Unos cardan la lana y otros se llevan la fama. Probablemente uno de los mejores ejemplos históricos de este popular refrán sea el de un matemático indio que, en 1852 y a partir de datos recopilados, demostró que el techo del mundo no era el Kangchenjunga, como se creía hasta entonces, sino otro al que se bautizó con el nombre de su jefe, George Everest. Aquel hombre se llamaba Radhanath Sikdar y, olvido aparte, fue víctima de una curiosa ironía: al igual que su superior, nunca vio personalmente la montaña que le ha dado fama.

Lo de la fama es relativo, claro, puesto que la mayoría de la gente -incluyendo en su propio país- desconoce quién fue y sólo de un tiempo a esta parte ha empezado a ser reivindicada su memoria, a veces sugiriéndose que el Everest sea renombrado en honor a él. No parece probable que vaya a ocurrir y por eso quizá sea más práctico recordarle como se está haciendo. Por ejemplo, con la tirada de sellos que el Servicio de Correos de la India emitió con su efigie en 2004, como parte de la celebración del segundo centenario del comienzo del Great Trigonometric Survey (Gran Proyecto de Topografía Trigonométrica)

De hecho, ese proyecto fue el que lo desató todo. Lo organizó en 1802 el Survey of India, la agencia colonial de ingeniería central de la East India Company (Compañía Británica de las Indias Orientales) que se ocupaba de las tareas de topografía y cartografía, bajo la dirección del coronel William Lambton. El objetivo era hacer mapas de todo el subcontinente, desde el extremo meridional (Tamil Nadu) hasta el septentrional (la cordillera del Himalaya), pero al tratarse de una labor tan vasta y compleja se prolongó durante casi siete décadas, hasta 1871. Lambton falleció en 1823 y fue su asistente, George Everest, quien le sustituyó como Topógrafo General de la India.

El sello emitido por Servicio de Correos de la India/Imagen: Gobierno de la India en Wikimedia Commons

Debido a la enorme extensión geográfica, no se siguió exactamente la idea de Lambton de triangular todo sino que se creó una parrilla de cadenas de triangulación más pequeñas, que iban de norte a sur y de este a oeste, para cuyas mediciones se fabricaron instrumentos ex profeso que tuvieran la precisión requerida. Al derroche de medios se sumó el de personas, con cientos de operarios realizando las mediciones sobre el terreno. Everest se retiró en 1843 y se estableció en Inglaterra, dejando la misión en manos de su ayudante, Andrew Scott Waug, coronel de los Ingenieros de Bengala.

Precisamente en esos momentos iba a acometerse la medición de la región del Himalaya, un millar y medio de millas desde Sonakoda hasta Dehradun (en el actual estado de Uttarakhand). La dificultad orográfica hizo que todo progresara lentamente durante varios años. Pero en 1852, estando en su oficina de Dehradun, Waugh recibió la visita de uno de sus técnicos que, profundamente excitado, le comunicó una sensacional noticia: acababa de concluir los cálculos basados en los datos acumulados a lo largo del último lustro y entre los resultados estaba la novedad de que el llamado Pico XV era mayor que el Kangchenjunga, considerado hasta entonces el techo del planeta con 8.582 metros sobre el nivel del mar (en realidad son 8.586).

George Everest hacia 1866/Imagen: dominio público en Wikimedia Commons

El Kangchenjunga (cuyo nombre significa «Los cinco tesoros de las nieves«, en alusión a los cinco repositorios de Dios, que son el oro, la plata, las gemas, el cereal y los libros sagrados) es la montaña más alta de la India y está formada en realidad por cinco picos, cuatro de ellos por encima de los 8.450 metros. En cuanto al Pico XV, era como se conocía a lo que los nativos nepalíes denominaban Sagarmāthā, los tibetanos Chomolungma y los chinos Zhūmùlǎngmǎ Fēng (entre otros nombres en dialectos locales): el más grande de un macizo que formaban los actualmente conocidos como Lhotse, Nuptse y Changtse. A menudo, los cartógrafos decimonónicos lo confundían con el Gaurishankar, una montaña vecina que lo separaba de Katmandú.

