La campaña de excavaciones arqueológicas llevada a cabo este año en la necrópolis megalítica de La Lentejuela, en Teba (Málaga), ha permitido documentar dos nuevas estructuras dolménicas. Con estos descubrimientos, ya son 13 las estructuras funerarias identificadas en una superficie inferior a las cuatro hectáreas.
El hallazgo ha sido realizado por un equipo de la Universidad de Cádiz (UCA), dirigido por los doctores Eduardo Vijande y Serafín Becerra. La investigación se enmarca dentro del proyecto ‘Monumentalidad, tiempo y Sociedad. El fenómeno megalítico en la necrópolis de La Lentejuela’, autorizado por la Junta de Andalucía.
Según afirma Serafín Becerra, el descubrimiento de estos dos nuevos dólmenes abre nuevas perspectivas de trabajo y pone de relevancia la magnitud de la necrópolis por el elevado número de sepulturas.
La campaña se ha centrado también en la excavación de la Estructura Funeraria 1, de mayor tamaño. Tras retirar la cubierta, ha aparecido un complejo dolmen de corredor con antecámara y cámara funeraria. Una vez desmontada la cubierta de la sepultura y comenzado la excavación de su interior, ha quedado al descubierto un dolmen con una arquitectura más compleja de lo que en un principio pensábamos. Estaríamos ante un dolmen de corredor con ciertas compartimentaciones. La estructura funeraria presenta un corredor acodado (con forma curva) que da acceso a una antecámara, diferenciada del corredor por la presencia de dos ortostatos verticales a modo de jambas. Por último, tendríamos una cámara funeraria separada de la antecámara por otros dos estelas hincadas, como ha explicado el profesor de Prehistoria de la UCA, Eduardo Vijande.
Esta imponente construcción se encuentra rodeada por un doble semicírculo de piedras hincadas que dotan de una mayor complejidad arquitectónica al monumento.
Aunque no se ha podido datar su construcción original, sí se ha documentado su reutilización a finales del III milenio o inicios del II milenio a.C. En esa época se depositaron nuevos enterramientos individuales en el interior, dividendo el espacio con pequeñas construcciones.
Es una cuestión bastante interesante, ya que en la Edad del Bronce la idea de una sepultura colectiva, tal y como fue concebida originariamente en el Neolítico, se abandona, y se introduce una individualización de la muerte con la construcción de pequeñas sepulturas individuales dentro del gran dolmen, apunta el profesor Vijande.
El avance de los estudios de laboratorio aportará más datos sobre estas construcciones. Durante la excavación se han empleado técnicas como fotografía aérea con dron, escaneado 3D o topografía de precisión.
El proyecto cuenta con financiación del Ayuntamiento de Teba y apoyo logístico de la Universidad de Cádiz. La colaboración entre ambas instituciones está permitiendo avanzar en la investigación de este importante yacimiento funerario prehistórico.
Fuentes
Descubre más desde La Brújula Verde
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.