Durante las obras realizadas en una estación de metro en París se descubrieron nuevas tumbas de una gran necrópolis, establecida al sur de la antigua ciudad de Lutecia en el siglo II d.C.
Durante la Antigüedad, los espacios dedicados a los muertos y a los vivos estaban bien diferenciados. Las necrópolis se situaban a la salida de la ciudad y los enterramientos al borde de una calzada. En el Bajo Imperio, Lutecia, cuya urbanización meridional se extendía hasta el Val de Grace, contaba con varias necrópolis. La más importante, denominada «necrópolis meridional» -también conocida como necrópolis Saint-Jacques o necrópolis de la calle Pierre-Nicole (debido al gran número de enterramientos descubiertos en la parte sur de esta calle)- se desarrollaba al sur de la ciudad, a lo largo del cardo maximus (actual calle Saint-Jacques).
La excavación actual permite estudiar una pequeña parte que escapó a las numerosas obras viarias en los años setenta. Este bloque aún conservado atestigua así una extensión hacia el oeste de los supuestos límites de la necrópolis; su excavación aporta nuevos datos gracias a los diferentes enfoques de la arqueología y la antropología moderna.
La mayor parte de nuestros conocimientos sobre esta necrópolis proceden de observaciones realizadas en el siglo XIX, durante grandes obras parisinas, de una pequeña parte de las tumbas de inhumación e incineración que la componían. El estudio del material arqueológico descubierto entonces indica una utilización regular del espacio funerario desde principios del siglo I hasta el siglo III, cuando comenzó a abandonarse en el siglo IV. Estas observaciones también han permitido suponer que la necrópolis se extendía hasta el emplazamiento de la abadía de Port-Royal, hasta el bulevar Saint-Michel, y que en el apogeo de la ciudad romana ocupaba un espacio considerable de unas cuatro hectáreas.
La excavación actual puso al descubierto 50 enterramientos, datados en general en el siglo II. Su densidad es bastante elevada y se observaron numerosas superposiciones. Como se observaba comúnmente en la Antigüedad, no parece predominar una única organización u orientación, y la excavación de las fosas sepulcrales, a veces muy grandes, tanto en longitud como en profundidad, es con la misma frecuencia estrecha y llana.
Se trata exclusivamente de enterramientos. No se han encontrado cremaciones, aunque se trata de un periodo de la antigüedad en el que pueden coexistir ambas. Todos están en ataúdes, un contenedor perecedero del que a veces aún se ven restos de tablones y todavía hay clavos. Los individuos aquí enterrados son varones y mujeres adultos, pero también sujetos inmaduros, como cabría esperar en una gran necrópolis.
Algo menos de la mitad de los enterramientos van acompañados de depósitos de diversa índole. Puede tratarse de recipientes de cerámica (copas, vasos, jarras o platos, etc.) o de vidrio (bálsamos, lacrimatorios, vasos, etc.). Más raramente, se coloca una moneda en la boca del difunto o en su ataúd. Esta práctica, habitual en la Antigüedad, es probablemente el óbolo al barquero del inframundo, Caronte.
Por último, quedan huellas de calzado por la presencia de numerosos clavos pequeños que formaban las suelas: o bien están en posición de ser llevados en los pies del individuo, o bien colocados en el costado del sujeto. Se han encontrado algunos objetos relacionados con la indumentaria (fíbulas, joyas, alfileres, cinturones). Cabe destacar la presencia de una fosa única y notable que contiene el esqueleto de un cerdo entero, los de otro animal pequeño y dos vasijas de cerámica enteras: esta fosa no sería una sepultura propiamente dicha, sino que más bien habría servido de «fosa de ofrendas».
Esta excavación permitirá, gracias al estudio de los diferentes modos de enterramiento, de la población presente así como del mobiliario asociado, precisar la datación y la duración del uso de esta necrópolis. Su organización podría reflejar agrupaciones voluntarias y su análisis aportará valiosa información sobre el modo de vida de los Parisii, el pueblo que habitaba el lugar.
Fuentes
INRAP (Institut National de recherches archéologiques préventives)