Entre el 16 y el 19 de octubre de 1813 tuvo lugar en Leipzig, Alemania, el mayor enfrentamiento de todas las guerras napoleónicas, y posiblemente la mayor derrota del emperador francés. En esa batalla, en la que participó la colosal cifra de más de medio millón de soldados, había alemanes en ambos bandos. Se la consideró la batalla más grande de la historia hasta la Primera Guerra Mundial.

Por un lado, el ejército de Napoleón incluía tropas del Reino de Wurtemberg y del Gran Ducado de Baden, así como de otros estados de la Confederación del Rin, mientras que la coalición que se le oponía estaba formada por Reino Unido, Rusia, España, Portugal, Prusia, Austria, Suecia y varios pequeños estados alemanes.

En los años siguientes hubo varios intentos de levantar un monumento conmemorativo de la batalla, pero ninguno se materializó. Hasta que en 1894 el arquitecto Clemens Thieme, que era miembro de la Asociación para la Historia de Leipzig y de la logia masónica Apolo, lo propuso durante una reunión de esta última. Apoyado por sus compañeros masones, fundó la Deutsche Patriotenbund (Asociación de Patriotas Alemanes), y presentó el proyecto a la ciudad de Leipzig.

El Monumento a la Batalla de las Naciones en Leipzig | foto Visions of Domino en Wikimedia Commons – flickr

A través de la recién creada asociación se organizaron loterías y se recaudaron los fondos necesarios para la construcción, que también incluyeron donaciones particulares. El encargado del diseño fue el arquitecto berlinés Bruno Schmitz, que planeó uno de los monumentos más grandes de Europa que se empezó a levantar el 18 de octubre de 1898 sobre una colina artificial en el sureste de la ciudad.

Los trabajos de construcción se realizaron bajo la dirección de Clemens Thieme, quien modificó y complementó el diseño original de Schmitz en varios aspectos. Entre otras, suya fue la idea de instalar una cripta.

La cripta | foto Frank Vincentz en Wikimedia Commons

Se inauguró el 18 de octubre de 1913, y consiste en una torre piramidal monumental de 91 metros de altura (desde el nivel de la calle) con una estrecha escalera interior de caracol de 500 escalones desde el pie en la base hasta el mirador de la cima, desde el cual se contempla una espectacular vista de la ciudad y sus alrededores.

Todo el edificio está hecho de hormigón y recubierto con placas de granito, siendo la primera vez que se utilizó hormigón, que era un material relativamente nuevo en aquella época, en una estructura tan grande.

En la primera planta está la cripta, posiblemente uno de los lugares más sobrecogedores del conjunto. Como dijimos antes, la cripta no estaba en el diseño original y fue idea de Thieme, que quería rendir un homenaje a todos los caídos en la batalla de Leipzig, y no solo a los alemanes.

Uno de los cuatro Guardianes | foto Frank Vincentz en Wikimedia Commons

Ocupa todo el círculo central de la sala y está sostenida por ocho pares de guerreros de piedra (Totenwächter) que, a modo de pilares, montan la guardia en silencio frente a enormes máscaras mortuorias de 6 metros de altura. Al igual que el resto de la decoración escultórica interior del monumento, son obra de Metzner.

En la segunda planta y abierto a la cripta está el Salón de la Fama. Allí están enfrentadas las cuatro estatuas de los Guardianes de los Muertos que tienen 9,5 metros de altura, y representan personificaciones de las virtudes del pueblo alemán (valentía, fuerza de la fe, fuerza del pueblo y voluntad de sacrificio). Son obra del escultor modernista Franz Metzner, que se inspiró en los colosos de Memnón.

La cúpula con los jinetes | foto Frank Vincentz en Wikimedia Commons

Una inmensa cúpula de 29 metros de diámetro situada a 68 metros de altura (desde el suelo de la cripta) cubre el interior. Está decorada, por su parte interior, con 324 relieves de jinetes de tamaño casi natural, que representan la vuelta a casa de los vencedores.

Ya desde el momento de la inauguración existe un ascensor que conduce desde la cripta a una galería de observación situada en la cima del monumento.

En el exterior, una inmensa figura del arcángel Miguel diseñada por Christian Behrens se alza sobre la puerta principal, mientras que a los lados en los muros del zócalo hay dos relieves, de 19 metros de altura y 30 de ancho cada uno, que representan al arcángel en el campo de batalla y figuras femeninas alegóricas de la furia de la guerra, junto a dos águilas que simbolizan la libertad recién conquistada.

El arcángel San Miguel sobre la puerta de entrada | foto Susanna Pristat en Wikimedia Commons

A ambos lados del relieve unas escaleras laterales de 136 peldaños, decoradas con grandes cabezas del emperador Federico I Barbarroja (alusivas al mito del emperador dormido), conducen al segundo piso y a la entrada de la cripta.

En la parte superior del monumento, rodeando el exterior de la cúpula, se disponen 12 estatuas de guerreros, cada una de 13 metros de altura y compuesta por 47 bloques de granito, que simbolizan la voluntad de defensa de los alemanes. Se las denomina los guardianes de la libertad y pilares de la justicia.

Durante la época de la República Democrática Alemana, las autoridades consideraron la idea de demoler el monumento, por su asociación con el nacionalismo alemán. Sin embargo, finalmente se decidió que también representaba una batalla en la que rusos y alemanes habían luchado juntos, y se mantuvo en pie. En 2003 se iniciaron por primera vez obras de restauración.


Fuentes

Das Völkerschlachtdenkmal in Leipzig | Stadtgeschichtliches Museum Leipzig | Förderverein Völkerschlachtdenkmal e.V. | Rudy Koshar, From monuments to traces | Stadt Leipzig | Katrin Keller, Hans-Dieter Schmid, eds., Vom Kult zur Kulisse | Wikipedia


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