A orillas del río Taunton en Berkley (Massachusetts), hay un pequeño museo con una única pero enorme exposición: una roca de 40 toneladas que se extrajo del lecho del río y se instaló aquí en 1963: la famosa Dighton Rock, que recibe su nombre de la antigua ciudad de Dighton, donde se encontró.

Durante siglos estuvo en la orilla del río, pero la construcción de una presa en 1963 obligó a retirarla para salvaguardarla. La fama de la roca radica en las indescifrables inscripciones talladas en su cara que han desconcertado a los estudiosos desde el siglo XVII. Los petroglifos, formados principalmente por líneas rectas y formas geométricas, van acompañados de dibujos muy básicos de personas junto con lo que parece ser escritura. Tienen el aspecto de garabatos hechos al azar por personas que no tenían nada mejor que hacer, pero la gente está convencida de que esconden un mensaje secreto.

La roca de Dighton mide aproximadamente 1,5 metros de alto, 9,5 de ancho y 11 de largo. La superficie con las inscripciones está inclinada y antaño daba al mar, donde podía ser vista por cualquier barco o nave que se acercara. Por ello, a lo largo de los siglos se especuló con que las tallas eran un mensaje dejado por los visitantes de la costa, destinado a llamar la atención de los posteriores exploradores marítimos que pasaran por allí.

El pequeño museo de Dighton Rock | foto Daderot en Wikimedia Commons

Una de las primeras menciones de la roca Dighton se encuentra en 1680, cuando el colono inglés Rev. John Danforth hizo un dibujo de los petroglifos, que se ha conservado en el Museo Británico. Sin embargo, el dibujo de Danforth entra en conflicto con otros informes sobre la roca en una época similar.

En 1690, el reverendo Cotton Mather describió la roca en su libro The Wonderful Works of God Commemorated (Las maravillosas obras de Dios conmemoradas):

Entre las otras curiosidades de Nueva Inglaterra, una de ellas es la de una poderosa roca, en un lado perpendicular de la cual, junto a un río, que en marea alta cubre parte de ella, hay grabadas muy profundamente, nadie sabe cómo o cuándo, alrededor de media veintena de líneas, de casi tres metros de largo, y un pie y medio de ancho, llenas de extraños caracteres: que sugieren pensamientos tan extraños sobre los que estuvieron aquí antes que nosotros, como hay formas extrañas en ese elaborado monumento.

Grabado de 1864 | foto dominio público en Wikimedia Commons

Durante el siglo XIX muchas publicaciones populares y personajes públicos mencionaron la roca. El poeta y crítico James Russell Lowell sugirió que los candidatos presidenciales la mencionaran en sus cartas a los periódicos: «Si hay que escribir cartas, se podría hacer un uso provechoso del jeroglífico de la roca de Dighton o de la escritura cuneiforme, cada nuevo descifrador podría encontrar un significado diferente«. Lowell hizo otras referencias a la roca en sus escritos satíricos de gran difusión, por lo que puede haber contribuido a popularizarla.

Diferentes teorías

Una de las teorías más influyentes fue la expuesta en 1837 por un erudito danés, Carl Christian Rafn, que sugirió que las tallas habían sido realizadas por vikingos y representaban la saga nórdica de Thorfinn Karlselne y su viaje a la costa norteamericana hasta un lugar llamado Hop, donde su esposa Gudrida dio a luz a su hijo Snorro.

Reproducción de los petroglifos de Dighton Rock publicado por Henry Wheaton en 1844 | foto dominio público en Wikimedia Commons

La teoría de Rafn despertó el interés de la Sociedad Histórica de Rhode Island, que se puso en contacto con sus amigos de Dinamarca, y juntos encontraron pruebas suficientes para declarar que Hop se encontraba en el río Taunton.

Las investigaciones de Rafn despertaron el entusiasmo internacional, y a partir de 1837, la teoría de las exploraciones precolombinas de América del Norte por parte de los vikingos fue aceptada casi universalmente. Dighton Rock constituía el último eslabón de una larga cadena de pruebas.

Por desgracia, la teoría vikinga de la roca fue hecha pedazos en 1916 por el difunto profesor Edmund B. Delabarre, de la Universidad de Brown. Delabarre encontró grandes discrepancias entre los dibujos reales de la sociedad y las copias retocadas reproducidas en el libro de Rafn. Al parecer, Rafn había añadido muchas líneas a los dibujos para apoyar su teoría.

Seth Eastman en Dighton Rock | foto dominio público en Wikimedia Commons

Al estudiar la inscripción, Delabarre encontró lo que parecía ser el nombre «Miguel Corte-Real» y la fecha de 1511 garabateados entre las líneas y marcas. Delebarre afirmó que el mensaje es un latín abreviado al estilo portugués, que puede traducirse como «Yo, Miguel Corte-Real, 1511. En este lugar, por voluntad de Dios, me convertí en cacique de los indios«.

¿Pero quién era Miguel Corte-Real?

Miguel Corte-Real era un explorador portugués que partió de Lisboa en 1502 en busca de su hermano Gaspar, que se había perdido dos años antes cerca de Terranova. Al parecer, la expedición llegó al lugar donde había desembarcado el grupo de Gaspar, momento en el que los tres barcos se separaron en diferentes direcciones para buscar.

Más tarde, el barco que transportaba a Miguel no apareció en el punto de encuentro designado. Los otros dos barcos emprendieron el viaje de vuelta a Portugal, mientras que Miguel y su barco no volvieron a ser vistos.

La piedra en la actualidad dentro de su museo | foto Kenneth C. Zirkel en Wikimedia Commons

Delabarre especuló que Miguel Corte-Real llegó a la bahía del Monte Esperanza en 1502 y envió a sus hombres a tierra cerca del lugar donde se encuentra la roca Dighton. Quizás hubo una batalla con los indios Wampanoag, quizás un naufragio, o quizás por otras razones Miguel se unió a los Wampanoags.

Corte-Real vivió con los Wampanoag durante varios años vigilando de cerca los barcos de la costa. Pero en 1511, cuando sus esperanzas de rescate se desvanecieron, grabó el mensaje en la roca, donde quedaría para las generaciones futuras.

Réplica de la roca de Dighton en Lisboa | foto Carlos Luis M C da Cruz en Wikimedia Commons

La teoría de Delabarre es ampliamente aceptada en Portugal, pero no tanto en otros países. El historiador estadounidense Samuel Eliot Morison la criticó duramente en su libro de 1971 The European Discovery of America: The Northern Voyages.

Otras teorías han atribuido estas tallas a los fenicios e incluso a los chinos, que según el autor Gavin Menzies navegaron a América antes que Colón.

La roca de Dighton siguen siendo objeto de interminables debates entre los estudiosos, pero no atrae a muchos turistas al Parque Estatal de Dighton Rock, adquirido por el estado en 1955. Sus petroglifos siguen indescifrados.


Este artículo se publicó en Amusing Planet. Traducido del inglés y publicado con permiso.

Fuentes

Edward Brecher, The Enigma Of Dighton Rock | Roadside America | Wikipedia


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