Antes de acabar destruida por Roma, Cartago era capaz de construir casi un barco al día, un ritmo impresionante al que sólo se pudo acercar la producción del Arsenale di Venezia. Era éste un complejo de astilleros y armerías de donde salían las galeras que, a través del comercio y la guerra, convirtieron a la República Serenísima en una de las grandes potencias marítimas del Mediterráneo en las edades Media y Moderna.

El Puente de los Suspiros, el de Rialto, el Palacio Ducal, la Plaza de San Marcos, los palacetes barrocos, la iglesia de Santa Maria della Salute, las islas de Murano y Burano… Es probable que ninguno de esos maravillosos rincones se hubieran podido hacer sin la prosperidad económica que proporcionó el Arsenal.

La plantilla media de operarios ascendía a uno o dos millares, con picos eventuales de hasta cinco mil, aunque en el período de apogeo llegó a haber dieciséis mil; cifras más que considerables, si se tiene en cuenta que la población veneciana se mantuvo estable bastante tiempo en unos cien mil vecinos. Pero es que el sistema de trabajo anticipó al industrial, con cadena de montaje y piezas estándar. Una actividad febril y fabril que nadie puede describir con más estilo que Dante, en el Canto XXI de la primera parte de su Divina comedia, comparando el lugar con el Infierno:

Como en el Arsenal de Venecia hierve durante el invierno la pegajosa pez, destinada a embrear los maltratados bajeles de los que no pueden darse a la vela, y en vez de navegar uno construye nueva su embarcación, otro calafatea los flancos de la que ha hecho muchos viajes; quien repara la proa, quién la popa; éste labra los remos, aquel retuerce los cabos y el otro adereza la vela de mesana y el timón del mismo modo, y no por medio del fuego sino por arte divina, hervía allá abajo un espeso betún de que estaba impregnada la roca por todas partes.

La Serenísima Republica de Venezia y su Stato da Màr (en rosa, sus colonias y emporios)/Imagen: Rowanwindwhistler en Wikimedia Commons

Si bien parece que existía ya algún tipo de infraestructura naval desde el siglo VIII, suele decirse que el Arsenal se fundó cuatro más tarde, en el año 1104 y bajo el gobierno de Ordelafo Faliero, el trigésimo cuarto dux, ante la inminente entrada en guerra contra Coloman, rey de Hungría y Croacia. En realidad esa fecha es errónea, sacada de una medalla conmemorativa que resultó ser una falsificación decimonónica. Por tanto, no hay certeza de cuándo empezó a funcionar y hay que esperar hasta 1220 para encontrar la primera referencia documental -un plano- al Arsenale Vecchio.

Por entonces sus dimensiones distaban de ser las del coloso en que se convertiría, ya que tenía como única misión el mantenimiento de una pequeña flota, además de ir incorporando, a lo largo del siglo, un depósito de madera y cáñamo, otro de herramientas y uno más de armas. También se añadieron una muralla perimetral de tres kilómetros y medio, así como tres palacios (llamados Infierno, Purgatorio y Paraíso) destinados a alojar a los miembros del Regimiento del Arsenal; era éste el órgano institucional encargado de gobernar y vigilar el conjunto, estando al mando de tres patricios (nobles) que ejercían el cargo durante treinta y dos meses.

Entrada al Arsenal/Imagen: Didier Descouens en Wikimedia Commons

En 132o se reformó todo para hacer el Arsenale Nuovo o Darsena Nuova, un astillero más grande que el anterior -se amplió a ciento treinta y ocho mil metros cuadrados- y disponible tanto para barcos privados como estatales. Para ubicarlo se eligió una zona entre el convento de San Pietro di Castello y la parroquia de San Giovanni in Bragora, de modo que pudiera aprovecharse un lago existente -el San Daniele-, un bosques cercanos en la colina Montelo para obtener madera y un manantial que surtiría de agua a las viviendas de los trabajadores, levantadas extramuros. El conjunto estaba dividido en sectores, cada uno especializado en un aspecto del trabajo en cadena.

