En lo alto de un extenso promontorio a más de 1.500 metros de altitud en la Sierra de la Paramera y junto al pueblo de Villaviciosa, en la provincia de Ávila, se encuentra el Castro de Ulaca, uno de los yacimientos arqueológicos más importantes de la cultura celta en España.
Este recinto fortificado es el más grande de todos los castros vetones (en latín vettones), nombre que los historiadores griegos y romanos emplearon para denominar a los pobladores celtas de la meseta central de la península Ibérica.
Estuvo habitado desde el siglo VI a.C. hasta el II a.C., momento en el que fue abandonado, probablemente debido a las incursiones de cartagineses primero, y romanos después. Durante esos siglos, los vetones construyeron un extenso conjunto de estructuras, viviendas (de las que se han encontrado unas 250), murallas y canteras, además de un impresionante santuario.
El yacimiento ocupa una superficie de unas 60 hectáreas rodeadas por una doble muralla de unos 3 kilómetros de longitud y más de 2 metros de altura, de la cual quedan algunos paramentos, levantada hacia el siglo III a.C. Se calcula que podía albergar a unas 1.500 personas.
Las viviendas en el castro eran de planta cuadrangular, circular u ovalada, construidas con mampostería de granito y cubiertas con techos de madera y vegetación. Además, algunas de ellas presentan un sistema de drenaje y alcantarillado sorprendentemente avanzado para su época.
Los vetones se dedicaban principalmente a la ganadería y la agricultura, en las tierras al pie del promontorio. Se han encontrado numerosos objetos de cerámica, metal y hueso en el yacimiento, relacionados con estas actividades. Entre los hallazgos destacan especialmente algunos verracos, esculturas de animales, generalmente cerdos o toros, que se cree que cumplían una función protectora del ganado.
Uno de los elementos más impactantes y espectaculares del Castro de Ulaca es, sin duda, el santuario. Se trata de un recinto construido en granito, compuesto por un conjunto de estructuras de forma circular y rectangular que se distribuyen en terrazas escalonadas en la ladera de la montaña.
El elemento central del santuario es la llamada sauna, una construcción circular de unos 5 metros de diámetro con un banco corrido en su interior y un pozo en el centro. Algunos investigadores creen que este espacio era utilizado para la realización de rituales religiosos, relacionados con el agua y el fuego, y posiblemente también con la purificación y los sacrificios. Otros que se trata de una fragua u horno, y más recientemente se le atribuye un uso termal, de ahí que se le denomine sauna.
A unos 200 metros de ella se encuentra el conocido como altar de los sacrificios, una gran losa de granito rectangular con escaleras talladas que conducen a una plataforma en la que se aprecian varias cazoletas (pequeñas concavidades) y canales que podrían haber servido, si es que realmente se trata de un altar, para recoger la sangre de los animales sacrificados en los rituales.
Aunque no se conoce con certeza el tipo de culto que se practicaba en el santuario, todo apunta a que estaba relacionado con la adoración de las fuerzas de la naturaleza y los dioses vetones, como Ataecina, diosa de la tierra y la fertilidad, y Vaelico, dios de la guerra y protector de los guerreros.
Una de las estructuras más enigmáticas del conjunto, cuya función sigue siendo desconocida, es una construcción cuadrangular realizada con grandes sillares y cuyo tamaño indica que debió ser una gran torre de vigilancia, una especie de templo o un edificio civil relacionado con la organización del asentamiento.
Cerca de una de las dos casas excavadas hay una cantera que probablemente se utilizó para la obtención de material destinado a las viviendas. El tamaño de los bloques de granito que quedan en ella se asemeja mucho a los utilizados en las construcciones.
El castro de Ulaca se puede visitar sin necesidad de reserva previa. El acceso está perfectamente indicado en la carretera que lleva al pueblo de Villaviciosa, en el municipio de Solosancho.
Una vez al pie del cerro, un panel nos ofrece un plano del yacimiento e información sobre el mismo, mientras que una valla moderna (que no está cerrada) nos permite acceder al camino de ascenso. Tardaremos entre 20 y 30 minutos en trepar, a buen ritmo, siguiendo los postes que señalan el camino y plantarnos ante las murallas.
Fuentes
Guía Arqueológica de la Provincia de Ávila | Maria Joao Delgado Correia dos Santos, Santuarios rupestres de la Hispania indoeuropea | Guía del Castro de Ulaca | Comisión de Antigüedades de la Real Academia de la Historia | Manuel Salinas de Frías, Los pueblos prerromanos de la península Ibérica | Wikipedia
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