El reciente descubrimiento de arte rupestre en la Cova Dones, una cueva situada cerca del municipio valenciano de Millares, ha identificado hasta el momento más de 110 pinturas y grabados, lo que convierte a este yacimiento en uno de los más importantes de arte paleolítico hallados fuera del norte de España y el sur de Francia.
Las pinturas y grabados descubiertos incluyen al menos 19 representaciones de animales, entre ellos siete caballos, siete ciervas, dos uros, un ciervo y dos criaturas no identificadas.
Otras imágenes incluyen signos como rectángulos y meandros, líneas trazadas con el dedo, trazos individuales y algunas pinturas difuminadas no identificadas. Destacan la diversidad y la complejidad de los dibujos y grabados.
Las técnicas empleadas incluyen grabados clásicos de figuras de una sola línea, figuras sombreadas creadas raspando los depósitos superficiales y pinturas realizadas enteramente con arcilla roja en lugar de los típicos pigmentos ocres o de manganeso.
Algunas figuras de arcilla están cubiertas por depósitos de calcita, lo que sugiere su antigüedad en el entorno húmedo de la cueva.
La ubicación geográfica del arte rupestre es digna de mención porque la imaginería paleolítica pintada es poco frecuente en la costa oriental de España en comparación con el norte. Sólo se conocían unos tres yacimientos en la región, lo que hace que este hallazgo sea aún más valioso.
Las pinturas también se encuentran en el interior de la cueva, a unos 400 metros de la entrada, lo que demuestra la familiaridad de los artistas con la difícil topografía.
Aunque las pinturas y grabados aún están siendo sometidos a análisis de datación, ciertos indicios apuntan a que fueron creados en el Paleolítico Superior, hace más de 20.000 años.
Los motivos de la «cierva trilineal mediterránea» se asemejan a figuras datadas en la cueva de Nerja, en el sur de España, asociadas a la transición Gravetiense-Solutrense, hace unos 24.000-26.000 años. Los signos rectangulares se asemejan a los de la cueva de Parpalló, también en España, cuya antigüedad se cree entre 24.000 y 21.000 años.
Las marcas de garras de oso cavernario superpuestas a líneas trazadas con los dedos proporcionan una fecha mínima anterior a la extinción de la especie, hace unos 24.000 años. El estilo de algunos animales apunta a un origen pre-magdaleniense de más de 20.000 años de antigüedad.
Los investigadores subrayan que sus características iconográficas y técnicas lo convierten en uno de los pocos grandes yacimientos decorados del Pleistoceno del este de la Península Ibérica. La recientemente descubierta Cova de la Font Major también podría incluirse en esta categoría si nuevas investigaciones confirman su potencial.
Los trabajos futuros continuarán con la prospección de las paredes de la cueva y se centrarán en los aspectos técnicos aparentemente únicos del arte rupestre, así como en su cronología y contexto arqueológico.
Fuentes
Ruiz-Redondo, A., Barciela, V., & Martorell, X. (2023). Cova Dones: A major Palaeolithic cave art site in eastern Iberia. Antiquity, 1-5. doi:10.15184/aqy.2023.133
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