Por ejemplo la Casa del Canevo albergaba la Corderie della Tana, una fábrica de cordelería, pues los cabos navales eran difíciles de hacer y así no sólo no había necesidad de comprarlos sino que se exportaban los excedentes (el cáñamo para confeccionarlos se importaba de su colonia de Tana, en el mar de Azov). O el citado almacén maderero, que aseguraba el suministro de materia prima (el bosque era propiedad del Arsenal), agilizando las tareas al permitir cortar las piezas con medidas estándar. También se añadió el Stradal de Campagna, un dique sobre el que se colocaron los talleres de elaboración de remos, los depósitos de brea y aparejos (anclas, cadenotes, velas), y se abrió un canal llamado Rio delle Stoppare que conectaba la Darsena Nuova con la Vecchia.

Luego se amplió la muralla hacia el oeste y el norte, y se instaló la Casa della Polvere (cuya cercanía a los hornos de fundición la hizo explotar en 1440, debiendo ser reconstruida) y se instalaron dos grandes grúas de carga para las mercancías de los barcos. Asimismo había una fábrica de armas de fuego, unas pequeñas para uso individual y otras grandes, especialmente bombardas y piezas de artillería que se podían adaptar desde su emplazamiento en buques a carros, como hizo el célebre condottiero Bartolomeo Colleoni.

Vista del Arsenal | foto Kasa Fue en Wikimedia Commons

Porque Venecia se había asentado ya como una talasocracia y para mantener esa posición debía recurrir con cierta frecuencia a la guerra, sobre todo con su gran rival, la República de Génova. De hecho, la actividad del Arsenal tuvo que incrementarse ante el surgimiento de otro enemigo tras la caída de Constantinopla en 1453, el Imperio Otomano, lo que originó una nueva ampliación para acelerar la construcción de una flota de galeras y galeazas que detuviera a la del sultán, que amenazaba no sólo el Stato da Mar, es decir, las colonias venecianas del Dodecaneso (Creta, Chipre…) y el mar Jónico, sino también las del Adriático y la propia ciudad.

El primer paso fue la apertura en 1460 de la Porta di Terra o Porta Magna, la primera estructura arquitectónica renacentista construida en Venecia, presumiblemente con un diseño de Jacopo Bellini (un artista del Quatroccento cuyos hijos, Gentile y Giovanni, siguieron sus pasos y que, asimismo, era suegro del pintor Andrea Mantegna). Era una especie de arco triunfal al que en 1687 se le añadieron, flanqueándolo, dos leones de piedra traídos de Grecia (uno de ellos, por cierto, todavía conserva las runas que le habían grabado en el siglo XI los guardias varegos al servicio del emperador bizantino).

Los Gaggiandres (dársenas)/Imagen: Jean-Pierre Dalbéra en Wikimedia Commons

En 1473 comenzaron las obras propiamente dichas del Arsenal Novissimo, la última gran fase de desarrollo, que duró hasta 1573: se desecaron pantanos circundantes para ganar terreno y alcanzar las veinticuatro hectáreas, se levantaron silos de cereal y se dotó al conjunto de una serie más de dársenas cubiertas por marquesinas donde se construían los barcos por el referido método de trabajo en cadena, antes de enviarse al Arsenal anterior para darles los últimos toques. Desde 1518 contó con nuevos hornos de fundición (en cinco edificios estancos para evitar accidentes) y diez años después se inauguró el Novissimetta, otro muelle.

Una cuarta fase de ampliación entre 1535 y 1540 (a costa de terrenos del convento de Celestia) permitió incrementar el espacio disponible para almacenar pólvora, hasta casi ocho mil metros cuadrados. A mediados del siglo XVI se hizo un edificio para mantener a cubierto el Bucintoro (el espectacular barco del dux) y siguieron las obras con un taller de artillería que puso a la Serenísima entre los primeros de la producción europea. Una quinta y última fase empezó en 1566 y terminó en 1573, solapándose con la guerra que libró la Liga Santa -a la que Venecia se sumó- contra los otomanos, en la que se disputó la batalla de Lepanto con aportación material decisiva veneciana (1571).

