Un moderno análisis científico de antiguas herramientas de piedra pone en entredicho las antiguas creencias sobre lo que provocó un cambio radical en la isla de Creta, donde floreció el primer estado europeo durante la Edad de Bronce: la civilización minoica.
Hace unos 3.500 años, Creta experimentó importantes transformaciones culturales, como la adopción de una nueva lengua y un nuevo sistema económico, costumbres de enterramiento, vestimenta y hábitos de consumo, todo lo cual podía rastrearse hasta la vecina Grecia continental micénica.
Aproximadamente al mismo tiempo, muchos lugares importantes de la isla fueron destruidos y aparecieron tumbas de guerreros en el famoso palacio de Cnosos, lo que llevó a los estudiosos a creer durante mucho tiempo que estos cambios habían sido el resultado de una invasión micénica.

Un nuevo estudio, publicado en línea en la revista PLOS One, cuestiona esa teoría. Nuestros hallazgos sugieren un panorama más complejo de lo que se creía hasta ahora, explica Tristan Carter, autor principal del estudio y profesor del Departamento de Antropología de la Universidad McMaster, que ha realizado investigaciones en el centro-norte de Creta durante casi tres décadas.
Más que un cambio cultural a gran escala, nuestro estudio ha encontrado pruebas de una continuidad significativa tras la supuesta invasión. Aunque las nuevas prácticas pueden iniciarse a través de fuerzas externas como la invasión, la migración, el colonialismo o los matrimonios mixtos, también conocemos ejemplos en los que los lugareños deciden adoptar hábitos extranjeros para distinguirse dentro de su propia sociedad, afirma Carter.

En lugar de fijarse en cosas como los enterramientos, el arte o la vestimenta, prácticas que tienden a cambiar con la moda, los arqueólogos han empezado a fijarse más en las prácticas cotidianas más mundanas como una mejor visión del verdadero carácter de una cultura, explica.
Para el estudio, los investigadores analizaron una muestra de herramientas que los cretenses de la Edad de Bronce fabricaban con obsidiana, un vidrio volcánico negro más afilado que el acero quirúrgico cuando está recién descascarillado. Vassilis Kilikoglou, director del centro nacional de investigación Demokritos de Atenas, utilizó un reactor nuclear para determinar el origen de las materias primas y descubrió que procedían de la isla cicládica de Melos.
Cuando se consideraron estos resultados junto con la forma en que se habían fabricado las hojas de obsidiana y se habían utilizado para trabajos como la recolección de cosechas, quedó claro que la comunidad había vivido de la misma forma que sus predecesores durante los últimos mil años, que seguía siendo distinta de la vida en el continente griego.
Nuestro análisis sugiere que la población había permanecido en gran medida local, de ascendencia minoica, dicen Carter y Kilikoglou. Esto no quiere decir que no se produjera una invasión de Creta, sino que la situación política en el resto de la isla en esta época era más compleja de lo que se creía, con una importante continuidad demográfica en muchas zonas.
Los investigadores creen que, aunque las élites locales se alinearon estratégicamente con los poderes micénicos, como demuestra su llamativa adopción de los estilos de vestir, beber y enterrar en tierra firme, la mayoría de la gente siguió viviendo su vida de forma muy similar a la anterior.
Fuentes
McMaster University | Tristan Carter et al, Raw material choices and technical practices as indices of cultural change: Characterizing obsidian consumption at ‘Mycenaean’ Quartier Nu, Malia (Crete), PLOS ONE (2022). DOI: 10.1371/journal.pone.0273093
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