En la confluencia del río Kokcha y el Amu Darya, en el norte de Afganistán en la provincia de Takhar, se encuentran las ruinas de Ai-Janum (que significa “Princesa Luna”). Este antiguo asentamiento fue ocupado por una importante ciudad helenística desde finales del siglo IV a.C. hasta mediados del siglo II a.C., cuyo nombre original se desconoce (algunos investigadores proponen Estobara, siguiendo la Geografía de Ptolomeo).

Su acrópolis dominaba un amplio espacio delimitado por las orillas de los dos ríos, rodeado de tierras de cultivo y protegido por poderosos y altos acantilados, además de extensas fortificaciones de hasta 10 metros de altura y 6 metros de grosor con grandes torres y un amplio foso.

El sitio fue identificado por primera vez por Jules Barthoux en 1925, quien reconoció la existencia de asentamientos antiguos. En 1961 el rey de Afganistán, Mohammed Zahir Shah, observó las ruinas durante una expedición de caza y lo comunicó a la Delegación Arqueológica Francesa en Afganistán (DAFA), que llevaba excavando yacimientos en el país desde 1923.

Extensión del Reino Greco-Bactriano, con la situación de Ai-Janum | foto Rowanwindwhistler en Wikimedia Commons Crédito: Rowanwindwhistler / Wikimedia Commons

Las excavaciones comenzaron en 1963 bajo la dirección de Daniel Schlumberger, quien determinó que probablemente se trataba de un sitio griego. Posteriormente se encargó de los trabajos Paul Bernard, hasta que la invasión soviética de 1979 supuso la interrupción de la exploración de lo que hoy se considera el yacimiento más representativo de la presencia griega en Afganistán.

Durante la guerra el yacimiento fue saqueado y muchos objetos se vendieron en el mercado de antigüedades a coleccionistas privados. Las murallas se utilizaron como cantera de materiales de construcción, mientras que muchos capiteles y otros elementos decorativos de piedra caliza acabaron en hornos de cal. Una batería de cañones se instaló en lo alto de la acrópolis.

Desde su creación en 1922 la Delegación Arqueológica Francesa en Afganistán (DAFA) había tratado de encontrar evidencias materiales de la presencia de Alejandro Magno y sus sucesores en este país. Por ello inicialmente se pensó que se trataba de la ciudad de Alejandría Oxiana, fundada por el rey macedonio.

Excavaciones de Ai-Janum en 1978 | foto Délégation archéologique française en Afghanistan

Sin embargo, el programa urbanístico y arquitectónico desenterrado se puede datar a finales del siglo IV a.C., por lo que no se trata de una fundación atribuible a Alejandro Magno, sino más probablemente a su general Seleuco I Nicátor, fundador del Imperio Seléucida. Se considera que la ciudad fue abandonada a mediados del siglo II a.C. y no volvió a ser ocupada de forma significativa, lo que explica su buen estado de conservación.

La ciudad estaba protegida por una poderosa muralla y la orilla del Amu Darya, dividida en una parte baja y una acrópolis elevada. En la parte baja se encontraba el complejo palaciego, de grandes dimensiones, con un patio monumental de 27.000 metros cuadrados rodeado de 118 columnas corintias de entre 5,5 y 10 metros de altura. El palacio tenía diferentes zonas como áreas administrativas, residenciales y el tesoro, con objetos suntuosos y saqueados de las campañas de la India.

En la zona residencial se han excavado grandes viviendas aristocráticas, con amplios patios y zonas de baños decorados con mosaicos. En los edificios religiosos destaca el templo principal, con nichos escalonados en las paredes y elementos arquitectónicos de influencia persa y aqueménida. También se encontraron un arsenal, un gimnasio y un teatro con capacidad para 6.000 espectadores.

Aunque no controlaba ninguna ruta comercial importante, la situación de la ciudad era estratégica pues las minas del alto Kokcha, en Badakshan, eran las únicas fuentes de lapislázuli del mundo, además de producir cobre, hierro, plomo y rubíes.

Los hallazgos numismáticos evidencian la larga ocupación de la ciudad y su papel económico, con monedas de diferentes gobernantes griegos. Perdió importancia con la secesión de Diodoto I hacia el año 250 a.C., que se separó del imperio seléucida para crear el Reino Grecobactriano, pero volvió a crecer con Eutidemo I y su sucesor Demetrio I, que impusieron su control sobre el subcontinente indio noroccidental.