Waugh se había encontrado un inesperado obstáculo cuando asumió el mando: los nepalíes desconfiaban de los británicos y les impidieron el paso, pues aunque eran un protectorado de facto, mantenían cierto grado de independencia desde que el Tratado de Sugauli puso fin a la guerra mantenida entre 1814 y 1816. Consecuentemente, los topógrafos tuvieron que llevar a cabo las mediciones desde Terai (la región norte de la India lindante con el Himalaya), todo un problema por las intensas lluvias y las epidemias de malaria, que se cobraron la vida de tres de ellos y causaron la baja por enfermedad de otros dos.

Aun así, los científicos persistieron e hicieron mediciones a distancia; Waugh en persona dirigió algunas y pudo intuir que el pico que él y su ayudante John Armstrong veían a unos 230 kilómetros, al que de momento llamaron Pico B, parecía más alto que el Kangchenjunga, si bien habría que verificarlo de cerca. Enviaron técnicos para ello, pero el mal tiempo lo impidió. Hubo que esperar a 1849 para que el topógrafo James Nicolson instalase un enorme teodolito de media tonelada de peso en Jirol, a 190 kilómetros, desplazándose luego a otros cuatro sitios para completar una treintena de observaciones.

El Kangchenjunga visto desde la frontera nepalí/Imagen: Siegmund Stiehler en Wikimedia Commons

Al acabar, Nicolson se fue a Patna y procedió a realizar los cálculos con los datos obtenidos. El resultado fue que adjudicó al Pico B una altitud de 30.200 pies (unos 9.200 metros), aunque le faltaba precisar más porque todavía era una cifra en bruto, sin tener en cuenta algunos factores condicionantes. No pudo hacerlo por la misma razón que sus compañeros: la malaria le obligó a irse dejándolo todo a medias. Entretanto, otro asistente de Waugh llamado Michael Hennessy empezó a asignar un código técnico a todas las montañas, pasando el Kangchenjunga a ser el Pico IX mientras que el Pico B quedaba reconvertido en el Pico XV.

El técnico que irrumpió en el despacho de Waugh con la confirmación de la altitud del Pico XV era el propio autor de los cálculos: Radhanath Sikdar, natural de Jorasanko (Calcuta, Bengala), donde nació en 1813, hijo de un brahmán. En aquel momento tenía, pues, treinta y nueve años, habiendo recibido una esmerada educación: aprendió inglés, latín y griego, y leyó obras tan especializadas como los Elementos de Euclides o los Principia de Isaac Newton, que le inspiraron la creación de un nuevo método de dibujar una tangente entre dos círculos cuando todavía era un adolescente. No se trataba sólo de genio innato, ya que estudiaba en el Hindoo College (hoy Presidency University, la universidad de Kolkata).

Andrew Scott Waugh retratado en 1852 por George Duncan Beechey/Imagen: dominio público en Wikimedia Commons

Estando allí se reveló especialmente dotado para las matemáticas y su profesor, John Tytler (un oficial médico escocés de la East India Company que compatibilizaba la medicina con su oficio militar y la enseñanza), se lo recomendó a George Everest, que precisamente estaba buscando un matemático que además supiera inglés para el mencionado Great Trigonometric Survey. Sikdar, que tenía diecinueve años, fue contratado por un salario de treinta y nueve rupias mensuales y se incorporó al equipo. Everest dejó escrito sobre él que era un «joven fuerte y enérgico, listo para soportar cualquier fatiga y adquirir un conocimiento práctico de todas las facetas de su profesión».

