El Castillo de Chambord es uno de los más impresionantes y emblemáticos de la región de Loira, en Francia. Construido entre 1519 y 1547, es un ejemplo excepcional de arquitectura renacentista francesa y es conocido por sus características únicas, que mezclan formas medievales con estructuras clásicas. Aunque es el castillo más grande de la región, en realidad se construyó solo para servir como pabellón de caza para el rey Francisco I.

El cuerpo central del palacio es un torreón rematado por una torre linterna, y en su interior se encuentra el elemento más famoso del edificio, una escalera de doble espiral o doble hélice, que desde su construcción ha fascinado por igual a curiosos y expertos.

Aunque se desconoce con certeza quién la construyó, se atribuye a menudo a Leonardo da Vinci, que trabajó como arquitecto e ingeniero para el rey Francisco I de Francia, aunque no hay ninguna prueba de ello. Da Vinci murió unos meses antes del inicio de la construcción en 1519.

Vista aérea del castillo de Chambord | foto Elementerre/Atoma/Sir Gawain en Wikimedia Commons

Algunos estudiosos sugieren que la escalera de Chambord pudo haber sido inspirada por uno de los dibujos de da Vinci, que muestra una escalera doble con un diseño similar.

Consiste en dos escaleras en espiral de unos 274 escalones en total, que se entrelazan alrededor de un hueco central, pero sin llegar a cruzarse. Esto significa que dos personas pueden subir y bajar simultáneamente por las escaleras sin encontrarse en ningún momento, aunque puedan verse a través del hueco central.

Interior del hueco central de la escalera | foto xorge en Wikimedia Commons

La escalera se extiende a lo largo de los tres pisos principales del castillo y se encuentra en el corazón del edificio, actuando como elemento de conexión entre las numerosas salas y estancias.

Su diseño es un reflejo de la fascinación renacentista por la simetría, la proporción y la geometría, así como un símbolo de la armonía y el equilibrio, ya que las dos espirales se intercalan perfectamente y dan la sensación de un movimiento eterno sin principio ni fin.

Aunque es evidente que su función principal es servir de conexión entre los diferentes pisos y estancias, es decir, para subir y bajar como cualquier escalera, se ha querido ver en ella un propósito simbólico y una representación del ascenso del alma hacia la perfección y la iluminación, un tema común en la filosofía renacentista. La escalera también podría ser interpretada como un símbolo del conocimiento y la sabiduría, ya que las espirales pueden representar el proceso de aprendizaje y crecimiento.

Articulación entre la escalera y las galerías | foto Hélène Rival en Wikimedia Commons

A lo largo de los siglos la escalera ha sido objeto de numerosas investigaciones y estudios, y su influencia se puede ver en muchas otras construcciones y diseños.

Para construirla se utilizaron técnicas avanzadas de carpintería y se recurrió a la habilidad y experiencia de los carpinteros y artesanos locales. Se construyó un marco de madera en el lugar donde se ubicaría la escalera, y se colocaron los escalones en la estructura. Luego, se cubrió la estructura de madera con piedra y estuco para darle la apariencia de una escalera de piedra.

Exterior del hueco central de la escalera | foto Hélène Rival en Wikimedia Commons

La clave para crear las dos espirales sin que se toquen fue la construcción de un núcleo central en forma de husillo que se encuentra en el centro de la escalera. Este núcleo central permite que las dos espirales se entrelacen sin tocarse. Además, los escalones de la escalera son ligeramente curvos, lo que ayuda a que las espirales se mantengan separadas.

Las dos rampas están rodeadas por una barandilla de piedra tallada, en la que hay mascarones y cabezas de animales que le dan aportan una sensación de movimiento y dinamismo.

Toda la decoración de la escalera es excepcional. Comienza en la base con una fuente de mármol blanco con una estatua de Atlas sosteniendo la esfera del mundo y un relieve que representa la lucha entre Teseo y el Minotauro, y está compuesta por numerosas esculturas, relieves y frescos, que representan una amplia variedad de temas mitológicos y religiosos.

Destacan además numerosas figuras de animales exóticos, como elefantes y rinocerontes, añadidos por deseo expreso De Francisco I.


Fuentes

Domaine National de Chambord | Martin Garrett, The Loire: A Cultural History | Adrienne Bernhard, The unsolved mystery of France’s iconic Loire Valley (BBC) | Tanaka, Hidemichi. “Leonardo Da Vinci, Architect of Chambord?” Artibus et Historiae, vol. 13, no. 25, 1992, pp. 85–102. JSTOR, doi.org/10.2307/1483458 | Wikipedia


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