Hachas de mano de la época de la primera migración humana desde África, cámaras funerarias circulares, una colección de grabados rupestres y el Stonehenge árabe. Un equipo internacional dirigido por el Instituto de Arqueología de la Academia Checa de las Ciencias (CAS), que ha completado con éxito su tercera temporada de excavaciones en Omán, ha informado de hallazgos únicos. Las muestras recogidas están siendo analizadas por expertos y contribuirán a la reconstrucción de la historia más antigua del mayor desierto de arena del mundo.
Los arqueólogos checos llevan mucho tiempo interesándose por las zonas desérticas del Sultanato de Omán, aún poco exploradas. Su expedición del año pasado fue la tercera consecutiva y hay varias más en proyecto. Más de veinte arqueólogos y geólogos de diez países participaron en las excavaciones en dos yacimientos distintos de Omán.
El primer equipo de la expedición se situó en la gobernación de Dhofar, al sur del país, mientras que el segundo grupo operó en la provincia de Duqm, en el centro de Omán.
La Península Arábiga como corredor migratorio
En las dunas del desierto de Rub’ al Khali, en la provincia de Dhofar, los investigadores desenterraron hachas de mano de piedra que datan de la primera migración humana desde África, hace entre 300.000 y 1,3 millones de años. Debido a su situación geográfica, Arabia sirvió de ruta natural de migración desde la cuna africana de la humanidad hasta Eurasia.
Entre dunas de hasta 300 metros de altura, lograron encontrar cáscaras de huevo de avestruces extinguidas, una duna fósil y un antiguo lecho fluvial de un periodo en el que el clima en Arabia era significativamente más húmedo. Nuestros hallazgos, respaldados por cuatro métodos de datación diferentes, aportarán datos valiosos para reconstruir el clima y la historia del mayor desierto de arena del mundo.
Las condiciones naturales también determinaron los asentamientos prehistóricos, y lo que pretendemos es estudiar la adaptabilidad humana al cambio climático, declaró el jefe y coordinador de la expedición, Roman Garba, del Instituto de Arqueología de la CAS de Praga.
La física nuclear ayuda a la investigación histórica
Los arqueólogos utilizan métodos especiales de datación para determinar la antigüedad de los hallazgos. Llevamos a cabo la datación por radiocarbono y por radionúclidos cosmogénicos en colaboración con el Instituto de Física Nuclear de la CAS, que acaba de poner en servicio el primer espectrómetro de masas con acelerador de la República Checa, explica Garba.
La datación por radiocarbono y el análisis espacio-temporal también pueden ayudar a los investigadores a averiguar más cosas sobre los monumentos rituales de piedra de unos dos mil años de antigüedad, conocidos como trilitos.
En términos sencillos, pueden compararse con el Stonehenge inglés, más conocido. Aparecen en lo que hoy es el sur de Arabia, y no se sabe exactamente para qué se utilizaban ni quién los construyó.
¿Qué se esconde bajo las cámaras funerarias circulares?
El segundo equipo de la expedición operó en la provincia de Duqm, en el centro de Omán, centrándose en particular en una tumba neolítica que data de 5000-4600 a.C. en el yacimiento de Nafūn.
Lo que encontramos aquí es único en el contexto de todo el sur de Arabia. Una estructura megalítica que ocultaba dos cámaras funerarias circulares reveló los restos óseos de al menos varias docenas de individuos. Los análisis isotópicos de huesos, dientes y conchas nos ayudarán a conocer mejor la dieta, el entorno natural y las migraciones de la población enterrada, explica Alžběta Danielisová, del Instituto de Arqueología de Praga.
No lejos de la tumba, hay una colección única de grabados rupestres repartidos en un total de 49 bloques de roca, cuyos diferentes estilos y distintos grados de erosión proporcionan un registro pictórico de asentamientos desde el 5000 a.C. hasta el 1000 d.C. Los investigadores también estudiaron yacimientos de producción de herramientas de piedra de la Edad de Piedra tardía.
Tras las huellas de antiguos asentamientos en el sur de Arabia
La investigación en Omán forma parte de un proyecto más amplio del antropólogo evolutivo Viktor Černý, del Instituto de Arqueología de Praga. Su investigación se centra en las interacciones bioculturales de las poblaciones y su adaptación al cambio climático.
Las interacciones detectadas entre las culturas arqueológicas africana y árabe caracterizan la movilidad de las poblaciones de humanos anatómicamente modernos. Será interesante confrontar estos hallazgos también con la diversidad genética de las dos regiones y crear una visión más completa de la formación de la sociedad contemporánea en el sur de Arabia, explicó Černý, que recibió el año pasado el prestigioso Premio Académico de la Academia Checa de Ciencias por el proyecto.
La expedición ARDUQ (Paisaje arqueológico y dinámica medioambiental de Duqm y Nejd) se llevó a cabo bajo los auspicios del Ministerio de Patrimonio y Turismo de Omán. En el proyecto participaron investigadores de la República Checa, Estados Unidos, Gran Bretaña, Ucrania, Irán, Italia, Eslovaquia, Austria, Francia y Omán.
Fuentes
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