Sikdar llegó a Dehradun y se unió a otros siete matemáticos bengalíes encargados de realizar los estudios geodésicos de la región, aunque él se convirtió en el favorito de Everest por su extraordinaria capacidad -llegó a inventar métodos propios que mejoraban la eficacia y precisión del trabajo-, hasta el punto de que vetó algún que otro intento que hubo de trasladarlo a otro departamento. Le consideraba fundamental para el desarrollo de la misión y consiguió mantenerlo a su lado hasta que se retiró, dejándole a las órdenes de Waugh. Fue éste quien le destinó al grupo encargado de hacer las mediciones y posterior cálculo de la altitud de las montañas.

Su mayor contribución al proyecto fue calcular y aplicar la asignación que se debe hacer para un fenómeno llamado refracción (la flexión de las líneas rectas por la densidad de la atmósfera terrestre), lo que le sirvió para procesar correctamente los datos de las mediciones trigonométricas realizadas por Nicolson. Decíamos antes que, inicialmente, éste había estimado que aquella enorme montaña medía 9.200 metros, pero sin tener en cuenta el efecto de distorsión que ocasionaba la refracción de la luz. Sikdar sí la tuvo y resultó que la altitud era de 29.000 pies (8.840 metros). Es decir, la mayor cumbre de la Tierra sobre el nivel del mar, confirmando la primera impresión que había causado a los topógrafos en 1847.

Radhanath Sikdar/Imagen: dominio público en Wikimedia Commons

Sin embargo, la noticia no se hizo pública hasta 1856 porque Waugh quiso asegurarse de que los cálculos eran correctos y ordenó repasarlos minuciosamente una y otra vez hasta que se solventó cualquier atisbo de duda teniendo en cuenta un buen número de factores: refracción lumínica, presión atmósferica, temperatura… Aún así, Waugh decidió añadir a la cifra un par de pies (algo más de medio metro), dejándola en 29.002, por temor a que alguien pensase que se había redondeado de forma poco científica, lo que ha originado la broma de que fue el primero en poner dos pies en la cima del Everest.

A continuación, envió un informe a la Royal Geographical Society. Si el Kangchenjunga había perdido el liderato (y hoy incluso ha bajado al tercer puesto, adelantado por el K2) estaba claro que la mayor cumbre terrestre no podía ser conocido de forma tan genérica como Pico XV; era necesario ponerle un nombre en condiciones. Hasta entonces, en la Great Trigonometric Survey se procuraba aplicar las denominaciones nativas locales, pero en este caso resultó que se le daban muchas diferentes y no había forma de saber cuál era la más frecuente, como tampoco elegir una sin que ello supusiera un menosprecio hacia terceros.

Mapa de 1871 mostrando la parrilla de triangulaciones y transectos del Survey of India/Imagen: dominio público en Wikimedia Commons

El naturalista y etnólogo Brian Houghton Hodgson, que vivía en Katmandú estudiando las costumbres y fauna del Himalaya dijo que lo habitual era llamarlo Deodungha («Montaña Sagrada»), pero el explorador alemán Hermann Schlaginweilt aseguraba que era Gaurishankar (que, como vimos antes, en realidad es otra cima situada a 48 kilómetros). Finalmente, ante la imposibilidad de una elección segura, Waugh propuso bautizar la montaña con el nombre del que había sido su jefe, Everest. Éste lo rechazó argumentando que su apellido resultaba muy difícil de adaptar a la lengua hindi, pero sus objeciones cayeron en saco roto.

Waugh todavía tuvo que pulir algún que otro detalle, como por ejemplo, la razón por la que las plomadas parecían inclinarse hacia el Himalaya, produciendo errores en las mediciones por triangulación. Fue el astrónomo y matemático John Henry Pratt (que además era clérigo, archidiácono de Calcuta), quien solucionó el misterio con la teoría del equilibrio isostático: un estado de equilibrio gravitacional entre la corteza terrestre y el manto, fundamentado en el Principio de Arquímedes. En cualquier caso, Waugh fue unánimente aplaudido y premiado, dejando su puesto en 1861 a Henry Edward Landor Thullier para que continuara la elaboración de la cartografía india.

