En los últimos años, millones de personas de todo el mundo han sufrido la pérdida del olfato debido al COVID-19. Incluso aquellos que han evitado la infección por el nuevo coronavirus experimentan ahora el mundo de los olores de forma diferente debido a las propias mascarillas que proporcionan protección contra el virus. Esta pérdida de olfato ha puesto de manifiesto el importante papel que desempeña el olfato en la forma en que percibimos y navegamos por el mundo, y ha subrayado las conexiones entre el olfato y la salud mental y física.

El olor siempre ha sido un componente integral de la experiencia humana, pero hasta ahora el pasado ha permanecido en gran medida inodoro. La mayoría de los olores provienen de sustancias orgánicas que se descomponen rápidamente, dejando poco para que los arqueólogos investiguen miles de años después. Ahora, un equipo de investigadores del Instituto Max Planck para la Ciencia de la Historia Humana está buscando nuevas formas de revivir los paisajes olfativos antiguos y utilizar el olor para estudiar la experiencia, el comportamiento y la sociedad del pasado.

Rastrear el olor en el pasado profundo no es una tarea sencilla, afirma Barbara Huber, autora principal del trabajo, pero el hecho de que la historia registre expediciones de descubrimiento, guerras e intercambios a larga distancia para adquirir materiales con fuertes propiedades olfativas -como el incienso y las especias- revela lo importante que ha sido el olor para la humanidad.

Los olores del pasado pueden recuperarse de los archivos olfativos mediante la extracción de moléculas con distintos métodos. Si se logra detectar e identificar la composición molecular de las muestras, se pueden identificar las antiguas fuentes de olor.  | foto Michelle O’Reilley

Comprender la dimensión sensorial de la historia de la humanidad y el uso de sustancias olorosas y aromáticas puede aportar conocimientos sobre muchos aspectos del pasado, como los rituales, la perfumería, la higiene, la cocina, el comercio y el intercambio. Pero como el olor forma parte de la manera en que experimentamos, entendemos y navegamos por el mundo, los olores antiguos también pueden aportar información sobre aspectos más generales del pasado, desde la jerarquía y las prácticas sociales hasta la identidad de grupo.

El olor es un aspecto poderoso e infravalorado de la experiencia humana, señala la profesora Nicole Boivin, autora principal del estudio y directora del Departamento de Arqueología del Instituto Max Planck para la Ciencia de la Historia Humana. Los olores llegan a nuestro cerebro de forma bastante directa y nos motivan de manera decisiva, ya sea para evitar el peligro, identificar algo que es bueno para nosotros o recordar algo de nuestro pasado, por ejemplo.

Los datos olfativos pueden contextualizarse en el marco de los textos históricos y las representaciones visuales pertinentes, así como de los registros arqueológicos y medioambientales. La conexión de estas diferentes fuentes de información permite reconstruir aspectos críticos de los modos de vida y la sociedad de la antigüedad (indicados por las flechas que salen del círculo azul). Los iconos de la zona exterior de la figura representan ejemplos de algunos de los temas que pueden abordarse mediante este enfoque (los recuadros grises indican títulos generales). | foto Michelle O’Reilly

Utilizando sólo los rastros de sustancias perfumadas conservados en artefactos y elementos arqueológicos, añade Huber, los nuevos métodos están revelando los poderosos olores que eran una característica fundamental de las antiguas realidades vividas y que daban forma a la acción, los pensamientos, las emociones y los recuerdos humanos.

Aprovechando los nuevos y potentes enfoques biomoleculares y ómicas, como las técnicas proteómicas y metabolómicas, y vinculando los nuevos datos con la información de los textos antiguos, las representaciones visuales y los registros arqueológicos y medioambientales más amplios, los investigadores pueden abrir nuevos aspectos del mundo antiguo, de nuestras sociedades y culturas cambiantes y de nuestra evolución como especie.

Los autores del nuevo artículo esperan que una mayor investigación sobre los ricos paisajes olfativos del pasado permita conocer los mundos sensoriales de antaño y las diversas formas en que las personas han captado los olores de la naturaleza para dar forma a la experiencia humana.


Fuentes

Max Planck Institute for the Science of Human History | Huber, B., Larsen, T., Spengler, R.N. et al. How to use modern science to reconstruct ancient scents. Nat Hum Behav (2022). doi.org/10.1038/s41562-022-01325-7


  • Compártelo en:

Descubre más desde La Brújula Verde

Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.

Something went wrong. Please refresh the page and/or try again.