Más de 20 estatuas de bronce en perfecto estado, exvotos y otros objetos, así como cinco mil monedas de oro, plata y bronce. Estos son los nuevos y excepcionales descubrimientos que ha arrojado la campaña de excavación en el santuario etrusco-romano vinculado a la antigua piscina sagrada del manantial termo-mineral de Bagno Grande, en San Casciano dei Bagni, en la provincia de Siena.
Iniciada en 2019, la excavación promovida por el Ministerio de Cultura y el municipio toscano bajo la coordinación del profesor Jacopo Tabolli, de la Universidad para Extranjeros de Siena, condujo a estos nuevos y extraordinarios hallazgos en las primeras semanas de octubre. En San Casciano, gracias a la reciente financiación del Ministerio de Cultura, se construirá un nuevo museo para albergar las piezas.
Un descubrimiento que reescribirá la historia y en el que ya están trabajando más de 60 expertos de todo el mundo, afirma el etruscólogo encargado de la excavación, el profesor Jacopo Tabolli. Así es como, 50 años después del descubrimiento en 1972 de los famosos bronces de Riace, se está reescribiendo la historia de la antigua estatuaria de bronce etrusca y romana en San Casciano dei Bagni.
El yacimiento toscano es el mayor depósito de estatuas de bronce de la época etrusca y romana jamás descubierto en Italia y uno de los más significativos de todo el Mediterráneo: no tiene parangón, sobre todo porque, hasta ahora, se conocían principalmente estatuas de terracota de esta época.
Un hallazgo excepcional, que confirma una vez más que Italia es un país de inmensos y únicos tesoros. La estratificación de las diferentes civilizaciones es única en la cultura italiana, afirma el ministro de Cultura, Gennaro Sangiuliano.
Es el descubrimiento más importante desde los Bronces de Riace y, sin duda, uno de los hallazgos de bronce más significativos de la historia del Mediterráneo antiguo, comenta el director general de Museos, Massimo Osanna, que acaba de aprobar la compra del palacio del siglo XVI que albergará las maravillas descubiertas en Bagno Grande, en el pueblo de San Casciano, un museo al que se añadirá en el futuro un verdadero parque arqueológico.
La importancia del método utilizado en esta excavación también está representada por la colaboración entre especialistas de todas las disciplinas: desde arquitectos a geólogos, desde arqueobotánicos a expertos en epigrafía y numismática, explica Luigi La Rocca, director de la Dirección General de Arqueología, Bellas Artes y Paisaje del Ministerio de Cultura.
Los bronces de San Casciano representan a las deidades veneradas en el lugar sagrado, junto con los órganos y partes anatómicas para los que se buscaba la intervención curativa de la deidad a través de las aguas termales. En las últimas semanas han resurgido del barro efigies de Higía y Apolo, así como un bronce que recuerda al famoso Orador, descubierto en Perugia y que figura en las colecciones históricas del Museo Arqueológico Nacional de Florencia.
El excepcional estado de conservación de las estatuas dentro del agua termal también ha permitido preservar maravillosas inscripciones en etrusco y latín que fueron grabadas antes de su realización. En las inscripciones se pueden leer los nombres de poderosas familias etruscas del territorio de la Etruria interior, desde los Velimna de Perugia hasta los Marcni conocidos en la campiña sienesa. Junto a la onomástica y las dedicatorias en etrusco encontramos inscripciones en latín, que también mencionan las aquae calidae, las termas de Bagno Grande, donde se colocaban las estatuas.
La mayoría de estas obras maestras de la antigüedad datan de entre el siglo II a.C. y el siglo I d.C., un periodo histórico de importantes transformaciones en la antigua Toscana, en la transición entre etruscos y romanos. En esta época de grandes conflictos entre Roma y las ciudades etruscas, pero también de luchas dentro del tejido social de la Urbe, en el santuario de Bagno Grande las familias nobles etruscas, en una época en la que la expansión de Roma significaba también una ósmosis cultural, dedicaron estatuas al agua sagrada. Un contexto de paz multicultural y multilingüe absolutamente único, rodeado de inestabilidad política y guerra.
El santuario con sus estatuas aparece como un laboratorio de investigación sobre la diversidad cultural en la antigüedad, un testimonio único de la movilidad etrusca y romana, explica el profesor Jacopo Tabolli, etruscólogo de la Universidad para Extranjeros de Siena y director del proyecto científico. En comparación con los conocidos descubrimientos de antiguas estatuas de aleación de bronce -pensemos, por ejemplo, en el famoso Orador descubierto en Perugia y expuesto en el Museo Arqueológico Nacional de Florencia-, lo que ha resurgido del barro de San Casciano dei Bagni es una oportunidad única para reescribir la historia del arte antiguo y, con ella, la historia del paso entre etruscos y romanos en la Toscana.
Fuentes
Ministerio de Cultura de Italia
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