Por primera vez investigadores han analizado osteológicamente las manos derechas seccionadas de 12 individuos que habían sido depositadas en tres fosas situadas en un patio frente a la sala del trono de un palacio hicso de la XV dinastía (1640-1530 a.C.) en Avaris (Tell el-Dab’a), en el noreste de Egipto.

En la explanada del palacio se encontraron tres fosas con manos cortadas. El palacio se construyó sobre otro similar de la Dinastía XIV y tuvo una vida más larga, abarcando la mayor parte del Periodo Hicso. Uno de sus principales ocupantes parece haber sido el hicso Khayan (c. 1700 a.C.-1580 a.C.), cuyas numerosas impresiones de sellos se hallaron en fosas de ofrendas pertenecientes a su fase más temprana.

A juzgar por sus fosas de ofrendas posteriores, el palacio se construyó sobre un palacio similar de la Dinastía XIV. A juzgar por sus fosas de ofrendas posteriores y el relleno de un pozo de la última fase, es posible que el palacio se utilizara hasta finales del periodo hicso, pero que perdiera su función cuando se construyó un nuevo complejo palaciego más al norte a finales del ese período.

foto J. Gresky et al./Nature

La más pequeña de las tres fosas, encontrada frente a la sala del trono, contenía una única mano totalmente articulada sellada bajo el muro sur de un edificio añadido posteriormente, muy probablemente un templo construido contra el muro de cierre occidental de la explanada del palacio.

Se descubrieron dos fosas más a unos 7 metros al noreste del edificio. Una contenía los restos de tres manos articuladas y otra los restos de ocho manos articuladas, es decir, las manos derechas de 12 individuos. En ambas fosas había también dedos desarticulados.

Aunque este tipo de práctica se conocía por las inscripciones y relieves de tumbas y templos desde el Reino Nuevo en adelante, ésta es la primera vez que se han utilizado pruebas físicas para conocer mejor el procedimiento y a las personas a las que se les tomaban las manos.

La zona del hallazgo | foto J. Gresky et al./Nature

Los resultados del análisis demostraron que las manos derechas pertenecían al menos a 12 adultos, 11 varones y posiblemente una mujer, aunque no está claro si las manos pertenecían a personas vivas o muertas.

Tras retirar las partes del antebrazo que pudieran tener adheridas, las manos se colocaron en el suelo con los dedos muy extendidos, principalmente en sus caras palmares. El análisis osteológico no sólo apoya la interpretación arqueológica de estas pruebas, sino que también aporta más detalles sobre las prácticas de recogida de trofeos en el Antiguo Egipto.

La fiabilidad de la información siempre debe cuestionarse, tanto en la actualidad como en el pasado. Cuantas más fuentes estén disponibles para confirmar una historia, más probable es que sea cierta. Desgraciadamente, en la historia, y más aún en la prehistoria, estamos limitados a unas pocas fuentes, a veces sólo a una.

Reconstrucción antropológica del hallazgo y detalles de las manos derechas | foto J. Gresky et al./Nature

Mucha información sobre la vida, las costumbres y la historia de los antiguos egipcios está representada en los muros de templos y tumbas, así como registrada en papiros, etc. Al igual que hoy en día, la información puede crear ciertas ideas, ejercer influencia política y también presentar los hechos bajo una luz diferente y no necesariamente realista.

Las fuentes iconográficas y literarias del Antiguo Egipto representan y alaban al faraón como un líder militar victorioso. Un motivo propagandístico recurrente se refiere a los soldados que presentaban al faraón las manos derechas cortadas de sus enemigos para obtener el «oro del honor”, una prestigiosa recompensa, principalmente en forma de collar de cuentas de oro.

Hasta ahora, esta práctica sólo se conocía por las inscripciones de las tumbas de guerreros destacados y por las inscripciones y relieves de los templos, todos ellos fechados a partir del inicio del Imperiio Nuevo (dinastías XVIII-XX).

Evidencia iconográfica de manos cortadas: inscripción en la tumba de Ahmose en El-Kab que muestra una representación muy realista de una palma extendida, mostrando cinco dedos extendidos | foto William Vivian Davies, Oxford

El análisis bioarqueológico de manos humanas, halladas en 2011 en Tell el-Dab’a (antigua Avaris), en la región oriental del delta del Nilo proporciona una tercera fuente de pruebas (además de las iconográficas y arqueológicas), que ofrece una perspectiva única y, hasta la fecha, detalles desconocidos de esta práctica.

Los análisis tafonómicos y biológicos realizados en los huesos revelan información sobre el acto de mutilación y preparación de estas partes del cuerpo, así como sobre los individuos a los que pertenecieron originalmente.

Los resultados obtenidos abordan cuestiones sobre la encarnación de la violencia en el contexto de la guerra y, en concreto, la toma de trofeos como lenguaje estructurado de dominación. Y constituyen las primeras pruebas bioarqueológicas directas de la ceremonia del «oro de honor» celebrada ante el palacio del rey y contribuyen significativamente al debate sobre la reconstrucción de esta ceremonia.


Fuentes

Gresky, J., Bietak, M., Petiti, E. et al. First osteological evidence of severed hands in Ancient Egypt. Sci Rep 13, 5239 (2023). doi.org/10.1038/s41598-023-32165-8


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