Muchas de las ruinas actuales datan de la época de Eucrátides I, quien remodeló la ciudad y probablemente la rebautizó como Eucratideia. Poco después de su asesinato, hacia el año 145 a.C., el Reino Grecobactriano se derrumbó y la ciudad fue capturada por invasores saka. Algunas partes siguieron ocupadas esporádicamente, se cree que por los nómadas que la habían asaltado.

Ruinas de Ai-Janum en 2014 | foto dominio público en Wikimedia Commons

Un lingote de plata grabado con letras rúnicas que se encontró enterrado en la sala del tesoro, apoya esta hipótesis, así como la aparición de tumbas con ajuares típicos de los saka en la acrópolis y el gimnasio.

Se desconoce cuando abandonaron la ciudad sus últimos ocupantes, aunque los últimos indicios apuntan al siglo II d.C. Para esa época ya se habían acumulado más de dos metros y medio de tierra sobre el palacio.

Uno de los monumentos más singulares de la ciudad es un pequeño heroon que apareció al norte del palacio en la ciudad baja. Se trata de un santuario construido sobre una plataforma de tres peldaños, con dos columnas en la entrada. Bajo la plataforma aparecieron cuatro ataúdes, dos de madera y dos de piedra.

Inscripción del heroon de Cineas en Ai-Janum con las máximas deificas / foto dominio público en Wikimedia Commons

Dado que el santuario es anterior a cualquier otra estructura de la ciudad baja, los arqueólogos creen que la persona en honor de la cual se construyó era el fundador de la ciudad o uno de sus primeros ciudadanos más notables. El más antiguo de los ataúdes estaba unido al templo superior por una abertura y un conducto por el que se podían verter las ofrendas. Probablemente contenía los restos de ese eminente ciudadano, mientras que los demás estaban reservados para los miembros de su familia.

El caso es que sabemos su nombre por una inscripción: se llamaba Cineas y era el epístata (gobernador) de los primeros pobladores de la ciudad, o el oikistés (fundador) de la misma.

En su heroon apareció también la base de una estela en la que están grabadas las últimas cinco líneas de las 147 máximas del Oráculo de Delfos (que debieron cubrir el resto perdido de la estela). Según la inscripción los preceptos fueron grabados por un hombre llamado Clearco que los había copiado en Delfos, y que quizá era Clearco de Solos, discípulo de Aristóteles.

ἀνδρῶν τοι σοφὰ ταῦτα παλαιοτέρων ἀνάκει(τα)ι / ῥήματα ἀριγνώτων Πυθοὶ ἐν ἠγαθέαι / ἔνθεν ταῦτ(α) Κλέαρχος ἐπιφραδέως ἀναγράψας / εἵσατο τηλαυγῆ Κινέου ἐν τεμένει. / παῖς ὢν κόσμιος γίνου / ἡβῶν ἐγκρατής / μέσος δίκαιος / πρεσβύτης εὔβουλος / τελευτῶν ἄλυπος (Estos sabios dichos de hombres de antaño / Las palabras de hombres famosos, están consagradas / En la santa Delfos, donde Clearco las copió cuidadosamente / Para colocarlas, brillando desde lejos, en el santuario de Cineas. / De niño, pórtate bien / De joven, ten autocontrol / En la madurez, sé justo / Como anciano, sé buen consejero / Y cuando llegues al final, no te aflijas.)

Esta inscripción, que data de hacia 300-250 a.C., es la más antigua en la que aparecen las máximas délficas, ya que en Delfos no queda ni rastro de ellas.

Monedas de Agatocles con deidades rigvédicas | foto Classical Numismatic Group;Coin ID 57554 en Wikimedia Commons

El prestigioso historiador del arte John Boardman cree que Ai-Janum pudo ser uno de los conductos por los que el arte griego influyó en el de la India antigua. Entre las numerosas monedas encontradas en el yacimiento hay dracmas indios de plata acuñados por Agatocles, el quinto rey del Reino Grecobactriano, que llevan las primeras representaciones conocidas de deidades hindúes.


FUENTES

Bernard, P. (1982). An Ancient Greek City in Central Asia. Scientific American, 246(1), 148–159. jstor.org/stable/24966505

Getzel M. Cohen, The Hellenistic Settlements in the East from Armenia and Mesopotamia to Bactria and India

Livius, Ai Khanum

Rachel Mairs, The Hellenistic Far East: Archaeology, Language, and Identity in Greek Central Asia

Wikipedia, Alejandría de Oxiana


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