Quienes hayan visitado Pisa y el impresionante conjunto compuesto por la catedral, el baptisterio y la famosa torre inclinada, se habrán podido percatar de que sobre el ábside de la catedral se eleva una columna rematada por una curiosa escultura de bronce.
Representa un grifo, un animal mitológico que en este caso está compuesto por una cabeza de águila, orejas de caballo, barbas de gallo, cuerpo de león, y alas. Corona la catedral pisana desde finales del siglo XI o principios del XII, pero lo curioso es que no se trata de una creación local.
Por el contrario, es una obra de origen islámico que está considerada como la mayor escultura de bronce medieval islámica conocida, así como la más famosa y monumental. Según los expertos su origen estaría en Al-Andalus, Egipto, Sicilia o el norte de África, aunque el consenso general es que procede de Al-Andalus.

No se sabe como llegó el grifo a Pisa. Algunos opinan que pudo formar parte del botín obtenido en alguna de las numerosas incursiones realizadas por los pisanos contra los sarracenos de las Islas Baleares, en el ataque de 1087 contra el norte de la actual Túnez o en el de Almería en 1089.
El caso es que en algún momento de la construcción de la catedral, que había comenzado en 1064, se colocó la figura en una plataforma elevada en una columna sobre el frontón en el ábside del extremo este. Una posición destacada pero que no permite ver la escultura de cerca, sino que es necesario alejarse considerablemente para poder contemplarla.

Llegó un momento, pasado apenas un siglo, en que ni siquiera los propios pisanos recordaban de dónde procedía. Unos decían que era una escultura romana, otros que se había encontrado al crear los cimientos para la catedral…
En el año 1828 el grifo fue retirado por primera vez de su lugar original y sustituido por una réplica (que es la que se puede contemplar hoy en día en lo alto de la columna). Desde entonces se exhibe en el Museo dell’Opera del Duomo (el museo de la catedral).
La sustitución permitió al abate Michelangelo Lanci, profesor de árabe en la Sapienza de Roma, estudiar la escultura, descubriendo que tenía una inscripción en caracteres cúficos en el pecho y los flancos, lo cual vino a confirmar su origen islámico. Esta inscripción dice: La bendición perfecta, el bienestar completo. Alegría perfecta, paz eterna y perfecta, salud y felicidad y buena fortuna para su propietario.

Tiene 1 metro y 7 centímetros de altura, por 87 centímetros de largo y 43 de ancho. Las alas, con plumas muy estilizadas, están fundidas por separado y unidas al cuerpo mediante remaches. Está decorada con diversos motivos geométricos y arabescos, pero las patas delanteras también incorporan representaciones de leones, y las traseras de águilas.
Como es habitual en las esculturas de bronce, es hueca por dentro. Y aquí es donde hay un pequeño misterio que los investigadores todavía no han podido resolver, ya que en su interior hay una especie de copa globular o esférica de bronce, que está soldada en su parte posterior a otra pieza del mismo metal y colocada abierta hacia el vientre, donde hay una abertura al exterior. También hay aberturas en la boca del grifo y en su parte trasera.

Algunos investigadores creen que pudo formar parte de una fuente, dadas las aberturas existentes, de un modo similar a los famosos leones de piedra de la Alhambra de Granada. De hecho se han encontrado otras esculturas de bronce, aunque de mucho menor tamaño como la famosa cierva del siglo X procedente de Medina Azahara (Córdoba) que se sabe que funcionaba como fuente expulsando el agua por el hocico. Una cabeza de león encontrada en Sicilia tenía la misma función.
No obstante esta hipótesis ha sido cuestionada por investigadores que indican que la escultura del grifo no contiene ningún resto de un sistema hidráulico que permita pensar que expulsaba agua por la boca.
Otra hipótesis extendida recientemente es que se trata de un instrumento diseñado para emitir sonidos, al atravesar el aire las diferentes aberturas. Un león más pequeño que se conserva en el Museo Metropolitano de Nueva York parece funcionar de igual manera. Existen relatos de historiadores como Al-Hamadani y geógrafos como Yaqut que mencionan que el palacio Ghumdan de Saná en Yemen tenía grandes estatuas de bronce de leones que emitían sonidos cuando el viento entraba por la parte trasera y salía por la boca.

Por el momento ninguna de las hipótesis ha podido ser confirmada, por lo que el misterio de la función del grifo se mantiene. Tuvieron que pasar siete siglos para saber, más o menos, de dónde había venido. Quizá no tengan que pasar tantos años para desvelar para qué servía.
Fuentes
Qantara – Mediterranean Heritage | Lamia Balafrej (2012). Saracen or Pisan? Ars Orientalis, 42, 31–40. jstor.org/stable/43489762 | The Pisa Griffin Project | Anna Contadini, Musical Beasts: the Swan-Phoenix in the Ibn Bakhtishu Bestiaries | Wikipedia
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