El Valle Sagrado de los Incas, situado en los Andes peruanos a una altitud media de 2.800 metros y atravesado por el río Urubamba, alberga numerosos yacimientos arqueológicos, ciudades y pueblos que se remontan a la época incaica que se extienden a los pies de Machu Picchu.

Uno de esos lugares es Moray, que se localiza a unos 32 kilómetros al noroeste de Cuzco y a 7 de las salinas de Maras, y alcanza los 3.500 metros de altitud.

Está conformado por tres anfiteatros o zonas, una principal y otras dos secundarias, que constan de 10 a 12 terrazas dispuestas en círculos concéntricos a lo largo de las curvas de nivel del terreno, construidos entre los siglos XIV y XV.

Vista desde el fondo de las terrazas | foto Paulo Guereta en Wikimedia Commons

La posición de estas terrazas, que llegan a una profundidad de 150 metros, y el grosor de las paredes que almacenan el calor durante el día y lo difunden por las noches crea en ellas una serie de microclimas, con la temperatura más alta en el centro, que va disminuyendo hacia el exterior y hacía arriba según la distancia de cada terraza. Se ha registrado una diferencia de entre 3 y 5 grados de temperatura media entre sectores adyacentes. En conjunto hasta una veintena de microclimas diferentes se pueden rastrear en ellas.

Cada una de las terrazas y niveles, que tienen unos 2 metros de altura, es accesible por un sistema de escaleras cuyos peldaños están directamente empotrados en las paredes. Se calcula que cada nivel representa aproximadamente mil metros de altitud en condiciones normales de cultivo.

Los muros de las terrazas con las escaleras y los canales de riego | foto Pavel Spindler en Wikimedia Commons

Las terrazas están formadas por muros de contención y un complejo sistema de canales de riego, con suelos fértiles que permiten el cultivo de más de 250 especies de plantas. Una gran cuenca o estanque en la parte superior del sitio almacenaba el agua que luego los canales de riego tallados en la piedra llevaban a cada nivel.

La gran cantidad de tierra que fue necesario remover para crearlas ha llevado a algunos estudiosos a pensar que los incas aprovecharon grandes agujeros preexistentes, resultado quizá del impacto de un meteorito.

En lo que están de acuerdo todos los investigadores es en que Moray era un centro de investigación agrícola del imperio inca, donde se realizaban experimentos de cultivos e incluso se predecían los rendimientos tanto en el Valle Sagrado como en otras partes del imperio.

Uno de los anfiteatros más pequeños | foto PsamatheM en Wikimedia Commons

También se piensa que los incas utilizaban las terrazas concéntricas para intentar aclimatar las plantas exóticas a las condiciones locales. Los arqueólogos han encontrado semillas de diferentes especies, la mayoría de ellas fosilizadas pero algunas todavía viables.

El lugar fue abandonado tras la llegada de los españoles, quedando progresivamente cubierto y oculto por la vegetación, hasta que fue redescubierto en 1931 por la expedición liderada por Robert Shippee y George Johnson que sobrevolaba la zona.

Maqueta del yacimiento de Moray | foto Laslovarga en Wikimedia Commons

Desde entonces numerosos exploradores e investigadores han analizado el lugar, ofreciendo diferentes hipótesis sobre su origen y su propósito. Victor Angles opina que en algún momento los habitantes de la meseta y el desfiladero se enemistaron interrumpiendo el comercio, por lo que los antiguos pobladores necesitaban preparar más tierra para sembrar maíz y decidieron cavar gigantescos surcos para calentar la tierra y poder cultivarlo.

John Earls afirmó haber encontrado en Moray piedras verticales que habrían servido para marcar los límites de las sombras al atardecer durante los equinoccios y los solsticios. También cree que las terrazas reproducen las diferentes zonas de temperaturas del Imperio Inca.

El parecido del lugar con una mina a cielo abierto ha llevado a algunos a pensar que realmente pueden haber sido una explotación minera, que una vez agotada y reforzadas sus paredes se utilizó para cultivos.

Otra vista de Moray | foto Angelique Desiree en Wikimedia Commons

Debido a las fuertes lluvias en 2010 las terrazas sufrieron graves daños, llegando a derrumbarse algunas partes. Ello obligó a realizar trabajos de restauración y reparación que todavía no han finalizado por completo. Aun así, Moray es uno de los principales atractivos turísticos del Valle Sagrado de los Incas en Perú.


Fuentes

Juan Estevan Arellano, Enduring Acequias: Wisdom of the Land, Knowledge of the Water | John Earls, The Character of Inca and Andean Agriculture | Heather Lechtman, Ana María Soldi, La Tecnología en el mundo andino: Subsistencia y mensuración | Popular Science (Enero 1932, p.25) |Wikipedia


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