Las estalactitas y estalagmitas de la Grotta della Bàsura, en Liguria, han revelado el régimen de precipitaciones en el Mediterráneo durante los últimos milenios. Un equipo internacional dirigido por la Universidad Nacional de Taiwán, en el que también participó la Universidad de Pisa, con Elisabetta Starnini, arqueóloga del Departamento de Civilización y Formas de Conocimiento, y Gianni Zanchetta, geólogo del Departamento de Ciencias de la Tierra, estudió este sorprendente archivo natural en Toirano, en la provincia de Savona.
La investigación, publicada en la revista Nature Communications, comenzó analizando la composición isotópica de dos concreciones de carbonato. Posteriormente, los resultados se compararon con otros similares de otras cuevas italianas y españolas.
Las concreciones de las cuevas, estalactitas y estalagmitas, registran las condiciones climáticas de los milenios durante los cuales se formaron lentamente y, gracias a métodos de datación específicos, ofrecen por tanto la posibilidad de reconstruir con buena precisión la tendencia climática en el pasado, información fundamental para comprender las variaciones climáticas que se están produciendo y su evolución futura, explica Elisabetta Starnini.
En concreto, los investigadores han reconstruido la relación entre las precipitaciones y los vientos del oeste en función de la posición de la alta presión de las Azores y la baja presión de Islandia en Europa y el Mediterráneo durante los últimos 6500 años.
De hecho, los vientos del oeste desempeñan un papel clave en el transporte de calor y humedad y, por tanto, en la regulación de las temperaturas y las precipitaciones.
Según la reconstrucción, entre hace 5.400 y 3.500 años los vientos del oeste ocupaban en conjunto una posición más desplazada hacia el norte, mientras que entre hace 2.200 y 1.200 años la posición era más hacia el sur, lo que indica una mayor pluviosidad durante ese mismo periodo en la zona occidental del Mediterráneo.
El desplazamiento de los vientos del Oeste está vinculado a los cambios en la circulación atlántica y a la temperatura de los océanos, concluye Gianni Zanchetta, observando la situación actual, esperamos cambios en este frente en las próximas décadas como consecuencia del calentamiento global. Comprender lo que ha ocurrido en el pasado es, por tanto, muy importante para poder predecir en un futuro próximo cuáles podrían ser los cambios en la dirección de los vientos del oeste y las precipitaciones.
La cueva es conocida principalmente por albergar numerosas huellas humanas de hace unos 12.000 años, así como un yacimiento de huesos de osos cavernarios datado mucho antes, entre hace 24.000 y 50.000 años.
La sala principal de la cueva fue descubierta en 1889, mientras que el resto de estancias no se encontró hasta 1950. En estas se hallaron los mayores indicios de presencia humana: huellas de pisadas en el suelo, marcas de carbón en las paredes, numerosas huellas dactilares en la arcilla y bolas de arcilla adheridas a la pared del fondo.
Fuentes
Università di Pisa | Hu, HM., Trouet, V., Spötl, C. et al. Tracking westerly wind directions over Europe since the middle Holocene. Nat Commun 13, 7866 (2022). doi.org/10.1038/s41467-022-34952-9
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