Un artefacto único descubierto en la fortaleza romana de Vindolanda podría haber sido utilizado durante las relaciones sexuales más que como símbolo de buena suerte, según sugieren los arqueólogos.
En un principio se pensó que el objeto de madera era un zurcidor, ya que se había encontrado junto a docenas de zapatos y accesorios de vestir, así como otras pequeñas herramientas y productos de desecho artesanales, como recortes de cuero y astas trabajadas, que se desecharon en la zanja del fuerte del siglo II.
Pero un nuevo análisis realizado por expertos de la Universidad de Newcastle y del University College de Dublín ha demostrado que se trata del primer ejemplo conocido de un falo incorpóreo de madera recuperado en cualquier lugar del mundo romano.
Los falos estaban muy extendidos por todo el Imperio y se creía que servían para protegerse de la mala suerte. A menudo se representaban en frescos y mosaicos o formaban parte de la decoración de otros objetos, como el mango de un cuchillo o la cerámica. Los pequeños falos portátiles de hueso o metal solían llevarse colgados del cuello.
Pero el equipo de investigadores cree que el objeto, hallado originalmente en Vindolanda en 1992, podría haber servido para algo más que para alejar el mal. El análisis reveló que ambos extremos del falo eran notablemente más lisos, lo que indica un contacto repetido a lo largo del tiempo.
En un artículo publicado en la revista Antiquity, el equipo explora tres posibles explicaciones de la finalidad del falo. Una de ellas es que el objeto, de tamaño natural, se utilizara como instrumento sexual.
Otra posibilidad, según el equipo, es que el objeto se utilizara como mortero, ya fuera con fines culinarios o para moler ingredientes para cosméticos o tratamientos medicinales. Su tamaño habría facilitado su manipulación y su forma habría imbuido de propiedades mágicas a los alimentos o ingredientes que se preparaban.
La tercera función posible era que el falo se colocara en una estatua que los transeúntes tocaran para atraer la buena suerte o para absorber o activar la protección contra la desgracia, algo habitual en todo el imperio romano.
Si este fuera el caso, la estatua probablemente habría estado situada cerca de la entrada de un edificio importante, como la casa del oficial al mando o el edificio del cuartel general. Sin embargo, las pruebas indican que estuvo en el interior o, al menos, no expuesta al exterior durante mucho tiempo.
El Dr. Rob Collins, profesor titular de Arqueología de la Universidad de Newcastle, explica: El tamaño del falo y el hecho de que estuviera tallado en madera plantea una serie de interrogantes sobre su uso en la antigüedad. No podemos estar seguros de su uso previsto, a diferencia de la mayoría de los demás objetos fálicos que hacen un uso simbólico de esa forma para una función clara, como un amuleto de la buena suerte. Sabemos que los antiguos romanos y griegos utilizaban artefactos sexuales; este objeto de Vindolanda podría ser un ejemplo de ello.
El Dr. Rob Sands, profesor de Arqueología del University College de Dublín, afirmó: Los objetos de madera habrían sido habituales en el mundo antiguo, pero sólo sobreviven en condiciones muy particulares: en el norte de Europa normalmente en depósitos oscuros, húmedos y sin oxígeno. Así pues, el falo de Vindolanda es una supervivencia extremadamente rara. Ha sobrevivido casi 2.000 años hasta ser recuperado por el Vindolanda Trust porque las condiciones de conservación se han mantenido estables hasta ahora. Sin embargo, el cambio climático y la alteración de las capas freáticas hacen que la supervivencia de objetos como éste esté cada vez más amenazada.
Barbara Birley, conservadora del Patronato de Vindolanda, ha declarado: Este redescubrimiento muestra el valor real del legado que supone tener una colección tan increíble de material procedente de un yacimiento y poder reevaluar ese material. El falo de madera puede ser único en su género en esta época, pero es poco probable que fuera el único de este tipo utilizado en el yacimiento, a lo largo de la frontera o, de hecho, en la Gran Bretaña romana.
Fuentes
Newcastle Univeristy | Vindolanda Charitable Trust | Collins, R., & Sands, R. (2023). Touch wood: Luck, protection, power or pleasure? A wooden phallus from Vindolanda Roman fort. Antiquity, 1–17. doi:10.15184/aqy.2023.11
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