El papel de Radhanath Sikdar en aquel asunto fue prácticamente ignorado y su carrera siguió un derrotero distinto. Ya no tenía a sus dos principales protectores, que se habían marchado a Gran Bretaña falleciendo Everest en 1866 y Waugh en 1871, por lo que no quedó nadie para reivindicarle. Y lo necesitaba porque se metió en más de un lío. Si en 1843 se ganó una multa de doscientas rupias por denunciar a un juez inglés que estaba golpeando a un porteador, en 1854 empezó a colaborar con el peculiar Tek Chand Thakur. Era éste el pseudónimo de Peary Chand Mitra, un escritor, periodista y empresario nacido en Calcuta en 1814 que había estudiado con él en el Hindoo College.

Una de las torres trigonométricas que se conservan, en este caso en Calcuta. Servía para ubicar los teodolitos y resto de instrumental de medición/Imagen: Biswarup Ganguly en Wikimedia Commons

Mitra dirigía Young Bengal, un grupo integrado por librepensadores utópicos (conocidos como derozianos, en honor a su maestro y fundador Henry Louis Vivian Derozio), del que Sikdar formaba parte, al igual que se unió a la heterodoxa escuela de enseñanza abierta por Mitra. Ambos crearon Masik Patrika, una revista para la educación y la emancipación de las mujeres en la que los artículos del matemático destacaban por su orden y sencillez, características contrarias al estilo acostumbrado entonces. Entre sus aspiraciones estaban poder comer carne de vacuno y el derecho de las viudas a casarse de nuevo, así como la abolición de la poligamia y del matrimonio infantil.

Young Bengal fracasó porque la sociedad india decimonónica permanecía demasiado atrasada en su vida rural y no tenía madurez suficiente para asumir un ideario tan radical como el propuesto, algo agravado por la falta de una adaptación estratégica para ello por parte de sus miembros.

Quizá esas atrevidas propuestas, que únicamente fraguaron en su parte artístico-literaria originando el llamado Renacimiento de Bengala (él mismo fue uno de los fundadores de la Calcutta Art and Craft Society), tuvo algo que ver en un desagradable episodio con Sikdar como protagonista póstumo. Decimos póstumo porque, tras jubilarse en 1862 y dedicarse a dar clases de matemáticas en la General Assembly’s Institution (actual Scottish Church College), falleció en 1870; no se casó ni dejó descendencia.

Mapa del Himalaya con la ubicación del Everest y el Kangchenjunga/Imagen: Mapbliss en Wikimedia Commons

El susodicho episodio consistió en que un manual de topografía editado en 1851 y cuyos capítulos más técnicos había escrito él, siendo un libro de gran valor para los usuarios, experimentó una tercera reedición en 1875 de la que se eliminó su nombre.

Como no le faltaba prestigio -nueve años antes la Sociedad Filosófica Alemana, rama Ciencias Naturales, le había hecho miembro-, aquel incidente causó revuelo: el periódico Friend of India lo describió como un «robo a los muertos» y buena parte de los topógrafos británicos protestaron públicamente en defensa de su ya ausente ex-colega.

A manera de epílogo, cabe añadir que actualmente sabemos, gracias a las mediciones de última tecnología GPS, que el Everest ha «crecido» hasta una cota que se sitúa entre los 8.848 y los 8.850 metros debido a que el movimiento téctonico presiona la cordillera hacia el norte y la hace elevarse unos cuatro milímetros anuales.


Fuentes

Abul Hasnat, Radhanath Shikder (en Banglapedia. National Encyclopedia of Bangladesh) | Soutik Biswas, The man who ‘dicovered’ Everest (en BBC News Online) | John Keay, The Great Arc. The dramatic tale of how India was mapped and Everest was named | Rama Deb Roy, The Great Trigonometrical Survey of India in a Historical Perspective | Wikipedia


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