Quimera, en la mitología griega antigua, era un animal híbrido que tenía cuerpo de cabra, cola de serpiente y cabeza de león, y escupía fuego. Ya vimos en un artículo anterior que su origen puede tener relación con los fuegos que arden desde hace milenios en el monte Yanartaş. Por extensión se denomina quimérico a cualquier animal fantástico compuesto por partes de otros.
Uno de estos animales quiméricos de la antigüedad es el Serpopardo. En realidad el término es moderno, inventado por los investigadores para referirse a un motivo ornamental cuyo nombre no ha llegado hasta nuestros días por ninguna fuente.
Se le llama Serpopardo porque se le representaba con el cuerpo de lo que parece ser un leopardo y un largo cuello semejante a una serpiente. Y habitualmente de dos en dos, con los cuellos entrelazados.
En Egipto aparece representado en paletas para cosméticos del final del Periodo Predinástico de Egipto (justo en torno al momento de la unificación del Alto y el Bajo Egipto por el faraón Narmer, hacia 3200-3000 a.C.). En Mesopotamia se lo ha encontrado principalmente en sellos cilíndricos, más o menos de la misma época y desde unos dos siglos antes.
Precisamente uno de los ejemplos más destacados aparece en la denominada Paleta de Narmer. Se trata de una placa de pizarra con decoración de bajorrelieves cuya función era servir de soporte para ungüentos y cremas (de manera similar a las paletas de los pintores). Se descubrió en 1897 en el templo de Horus en Hieracómpolis (al mismo tiempo que la cabeza de maza del Rey Escorpión) y en ella aparece representado el faraón Narmer, posiblemente como vencedor en la guerra de unificación de Egipto.
En el reverso de la paleta están representados dos serpopardos con los cuellos entrelazados, lo que lleva a algunos investigadores a interpretarlos como la unión del Alto y el Bajo Egipto. Además, la parte casi circular que forman ambos cuellos se utilizaba como recipiente para moler la galena o la malaquita y crear el kohl, el maquillaje de ojos utilizado en el antiguo Egipto.
Aunque a primera vista podría parecer que los serpopardos no son otra cosa que jirafas estilizadas (como algunos creen que son los mitológicos Qilin chinos), en realidad se trata de felinos a los que se representa con un cuello inusualmente largo.
Algunos estudiosos opinan que en realidad el cuerpo es de leona y no de leopardo, basándose en la forma de la cabeza y la representación del pelo en el extremo de la cola. No obstante, Carolyn Graves-Brown cree que el serpopardo deriva, probablemente, de la malinterpretación de fósiles de jirafas.
Curiosamente es el único animal que se representa en el antiguo Egipto atacando a otros animales, como en la denominada Paleta de los Dos Perros que se conserva en el Museo Ashmolean de Oxford. En ella vemos a dos serpopardos lamiendo una gacela mientras que otros felinos de cuerpo parecido, en la parte inferior, se dedican a cazarlas.
Por ello algunos investigadores creen probable que los cuellos largos no sean sino una exageración utilizada como elemento decorativo, para encuadrar un motivo artístico y funcional. Quizá eso explica que no se haya podido encontrar ningún documento en el que se mencione el nombre de estos curiosos animales quiméricos.
En Mesopotamia los serpopardos siempre aparecen representados en parejas y en composiciones simétricas. Por el contrario en Egipto pueden aparecer solos, como en el frontal de la Paleta de Hieracómpolis (en el Louvre), donde se ve a un serpopardo solitario, mientras que en el reverso aparecen dos jirafas.
Sylvain Vassant cree que el hecho de que el motivo pasara de Mesopotamia e Egipto puede dar una pista de su significado.
En Mesopotamia los dos serpopardos entrelazados representarían a los ríos Tigris y Eufrates, mientras que en Egipto serían la representación del curso alto y el curso bajo del Nilo.
En algunas tumbas egipcias aparece una variante en la que la cabeza del animal es de serpiente en lugar de leopardo (o leona). A esta variedad se le conoce como sedja (que viene a significar algo así como el que viaja en la lontananza).
Fuentes
VV. AA., Hablan los dioses : diccionario de la religión egipcia | Two Dog Palette – Ashmolean Museum | Marie Passanante, Two Ivory Carvings from Hierakonpolis | Carolyn Graves-Brown, Daemons and Spirits in Ancient Egypt | Sylvain Vassant, Les civilisations-mères et leurs énigmes: Essai sur l’intelligence regroupée | Wikipedia