Cuando Auguste Mariette descubrió el Serapeo de Saqqara en 1851 encontró en su interior numerosos objetos. Entre ellos había una estatua hoy conocida como el escriba sentado y que representaba a un alto funcionario egipcio. En aquel momento esta escultura destacaba por su acusado realismo, que contrastaba con el hieratismo con que se representaba a los faraones y los dioses.

Mariette se quedó en Egipto como el primer Conservador de monumentos, cargo creado por el gobierno expresamente para él en 1858, y en 1863 creaba el Museo de El Cairo con el fin de proteger los yacimientos arqueológicos y detener la salida incontrolada de piezas. Durante todo ese tiempo siguió realizando excavaciones y, una de ellas volvería a deparar otra sorpresa en el campo de la escultura.

En 1860 mientras excavaba una mastaba en la necrópolis de Saqqara, al norte de la pirámide escalonada de Zoser, desenterró una excepcional escultura. Los trabajadores egipcios enseguida se dieron cuenta del carácter único del descubrimiento e, impresionados por su realismo lo denominaron Cheik-El-Beled (en árabe el jefe del pueblo, esto es, el alcalde), posiblemente porque les recordaba a alguien de su localidad.

Estatua de Kaaper el escriba | foto Djehouty en Wikimedia Commons

En realidad representa a Kaaper, un noble egipcio que vivió a finales de la IV o principios de la V dinastía (hacia 2500 a.C.), y la mastaba (hoy denominada mastaba Kaaper o Saqqara C8) era el lugar de enterramiento de su familia, puesto que también se halló otra escultura de la que se supone era su esposa aunque el nombre no se ha conservado.

Kaaper era el jefe de los sacerdotes lectores (kher-heb), aquellos cuya misión era la lectura y recitación de los textos religiosos y los himnos sagrados durante los rituales del templo y las ceremonias oficiales. Pero también ostentaba el cargo de gobernador del Bajo Egipto y escriba del ejército real durante el reinado del faraón Userkaf, el primero de la V Dinastía.

Estatua de la esposa de Kaaper (a la izquierda) | foto lienyuan lee en Wikimedia Commons

Desde 1914 se sabe que era nieto de la princesa y sacerdotisa Wenschet, porque junto al nombre de sus hijos e hijas aparece el de Kaaper en la puerta falsa de su tumba en la necrópolis de Guiza, descubierta ese año por George Reisner.

La escultura está hecha de madera de sicomoro, cobre, alabastro, cristal de roca y obsidiana. Tiene una altura de 1,12 metros, lo que es casi de tamaño natural.

El sacerdote es representado con un gran estómago, caderas pesadas y arrugas carnosas en la espalda, caminando y sosteniendo en su mano izquierda el bastón que simboliza su poder (sustituido por una copia en la actualidad), y en la derecha probablemente un cilindro.

Detalle de Kaaper | foto Djehouty en Wikimedia Commons

Va vestido con una falda larga anudada por debajo del ombligo, probablemente del tipo llevaban los nobles cuando estaban en casa, en lugar de las faldas semiplegadas reservadas para su cargo. Su pelo corto subraya las líneas redondas de la cabeza y el rostro y se funde con la opulencia de la imagen general.

Detalle de Kaaper | foto Djehouty en Wikimedia Commons

A diferencia de las estatuas de piedra, en las que la figura nunca se desprende completamente del material del que fueron talladas, la estatua de madera es independiente. No tiene soporte para la espalda y sus extremidades no están unidas al material original, sino que fueron talladas por separado y luego unidas a la figura.

El sorprendente realismo de la estatua se acentúa gracias a los ojos, hechos usando cuarzo y pequeñas placas de cobre. El hecho de que se le represente con un cierto grado de obesidad, algo habitual en otras representaciones de la misma época, puede deberse según Fred S. Kleiner al deseo de demostrar la vida acomodada de la persona y su relativamente alta posición en la sociedad.

El hecho de que se haya conservado siendo la madera un material perecedero puede ser porque estaba originalmente cubierta con una delicada capa de yeso pintado, de la que sólo quedan algunos restos. Hoy puede verse, expuesta permanentemente, en el Museo Egipcio de El Cairo.


Fuentes

Fred S. Kleiner, Gardner’s Art through the Ages: A Global History | Alessandro Bongioanni, Ägyptisches Museum Kairo | Abeer El-Shahawy, Matḥaf al-Miṣrī, The Egyptian Museum in Cairo | Wikipedia


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