En esos momentos, el Arsenal daba trabajo a unos dieciséis mil individuos -entre los que figuraba, como consultor, Galileo Galilei-, personal suficiente para, gracias a la metodología empleada, construir una galera diaria. De hecho, en sus diversas etapas de montaje, solía haber un centenar en construcción simultáneamente. Venecia contaba con dos escuadras: la principal, más numerosa, denominada Armata Sottile (Armada Delgada) por estar compuesta por galeras; y la Armata Grossa (Armada Grande), a base de galeones y galeazas, naves más grandes, pesadas y artilladas (y más difíciles de hacer, al fin y al cabo las galeras apenas habían cambiado desde la Antigüedad), aunque menos usadas en el Mediterráneo que en el Atlántico.

La entrada renacentista diseñada por Jacopo Bellini/Imagen: Abxbay en Wikimedia Commons

Los avances en la ingeniería naval que trajeron los dos siglos siguientes obligaron al Arsenal a adaptarse a los tiempos y en 1667 se botó el primer buque de nuevo cuño, a medio camino entre el galeón y el navío de línea. Para ello fue necesario aumentar tanto la profundidad de las dársenas como la altura de los techos, ya que el tamaño de los nuevos barcos aumentaba. Los técnicos venecianos pronto volvieron a ponerse en vanguardia, hasta el punto de que el zar Pedro I el Grande solicitó al dux su cooperación en la formación de una flota de galeras, con vistas a la guerra ruso-otomana que se avecinaba.

En 1750 se abrieron una sala de maquetas y una escuela náutica que dirigía el ingeniero y matemático Simone Stratico. Ahora bien, a lo largo de los siglos XVII y XVIII Venecia había ido perdiendo preponderancia, pasando a ser una potencia menor y el Tratado de Campo Formio de 1797 puso fin a la república, quedando ésta en manos de los franceses. Los cañones del Arsenal fueron aprovechados por el ejército napoleónico y los cinco mil conservados en la armería-museo, muy valiosos históricamente, acabaron fundidos o expoliados. También se incautaron los barcos, suprimiéndose las escuadras de guerra; el Bucintoro se perdió para siempre cuando los soldados le arrancaron todo su revestimiento y decoración de oro.

Runas dejadas por los varegos en uno de los leones/Imagen: G. dallorto en Wikimedia Commons

Durante el primer gobierno austríaco, el almirante Amilcare Paolucci delle Roncole trató de reorganizar el sitio y ponerlo en marcha otra vez, algo que continuó Napoleón al convertirlo en base de su flota adriática. Eso mismo hizo luego el Imperio Austríaco durante las cinco décadas siguientes. Tras la guerra de independencia y la incorporación de Venecia al Reino de Italia en 1866, el Arsenal siguió en esa línea, pero entre 1872 y 1878 experimentó una séptima transformación diseñada por Felice Martini. Quizá lo más importante fue la elevación del suelo unos setenta centímetros, necesaria por el hundimiento progresivo del terreno, que hizo el arquitecto Giuseppe Morando.

La fisionomía del lugar había cambiado con la incorporación de pesadas grúas de hierro, la construcción de nuevos edificios y muelles, la demolición de otros viejos, la apertura de canales, etc. De 1910 a 1915 se hizo un dique seco para acorazados, antesala de la octava y última intervención, en 1916: la instalación del área Casermette para alojar submarinistas. Una serie de incendios y los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial arrasaron muchas estructuras, aunque a cambio llegaron otras como los búnkeres antiaéreos de hormigón que dejaron los alemanes.

El final de la contienda significó el paulatino declive del Arsenal ante su obsolescencia y la competencia en muchos rincones del mundo. A lo largo de la segunda mitad del siglo XX nadie parecía tener claro qué hacer con aquella formidable infraestructura; la solución llegó en el nuevo milenio, con la cesión de sus diversas dependencias -salvo las que se quedó la Armada, que instaló allí el Museo Naval- a instituciones como el Municipio de Venecia. Una cuarta parte lo utiliza la Biennale di Venezia para sus exposiciones de arte contemporáneo.


Fuentes

Dante Allighieri, La divina comedia | Robert C. Davis, Shipbuilders of the Venetian Arsenal. Workers and workplace in the preindustrial city | Pasquale Ventrice, L’Arsenale di Venezia e i cantieri navali della marina (en Treccani) | Arsenale di Venezia (Cittá di Venezia) | Wikipedia


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