En la región que los tibetanos denominan Kham, situada al este del Tibet histórico entre Sichuan y la Región Autónoma del Tibet, se levantan unas altas estructuras que sobresalen en el paisaje montañoso. Se las denomina Torres del Himalaya y las más antiguas tienen más de 1.000 años.
La mayoría han resistido a pesar de los terremotos, las avalanchas y los deslizamientos de tierra que azotan la zona. Pero, ¿quiénes fueron los arquitectos de estos gigantes de piedra y cuál era su propósito?
Las construyeron los antiguos tibetanos y los qiang, un antiguo pueblo asentado en el noroeste de la provincia de Sichuan. Son torres de diferentes formas, cuadradas, hexagonales, octogonales, en forma de estrella o de cruz, según el lugar en que se levantan.

Si están construidas en lugares extratégicos son torres de defensa o de vigilancia, mientras que si se encuentran en el interior de aldeas o en los cruces de rutas comerciales, suelen tener una función de almacenamiento de productos. Es posible que hayan servido para guardar mercancías valiosas de la antigua Ruta del Té (el té de Yunnan y Sichuan se intercambiaba por caballos del Tibet).
La primera occidental en mencionar las torres fue la exploradora inglesa Isabella Bird, la primera mujer que ingresó en la Real Sociedad Geográfica de Londres, en su libro Among the Tibetans (Entre los tibetanos) escrito en 1894. Otros viajeros y exploradores posteriores también se hicieron eco de tan singulares estructuras, como la francesa Frédérique Darragon, que las convirtió en su objeto de estudio a finales de la década de 1990. Todos ellos recogen el hecho de que nadie sabía quién las había construido.

Se encuentran en ciudades y aldeas, pero también en zonas deshabitadas, y se han contabilizado unas 1.000 torres, de las cuales unas 250 están en buen estado y el resto en diferentes niveles de abandono.
Las más altas alcanzan la impresionante altura de 60 metros, y la forma más abundante utiliza la planta de estrella, con muros que se van estrechando gradualmente desde la base hasta la cima. Las piedras son toscas y se colocan con mortero de tierra o arcilla, sin usar cemento.
Los pisos interiores están soportados por vigas de madera e interconectados por escaleras, también de madera. Este es el modelo principal de las torres de la meseta tibetana.

Las de Kongpo suelen tener forma de cruz, algunas con 12 ángulos salientes de 90 grados y otras con 8 ángulos reentrantes también de 90 grados. Muchas de las torres de esta tipología están abandonadas y en ruinas.
Tanto las de Kongpo como las la región de Danba no tienen una función clara. Los investigadores opinan que servían para mostrar el prestigio de la familia que las erigía, algo similar a lo que ocurría por ejemplo en la localidad italiana de San Gimignano.

Todas las torres del Himalaya se construyeron, según las dataciones realizadas primero por Frederique Darragon, y luego por Emma Tassy, entre los siglos IV y XVI. No obstante, algunos investigadores chinos sostienen que en realidad son torres defensivas de finales del siglo XVII y comienzos del XVIII.
Precisamente las primeras descripciones de las torres proceden de fuentes chinas de finales de la dinastía Ming (1368-1644). En opinión del escritor tibetano Jamuyang Norbu, las torres desempeñaron un importante papel durante el siglo XVIII en la defensa de los reinos tibetanos de Ben, Rabden y Tsanlha frente al imperio Qing, aunque nada pudieron hacer frente a los cañones.
En las últimas décadas las piedras de algunas de las torres se aprovecharon para la construcción de otros edificios comunales. Debido a su estado, fueron incluidas en 2006 en la lista de monumentos en peligro del Fondo Mundial.

En 2008 la mayoría de las torres que seguían en pie resistieron el terremoto de Sichuan.
Fuentes
Frederique Darragon, The Star-shaped Towers of the Tribal Corridor of Southwest China | Stone Towers of Southwest China (World Monuments Fund) | Wikipedia
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