La capitalidad nacional otorga a Madrid un estatus turístico especial. No sólo es la principal puerta de entrada a España para los visitantes extranjeros sino que también alberga innumerables atractivos para trascender esa cualidad y convertirse en destino específico. Ya sea a través del Aeropuerto de Barajas, ya por ferrocarril, ya por carretera acercarse a Madrid siempre es una garantía de satisfacción. Mejor aún si el transporte es en vehículo propio o de alquiler -coche o furgonetas, en caso de viaje en grupo- porque da mayor libertad de movimientos en lo que es una ciudad muy grande que tiene mucho, muchísimo, que ver y hacer. He aquí una pequeña muestra.

Lugares imprescindibles

Es casi una blasfemia estar en la ciudad y no ver sus principales señas de identidad; y Madrid tiene muchas, desde el llamado triángulo de los museos (El Prado, el Thyssen-Bornemysza y el Reina Sofía) al Palacio Real y sus jardines (con la catedral de La Almudena al lado), pasando por otro rincón bautizado también con nombre propio e incorporado al Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, el Paisaje de la Luz (que incluye el Parque del Retiro, el Paseo del Prado y el Barrio de los Jerónimos, donde se ubica la iglesia homónima).

Y es que son varios madrides en uno: el de los Austrias, en el que se integran el casco antiguo y el Barrio de las Letras; el de los Borbones, con sus fuentes monumentales de Cibeles y Neptuno más la emblemática Puerta de Alcalá; y el contemporáneo, que alterna centros museísticos tan variopintos y sugestivos como el el del Traje, el del Ferrocarril, el CaixaFórum o el estadio Santiago Bernabéu.

A ellos se les suma una excepcional oferta de ocio puro que se plasma en el Zoo Aquarium, el Parque de Atracciones y el teleférico, los tres en la Casa de Campo, así como el Parque Warner, por citar lo más representativo y al margen del amplio abanico de espectáculos, funciones y eventos en general que acreditan los abundantes teatros y salas; entre ellos, pongamos el Teatro Circo Price o el Teatro Real.

Otros sitios

En Madrid hay decenas de museos, así que si alguien ya ha estado y quiere ver uno aparte de los clásicos ya nombrados, puede escoger entre el Arqueológico, el Naval, el de Antropología, el de Ciencias Naturales, el de América, el de Historia de Madrid, el de Cera, el de los Bomberos… Algunos son casas-museo, como las de Lope de Vega, Cerralbo, Sorolla, Lázaro Galdiano y Marqués de Matallana (donde se ubica el Museo del Romanticismo), o aprovechan antiguos edificios varios siglos anteriores, caso del Hospicio de San Fernando (Museo de Historia de Madrid).

Otros son espacios diferentes abiertos a la visita; científicos, como el Planetario, o arqueológicos, como el templo egipcio de Debod. Más numerosos resultan los de carácter religioso, véase la ermita de San Antonio de la Florida y sus cúpulas pintadas por Goya, la iglesia de San Antonio de los Alemanes y su fantástico interior policromado, o los conventos de las Descalzas Reales, el de San Plácido y la Encarnación, cargados de arte e historia.

En realidad, cualquier rincón madrileño acoge una sorpresa. Uno puede remar en el lago del Retiro, contemplar el cambio de guardia en el Palacio Real, visitar el Palacio de Liria, admirar el skyline que forman las Cuatro Torres (cinco, dentro de poco), rebuscar en las librerías de viejo del Barrio de las Letras o en los puestos de la Cuesta de Moyano, fotografiarse en la Plaza Mayor o en la icónica estatua del Oso y el Madroño (Puerta del Sol), descubrir una estación de Metro cerrada y reconvertida en museo (la de Chamberí), contemplar a los muñecos del carillón del hotel Palace dando la hora, hospedarse en la Posada del Peine (uno de los alojamientos más antiguos de España, de 1610), tratar de ver al fantasma de la Casa de las Siete Chimeneas… Falta espacio aquí para expresarlo todo.

Compras

No hay un turista tipo; cada uno constituye un mundo y algunos disfrutan yendo de compras, en busca de tiendas y géneros que no encuentran en sus lugares de origen. En la capital encontrarán varios ejes comerciales: Sol-Preciados-Carmen, Chueca-Malasaña-Fuencarral y Lavapiés-Rastro-Embajadores son algunos de los más freecuentados, aunque también ejerce atracción los comercios de alto nivel del barrio de Salamanca o la Gran Vía, así como áreas y calles concretas (Azca, Bravo Murillo, Jorge Juan).

Mención aparte para los outlets de las afueras (Las Rozas Village, San Sebastián de los Reyes Style Outlets, Getafe The Style Outlets o el Sambil de Leganés) y, directamente, los centros comerciales (La Vaguada, La Ermita, La Gavia, Plenilunio…). En otra línea, es recomendable acercarse al Rastro las mañanas de los domingos y revolver entre las mil y un cosas expuestas.

Gastronomía

Si este apartado resulta inevitable en toda España, tampoco iba a faltar hablando de Madrid. Las posibilidades son prácticamente infinitas, ya sea para degustar tapas, ya para probar recetas tradicionales: veintiún restaurantes con estrellas Michelín, de los que DiverXO destaca con tres, mientras que Smoked Room, Paco Roncero, DSTAgE, Ramón Freixa Madrid y Coque tienen dos; locales centenarios como Lhardy, Botín, Posada de la Villa, Café Gijón, etc; mercados rehabilitados como los de San Miguel, San Antón, Vallehermoso, Antón Martín…; incluso calles enteras muy de moda en ese sentido, caso de Ponzano o Ibiza.

Y no hay que olvidar la oferta culinaria internacional, con mención especial para Iberoamérica, de la que Madrid fue capital de su cultura gastronómica en 2021. Al respecto, cabe añadir que la Villa celebra cada año varios eventos temáticos: Gastrofestival, Madrid Fusión, DeGusta, etc.

Ocio nocturno

El colofón de una buena cena suele ser una salida nocturna y si hay un sitio donde elegir, ése es Madrid. Empezando por algo que suena a cliché pero que es una realidad, el flamenco, ya que el aficionado -o el simple curioso- encontrará una buena nómina de tablaos (Corral de la Pacheca, Cardamomo, Corral de la Morería y unos cuantos más). Sigue por otro que prácticamente lo es, la juerga nocturna, en la que no faltan zonas de marcha (todos los barrios tienen la suya, con Malasaña y Chueca como los más emblemáticos, probablemente), karaokes como Máster Plató o Cheer’s, locales con música en vivo como Barracudas o El Búho Real y discotecas como Kapital, El Sol o Fabrik.

En otro orden están las terrazas, bien a pie de calle, caso de Atenas, o las más características en azoteas, de las que se pueden reseñar las de los hoteles (algunas con una piscina espectacular, como la Roof Garden del Hotel Emperador o la Nice To Meet You del Dear Hotel, pero también se puede resaltar la del Riu Plaza España por su pasarela acristalada, por ejemplo) o las de otros sitios: Círculo de Bellas Artes, Museo Reina Sofía, etc. Añadamos las coctelerías para redondear tan sabroso pastel: Javier de las Muelas, Bar Cock, Viva Madrid, Museo Chicote…

En fin, ya lo dice el inmortal chotis de Agustín Lara: «Por el sabor que tienen tus verbenas, por tantas cosas buenas que soñamos desde aquí. Y vas a ver lo que es canela fina y armar la tremolina cuando llegues a Madrid…»


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