En un nuevo estudio, un equipo interdisciplinar de investigadores ha llevado a cabo un exhaustivo análisis químico de los residuos hallados en un vaso Bes, un tipo de recipiente de cerámica utilizado en rituales religiosos durante el periodo ptolemaico del antiguo Egipto.
Utilizando técnicas analíticas de vanguardia, los investigadores identificaron restos de plantas psicotrópicas, fluidos biológicos humanos, miel y otros ingredientes, arrojando luz sobre los complejos brebajes utilizados en las prácticas rituales ptolemaicas.
El jarrón de Bes estudiado en esta investigación se conserva en el Museo de Arte de Tampa (Florida). Datado en torno al siglo II a.C., representa a Bes, un dios egipcio asociado a la protección, la fertilidad y la curación. Aunque se han encontrado vasos de Bes tanto en contextos funerarios como domésticos, su uso exacto sigue sin estar claro. Los investigadores analizaron muestras de residuos del jarrón mediante cromatografía líquida-espectrometría de masas, espectroscopia infrarroja por transformada de Fourier, microscopía y secuenciación de ADN.
Los análisis detectaron restos de varias plantas psicotrópicas, como el harmel (Peganum harmala) y el loto azul (Nymphaea caerulea), que tienen propiedades psicoactivas y se utilizaban en la medicina egipcia. Los investigadores sostienen que es probable que estas plantas se añadieran deliberadamente, señalando que el Bes se asociaba con la inducción de sueños y trances.
El estudio también halló indicios de fluidos biológicos humanos, como leche materna, mucosidad y sangre, lo que sugiere que se añadieron intencionadamente al brebaje. También se detectaron miel, semillas de sésamo, levadura y proteínas de trigo blando, lo que indica la inclusión de fruta fermentada. La diversidad de ingredientes sugiere que el brebaje pudo tener importancia ritual.
Este estudio multidisciplinar ofrece una visión de las complejas interacciones entre las sustancias psicoactivas, la medicina, la magia y la religión en el Egipto ptolemaico. Los investigadores llegaron a la conclusión de que la vasija de Bes probablemente contenía un brebaje ritual destinado a recrear partes de la mitología egipcia, incluido el papel de Bes en aplacar la ira de la diosa Hathor.
Mediante el análisis de residuos de otros vasos de Bes, futuras investigaciones podrían revelar si se utilizaban brebajes similares en los rituales ptolemaicos. En general, este estudio pone de relieve cómo las técnicas analíticas modernas pueden descubrir detalles sobre culturas antiguas que se han perdido para la historia.
Bes es una de las figuras más fascinantes y populares de la antigua religión egipcia. En la época ptolemaica (ca. 330-30 a.C.), o algo antes, se construyeron las llamadas cámaras de Bes en el yacimiento de Saqqara, cerca de la capital egipcia, Menfis (al sur de El Cairo), en las que se llevaban a cabo rituales poco conocidos. La imagen familiar de Bes es un compuesto de elementos antropomórficos y teriomórficos, en parte enano, en parte felino. Surgió del reino mágico del mundo de los demonios como una figura guardiana, y gradualmente parece haber obtenido un estatus más numinoso hasta que, en la época imperial romana, adquirió esporádicamente culto divino.
En cuanto a sus funciones, Bes proporcionaba protección contra el peligro, a la vez que evitaba el daño, y era capaz con su poder de prevenir el mal. En circunstancias críticas, también tenía un carácter apaciguador, como se cuenta en el conocido Mito del Ojo Solar, cuando detuvo la ira de la sanguinaria diosa Hathor sirviéndole una bebida alcohólica, aderezada con una droga de origen vegetal, disfrazada de sangre para que durmiera profundamente en el olvido. En un ámbito más privado, era portador de alegría y tenía una cierta importancia regeneradora que contribuía a la plenitud y felicidad de la vida familiar en todas las facetas de la reproducción, desde la virilidad y la sexualidad, pasando por la fertilidad y la fecundidad, hasta el parto y el crecimiento.
El culto a Bes y los ritos en torno a su compleja naturaleza numinosa se centran en diversas categorías de objetos rituales, que mantienen ciertos rasgos tipológicos con cambios estilísticos a lo largo de varios siglos. Entre esos objetos, los llamados vasos de Bes desempeñaron un papel fundamental.
Se trata de una categoría de vasijas de cerámica decoradas con la efigie o la cabeza de Bes, que circularon por Egipto desde el Imperio Nuevo (siglos XVI-XI a.C.) hasta los periodos helenístico o ptolemaico (330-30 a.C.) e imperial romano (30 a.C.-476 d.C.), cuando la producción alcanzó su punto álgido. Aunque la mayoría de los ejemplos conocidos, pertenecientes a museos y colecciones privadas, están descontextualizados y son de procedencia desconocida, ocasionalmente se han descubierto vasos de Bes en diversos contextos arqueológicos de Egipto y Oriente Próximo, desde funerarios hasta residenciales y sagrados, y durante un largo periodo de tiempo.
Resulta significativo, sin embargo, que no se conozca ningún vaso de este tipo excavado en el único lugar de culto atribuido con certeza a Bes, las Cámaras del Anubieion en Saqqara, donde se han desenterrado otros artefactos relacionados con Bes. Esta presencia casi omnipresente de los vasos de Bes en múltiples contextos durante un largo periodo de tiempo, combinada con la personalidad cambiante de la figura y su papel en las creencias del antiguo Egipto, hace que sea extremadamente difícil especular sobre el contenido o el papel que podían haber desempeñado dichos vasos en estos rituales.
Dado que la figura de Bes era venerada como un genio protector, cabría suponer que el líquido que se bebía de estas jarras se consideraba benéfico. Pero la falta de investigación ha impedido a los estudiosos determinar si estas tazas de Bes se utilizaban en el ámbito doméstico cotidiano o con fines funerarios, en preparaciones medicinales o cosméticas, en rituales mágicos o en ceremonias religiosas, para favorecer la fertilidad, curar enfermedades o alejar el mal. Se han formulado varias hipótesis sobre el contenido de los vasos Bes basadas en fuentes iconográficas o mitológicas. Sin embargo, pocas de ellas han sido analizadas en busca de restos de materia orgánica.
Fuentes
Davide Tanasi, Branko van Oppen de Ruiter, et al., Ritual revealed: psychotropic substances in a Ptolemaic Egyptian vase. Research Square, doi.org/10.21203/rs.3.rs-3000218/v1
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