En el siglo VI a.C., Oriente Próximo estaba dominado por tres poderosos reinos: el Imperio Medo de Astiages, el Imperio Neobabilónico de Nabucodonosor II y el Reino Lidio de Creso. Estos tres grandes reyes estaban emparentados por matrimonio: Astiages se había casado con Arienis, hermana de Creso, mientras que Nabucodonosor II se había casado con Amitis, hija de Astiages, lo que los convertía en cuñados.
Su alianza les hacía parecer imparables ante cualquier amenaza. Sin embargo, su poder pronto se vería eclipsado por el ascenso de Ciro el Grande, fundador del poderoso Imperio Persa Aqueménida.
Astiages fue el último rey de los medos. Su dominio se extendió a la mayor parte de lo que hoy es Irán, Irak, Armenia, partes de Turquía y Siria. El Imperio Medo prosperó bajo su mandato, y la capital, Ecbatana, se convirtió en un centro de comercio y cultura.
Según la leyenda Astiages era propenso a tener sueños perturbadores y designaba magos para interpretarlos. Cuando tuvo un sueño que indicaba que su nieto Ciro le derrocaría, ordenó a su general Harpago que lo matara. Pero Harpago lo entregó en secreto a un pastor llamado Mitradates que lo crió como si fuera su hijo.
Sea cierto no, el caso es que en el año 550 a.C. Ciro lideró la revuelta de las tribus persas contra Astiages. Tras varias batallas derrotó decisivamente a los ejércitos medos en la batalla de Pasargada y Astiages fue capturado, finalizando así el Imperio Medo.
De este modo, pues, Astiages, habiendo reinado treinta y cinco años, fue depuesto del trono; por cuya dureza y crueldad los medos cayeron bajo el dominio de los persas, después de haber tenido el imperio del Asia superior más allá del río Halis por espacio de ciento veintiocho años, exceptuado el tiempo en que mandaron los escitas. Así que los persas en el reinado de Astiages, teniendo a su frente a Ciro, sacudieron el yugo de los medos y empezaron a mandar en el Asia. Ciro desde entonces mantuvo cerca de sí a Astiages todo el tiempo que le quedó de vida, sin tomar de él ninguna otra venganza
Heródoto, Historia I.130
Tres años después, en 547 a.C., Ciro sitió la capital lidia de Sardes, poniendo fin al reinado de Creso y al estatus de Lidia como potencia regional. El asedio, que duró 14 días, marcó un momento crucial en la historia del Próximo Oriente.
Creso, el fabulosamente rico rey de Lidia, había provocado el conflicto con Persia el año anterior al invadir el territorio de Ciro. Alentado por vagas profecías y un historial de éxitos militares, quiso vengar la caída de su cuñado Astiages, pero calculó mal la creciente fuerza de Ciro.
Los dos ejércitos se enfrentaron por primera vez en Pteria, Capadocia. La sangrienta batalla no fue concluyente, lo que llevó a Creso a disolver su ejército durante el invierno y regresar a su ciudad. Ciro respondió persiguiéndole hasta Sardes.
Al rey Creso le pilló desprevenido, pero siguió confiando en sus posibilidades. Sardes estaba fuertemente fortificada y defendida y esperaba refuerzos de aliados como Egipto, Babilonia y Esparta.
Al cabo de 14 días, Ciro logró tomar Sardes, capturando al rey lidio. Las fuentes antiguas cuentan que ordenó en un principio quemar vivo a Creso, pero luego le perdonó la vida y lo mantuvo como consejero. De este modo, el reino lidio pasó a formar parte del Imperio persa.
Libre Creso de prisiones, le mandó Ciro sentar a su lado, y le dio muestras del aprecio que hacía de su persona, mirándole él mismo y los de su comitiva con pasmo y admiración. En tanto Creso meditaba dentro de sí mismo sin hablar palabra, hasta que vueltos los ojos a la ciudad de los lidios, y viendo que la estaban saqueando los persas, —«Señor, dijo, quisiera saber si me es permitido hablar todo lo que siento, o si es tu voluntad que calle por ahora.» Ciro le animó para que dijese con libertad cuanto lo ocurría, y entonces Creso le preguntó: —«¿En qué se ocupa con tanta diligencia esa muchedumbre de gente?» Esos, respondió Ciro, están saqueando tu ciudad y repartiéndose tus riquezas. —¡Ah no, replicó Creso, ni la ciudad es mía, ni tampoco los tesoros que se malbaratan en ella! Todo te pertenece ya, y a ti es propiamente a quien se despoja con esas rapiñas.»
Heródoto, Historia I.88
Nabucodonosor II fue el rey más grande del Imperio Neobabilónico, habiendo reconstruido Babilonia hasta convertirla en una magnífica capital. Conquistó muchas naciones, entre ellas el reino de Judá, y trasladó por la fuerza a Babilonia a los cautivos judíos. Se le atribuye la construcción de los Jardines Colgantes de Babilonia, una de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo. Su imperio controlaba gran parte de Oriente Próximo hasta Egipto.
En octubre de 539 a.C., Ciro invadió las tierras de Babilonia. El anciano Nabucodonosor había fallecido en 562 a.C. y le habían sucedido su hijo Evilmerodac, su yerno Nebuzaradán y el hijo de éste Labashi-Marduk, al que derrocó Nabonido en 556 a.C.
Nabonido demostró ser un gobernante incompetente, que ni siquiera se encontraba en la ciudad cuando se produjo el ataque persa. El ejército babilonio fue derrotado en la batalla de Opis en septiembre de 539 a.C., y las tropas de Ciro entraron sin lucha en la capital, Babilonia, el 12 de octubre de ese mismo año.
Cuando Ciro combatió en Opis, en (la ribera del) Tigris, contra el ejército de Acad, el pueblo de Acad se retiró. Se llevó el botín (y) masacró al pueblo. El decimocuarto día capturó Sippar sin librar batalla. Nabonido huyó. El decimosexto día, Ugbaru, gobernador de Gutium, y el ejército de Ciro, sin batalla entraron en Babilonia. El tercer día del mes de Arahsamna, Ciro entró en Babilonia.
Crónica de Nabonido
El rey persa permitió a los judíos cautivos regresar a su patria, ganándose su gratitud y apoyo. Con la caída de Babilonia, Ciro tomó el control de toda Anatolia, Mesopotamia, Siria y Palestina.
Las conquistas de Astiages, Nabucodonosor y Creso les habían hecho parecer invencibles. En poco más de diez años, Ciro los derrotó a todos para forjar el mayor imperio que el mundo había visto.
En contra del consejo de Creso, Ciro invadió más tarde las tierras de los masagetas más allá del río Jaxartes. Murió en combate hacia el 530 a.C. batallando contra la reina Tomiris, tal y como cuenta Heródoto. Pero ya había sentado las bases para 200 años de dominio persa.
Fuentes
Heródoto, Historia | Nabonidus Chronicle (Livius.org) | Astyages (Encyclopaedia Iranica) | Paul-Alain Beaulieu, A History of Babylon, 2200 BC – AD 75 | Pierre Briant, From Cyrus to Alexander: A History of the Persian Empire | Asedio de Sardes (Wikipedia) | Astiages (Wikipedia)
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