Los arqueólogos han estado investigando una zona bajo el Mar del Norte, conocida como Doggerland, que albergó uno de los mayores asentamientos prehistóricos de Europa.  Pero con la expansión de los parques eólicos en el Mar del Norte, empieza la carrera por colaborar con los promotores para recabar información sobre Doggerland antes de su desarrollo.

Ben Urmston, estudiante de doctorado, buscará anomalías en los campos magnéticos analizando los datos de la magnetometría, lo que podría indicar la presencia de elementos arqueológicos sin necesidad de excavar.  Según sus palabras: Los pequeños cambios en el campo magnético pueden indicar cambios en el paisaje, como zonas de formación de turba y sedimentos, o dónde se ha producido erosión, por ejemplo en los cauces de los ríos. 

Como la zona que estudiamos solía estar por encima del nivel del mar, existe una pequeña posibilidad de que este análisis revele pruebas de la actividad de los cazadores-recolectores. También podríamos descubrir la presencia de muladares, que son basureros compuestos por huesos de animales, conchas de moluscos y otros materiales biológicos, que pueden decirnos mucho sobre cómo vivía la gente.

Situación de Doggerland | foto NASA en Wikimedia Commons

Doggerland fue una de las zonas más ricas en recursos y ecológicamente más dinámicas durante los periodos Paleolítico tardío y Mesolítico (c.20000 – 4000 a.C.), perdida por el mar a causa del calentamiento global al final de la última glaciación. 

No se han encontrado restos in situ y los únicos artefactos del yacimiento, de 185.000 kilómetros cuadrados, se recuperaron en gran parte por casualidad, lo que significa que nuestro conocimiento de los habitantes y sus estilos de vida es extremadamente limitado. 

Ben añadió: Si detectamos rasgos que puedan indicar la existencia de un basurero, por ejemplo, podemos dirigirnos a esa zona y tomar una muestra del lecho marino. Podemos enviar la materia orgánica para datarla con carbono, lo que normalmente nos permite saber en una o dos décadas cuándo se depositó.  Esperamos que los datos que nos han proporcionado coincidan con los de zonas ya estudiadas por el equipo de Lost Frontiers de la Universidad, para ampliar los conocimientos adquiridos en los últimos 20 años. Es alimentar un área activa de interés e investigación.

La Escuela de Ciencias Arqueológicas y Forenses de la Universidad de Bradford, galardonada con el prestigioso Queen’s Anniversary Prize en noviembre de 2021, es bien conocida como centro mundial de investigación sobre patrimonio digital y paleopaisaje marino.  Su Grupo de Investigación de Paisajes Sumergidos ha explorado anteriormente Doggerland mediante una combinación de cartografía sísmica, el estudio de los sedimentos y el conocimiento actual del comportamiento prehistórico. 

La magnetometría ha sido utilizada anteriormente por arqueólogos terrestres, pero no se ha empleado de forma extensiva para examinar paisajes sumergidos. Se trata de una primicia para la Universidad, posible gracias a una donación de 50.000 libras de la Fundación David y Claudia Harding para financiar la Beca Harding de Doctorado en Paleopaisajes Marinos.

El Director Ejecutivo de la Fundación, James Holmes, ha declarado: Estamos encantados de poder apoyar la investigación de uno de los capítulos más intrigantes de la historia europea y prevemos que un enfoque sistemático y basado en datos de la arqueología marina desvelará muchos misterios en los próximos años.

La Universidad ha aportado los fondos necesarios para crear esta beca de doctorado totalmente financiada.  La consultora de ingeniería Royal Haskoning, que ha estado estudiando el Mar del Norte como parte de una evaluación de impacto ambiental, ha proporcionado generosamente conjuntos de datos de campos magnéticos. 

En palabras del profesor Vince Gaffney, responsable académico del proyecto: La exploración de los paisajes sumergidos bajo el Mar del Norte representa uno de los últimos grandes retos de la arqueología.  Conseguirlo es cada vez más urgente con el rápido desarrollo del Mar del Norte para las energías renovables.

Foto University of Bradford

Los datos magnéticos los recogen las empresas que buscan extraer petróleo, gas y minerales del lecho marino, y cada vez más las empresas de energía eólica marina, para conocer el paisaje antes de la construcción.  La exploración busca sobre todo pecios de barcos y armas y bombas de guerra sin detonar. 

Los magnetómetros son instrumentos parecidos a torpedos que se arrastran por el agua mediante cables sujetos a buques de prospección para estudiar los campos magnéticos del fondo marino.

La arqueología prehistórica de los paisajes costeros sumergidos corre un riesgo considerable.  Se está produciendo una expansión sin precedentes de la energía eólica marina para luchar contra el cambio climático, encabezada por el compromiso del Reino Unido de reducir a cero las emisiones netas de aquí a 2050. 

El desarrollo de la energía eólica marina puede hacer que partes del paisaje marino sean cada vez más inaccesibles. Al colaborar con promotores como Royal Haskoning, los científicos pueden aprovechar la oportunidad para explorar el lecho marino en busca de actividad prehistórica. La Universidad de Bradford está decidida a responder positivamente al desarrollo de las energías limpias, abordando al mismo tiempo con urgencia el riesgo que corren los paleopaisajes marinos mundiales. 


Fuentes

University of Bradford


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