La capacidad de visualizar rostros, objetos, paisajes o incluso escenas del pasado es muy variada. Mientras que algunos pueden imaginarse el trazado de una ciudad con todo detalle y recorrerla mentalmente, calle por calle, otros tienen un cine interno perfectamente en blanco. En este caso, hablamos de afantasía, la incapacidad de producir voluntariamente la imagen mental visual correspondiente a una idea.
Las personas cuya afantasía es congénita -es decir, no debida a un derrame cerebral, una lesión cerebral o una enfermedad psiquiátrica- se dan cuenta de su peculiaridad razonablemente tarde en la vida. De hecho, este pequeño déficit de visualización no les causa ninguna minusvalía y no tienen motivos para sospechar que son atípicos. Tampoco se dan cuenta de que en el otro extremo del espectro hay individuos hiperfantásicos que pueden producir imágenes mentales tan precisas como las ilustraciones de un libro.
Hablar con estas personas es fascinante. Tendemos a pensar que el acceso a la percepción visual, la conceptualización y la memoria es igual para todos. Nada más lejos de la realidad, afirma Paolo Bartolomeo, neurólogo e investigador del Instituto del Cerebro de París. Los afantásicos no pueden imaginarse mentalmente cómo son sus padres, sus amigos o su pareja cuando están lejos. Pero aún pueden describir las características físicas de sus seres queridos: esta información visual se ha almacenado, de una forma u otra.
Imágenes mentales visuales en tela de juicio
Actualmente existe un vivo debate sobre el origen de la afantasía. ¿Está relacionada con un déficit perceptivo? ¿Factores emocionales y psicológicos? ¿Una ligera dificultad para acceder a las propias sensaciones? Para responder a esta pregunta, Paolo Bartolomeo y Jianghao Liu, estudiante de doctorado del equipo de «Neurofisiología y Neuroimagen Funcional» del Instituto del Cerebro de París, reclutaron a 117 voluntarios -entre ellos 44 afantásicos, 31 hiperfantásicos y 42 personas con imaginación mental típica- y les sometieron a una prueba de imaginación mental y percepción visual.
Nuestra prueba, denominada Batería de Percepción de la Imaginación (BIP), está diseñada para evaluar el vínculo entre la percepción y la imaginación mental a través de las distintas cualidades visuales que permiten describir una escena, como la forma, el color, la posición en el espacio, la presencia de palabras o caras, explica Jianghao Liu.
Se pidió a los participantes que miraran una pantalla en blanco. Al mismo tiempo, una voz fuera de la pantalla anunciaba una cualidad visual (como «forma»), seguida de dos palabras correspondientes a conceptos que tenían que materializar en sus mentes con la mayor precisión posible («castor» y «zorro», por ejemplo). La voz también les daba un calificativo (como «largo»); a continuación, se pedía a los participantes que decidieran cuál de los dos, castor o zorro, se ajustaba mejor al epíteto «largo».
Se registraron la rapidez y la pertinencia de las respuestas, y se pidió a los encuestados que evaluaran la calidad de la imagen mental que habían logrado -o no- producir a partir de la descripción. Por último, tuvieron que realizar una prueba de percepción en la que los estímulos se presentaron en formato visual: el zorro largo apareció en forma de imagen acompañada de su descripción sonora sin que los participantes tuvieran que imaginárselo.
Cuando la imaginación se toma su tiempo
Nuestros resultados indican que el rendimiento de las personas con afantasía es equivalente al de otros grupos en cuanto a percepción y capacidad de asociar un concepto con su representación, comenta Liu. ¡Con una excepción! Los afantásicos son, por término medio, más lentos que los hiperfantásicos y que los típicos a la hora de procesar la información visual, sobre todo las formas y los colores. Además, confían poco en la exactitud de sus respuestas.
Estudios anteriores han demostrado que los afantásicos son igual de rápidos que el resto de las personas a la hora de responder a preguntas que requieren manipular conceptos abstractos. Por tanto, para ellos sólo se retrasa el procesamiento de la información visual. ¿Cómo se explica este fenómeno?
Los participantes del grupo de afantásicos perciben elementos de la realidad con precisión y no muestran déficits en el procesamiento de la memoria y el lenguaje. Creemos que presentan un ligero defecto de lo que llamamos conciencia fenoménica. Esto significa que tienen acceso a información sobre formas, colores y relaciones espaciales, pero que esta información visual no se traduce en una imagen mental visual en la experiencia consciente, afirma Bartolomeo. Esta peculiaridad se compensa probablemente con otras estrategias cognitivas, como las listas mentales de características visuales, que permiten a los afantásicos recordar todo lo que han visto.
El futuro de la percepción
Estos resultados preliminares están limitados por el método de recogida de datos, que consistió en un cuestionario en línea. Sin embargo, nos sitúan en una vía prometedora para entender cómo funcionan las imágenes mentales visuales. Futuros estudios podrían revelar los mecanismos neuronales subyacentes a estas observaciones y, en última instancia, ayudarnos a comprender los déficits de visualización específicos de los pacientes con ictus.
También esperamos desarrollar herramientas de intervención para ciertas enfermedades psiquiátricas, como el trastorno de estrés postraumático (TEPT), que se caracteriza por la irrupción de imágenes de recuerdos traumáticos. Si pudiéramos librar a los pacientes de estas imágenes mentales intrusivas, favoreceríamos enormemente su recuperación, concluye Liu.
Fuentes
Paris Brain Institute | Liu, Ji., Bartolomeo, P. Probing the unimaginable: The impact of aphantasia on distinct domains of visual mental imagery and visual perception. Cortex, July 5th, 2023. DOI : 10.1016/j.cortex.2023.06.003.
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