar una imagen matizada del desarrollo de la violencia interpersonal en el periodo comprendido entre el 12000 y el 400 a.C. Este periodo se caracterizó por cambios tan fundamentales en la historia de la humanidad como el desarrollo de la agricultura, dejando atrás el estilo de vida nómada, y la construcción de las primeras ciudades y estados.

El índice de violencia interpersonal -es decir, de asesinatos- alcanzó su punto máximo en el periodo comprendido entre los años 4500 y los 3300 a.C. y volvió a descender en el transcurso de los 2.000 años siguientes, explica Joerg Baten, de la Cátedra de Historia Económica de la Universidad de Tubinga y director del proyecto del estudio.
Con la crisis climática, la creciente desigualdad y el colapso de importantes estados en la Edad del Bronce tardía y la Edad del Hierro temprana (1500 – 400 a.C.), la violencia volvió a aumentar. La proporción de muertes violentas, identificables por traumatismos craneales y heridas de armas (por ejemplo, puntas de flecha en los esqueletos), es una referencia habitual para evaluar la violencia interpersonal.
Hasta ahora, la investigación al respecto se ha dividido en dos bandos. Uno, personificado por el psicólogo estadounidense Steven Pinker, afirma que se ha producido una reducción constante del uso de la violencia a lo largo de los milenios, desde la era de las sociedades de cazadores-recolectores hasta la actualidad. La otra considera el desarrollo de las ciudades y de un poder central como la condición previa para las guerras y el uso masivo de la violencia, que ha continuado desde entonces. El estudio elaborado por las Universidades de Tubinga, Barcelona y Varsovia ofrece ahora una imagen más matizada.

Los investigadores atribuyen el aumento de la violencia en los milenios V y IV a.C. a la aglomeración de seres humanos en las primeras ciudades, aún poco organizadas. El índice de violencia sólo se redujo significativamente cuando se desarrollaron sistemas legales, un ejército controlado centralmente e instituciones religiosas (por ejemplo, festivales religiosos).
El comercio también aumentó en la región oriental del Mediterráneo y Mesopotamia en la Edad del Bronce temprana y tardía, como demuestran las tablillas de arcilla con escritura cuneiforme, que se utilizaban como albaranes y facturas. La mayor seguridad de este periodo fue posible en un principio incluso a pesar de la disminución de los rendimientos agrícolas y la creciente desigualdad de ingresos en la Edad del Bronce Medio, afirma Giacomo Benati, de la Universidad de Barcelona y coautor del estudio.
Otro punto de inflexión fue el colapso de muchas civilizaciones avanzadas en la Edad del Bronce Tardío. En esta etapa, alrededor del 1200 a.C., también se produjo una catástrofe climática que duró 300 años, asociada a movimientos migratorios. Esto provocó de nuevo un aumento de la proporción de muertes violentas.
FUENTES
Baten, J., Benati, G. & Sołtysiak, A. Violence trends in the ancient Middle East between 12,000 and 400 BCE. Nat Hum Behav (2023). doi.org/10.1038/s41562-023-01700-y
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