Ya hemos hablado en artículos anteriores sobre el teatro griego de la Antigüedad. Sobre Tespis, a quien se considera el primer actor cuyo nombre se conoce y a quien se atribuye la invención de la tragedia, y sobre Frínico, contemporáneo y colaborador suyo, quien parece que también tuvo su influencia en la invención y que además aportó novedades como la tragedia de temática histórica y la escritura de una segunda parte.
Ambos habrían estado activos durante la segunda mitad del siglo VI a.C. y el primer cuarto del siglo V a.C. A comienzos de este siglo inicia también su carrera como dramaturgo Esquilo, que consiguió su primera victoria en un festival dramático en el año 484 a.C. venciendo, entre otros, al propio Frínico.
Esquilo, que había luchado contra los persas en las batallas de Maratón (490 a.C.), Salamina (480 a.C.) y Platea (479 a.C.), plasmó sus experiencias de la guerra en algunas de sus obras más conocidas. Una de ellas escrita en el año 472 a.C. y titulada Los Persas es la obra de teatro más antigua que se conserva, así como la única conservada que trata hechos contemporáneos a su autor.
Frínico había sido el primero en escribir una tragedia basada en hechos contemporáneos, La toma de Mileto, en 494 a.C., y Esquilo seguirá sus pasos con Los Persas 22 años más tarde. Curiosamente Frínico había escrito una continuación titulada Las Fenicias (inventando así las segundas partes) solo 4 años antes de la obra de Esquilo, en la que trataba la victoria de los griegos en la batalla de Salamina.
Los Persas también trataba sobre la victoria en Salamina, y por ejemplo Glauco de Regio decía en 400 a.C. que Esquilo había imitado el comienzo de Las Fenicias de Frínico. Por desgracia no podemos saberlo porque no queda ninguna obra de teatro anterior a Los Persas (aunque sí que conocemos fragmentos de muchas por haber sido citadas en obras de otros autores).
Pero además Esquilo había querido superar a Frínico, que como ya dijimos había inventado las segundas partes, y había dado un paso más inventando las trilogías. Así, Los Persas era la segunda parte de una trilogía, la primera de la historia, de la cual se han perdido las otras dos partes. Con esta trilogía financiada por Pericles como corego, Esquilo ganó el primer premio en las Grandes Dionisias, el festival ateniense que se celebraba en el mes de marzo probablemente con motivo del final del invierno, del año 472 a.C.
La primera obra de la trilogía se titulaba Fineo y se cree que trataba sobre el rescate del rey del mismo nombre por parte de Jasón y los Argonautas. El tema de la tercera, Glauco, puede haber sido un personaje mitológico o estar ambientada en la batalla de Platea. Las tres podrían haber estado conectadas por el tema del castigo divino, dado que en Los Persas Jerjes se gana la enemistad de los dioses por su expedición contra los griegos.
Los Persas tiene un comienzo inusual. Se abre con un coro de ancianos de Susa (normalmente el coro suele aparecer más tarde), una de las capitales persas, al que se une la madre de Jerjes, Atosa, mientras esperan noticias de su hijo. Aquí se produce, por parte de Atosa, la narración de lo que puede ser la primera secuencia de sueños en el teatro europeo.
Un mensajero llega con noticias de la derrota persa, y Atosa pide al coro que invoque a su difunto marido Darío para consultarle al respecto. Aparece el fantasma de Darío y explica que todo es culpa de la hibris (desmesura) de Jerjes. Este, que no aparece hasta el final de la obra lamentándose, acaba aceptando la causa de su derrota.
La diferencia entre La toma de Mileto de Frínico y Los Persas de Esquilo es que aquel se burlaba del enemigo ensalzando a los griegos, mientras que parece que Esquilo pretende que los espectadores se apiaden de los persas.
La obra fue muy popular durante toda la Antigüedad, con numerosas representaciones a lo largo de los años, especialmente en las épocas del Imperio Romano y Bizantino, que también libraron guerras contra los persas. El escritor de comedias Aristófanes menciona en su obra Las Ranas, escrita unos 70 años después que Los Persas, una nueva puesta en escena en Atenas, y pone en boca de Esquilo que con los Persas, mi obra maestra, os inspiré un ardiente deseo de vencer siempre a los enemigos.
Muchos autores posteriores utilizaron fragmentos de Los Persas en sus propias obras, especialmente frases extraídas del discurso del mensajero que anuncia la derrota. Entre ellos Dante en la Divina Comedia:
Y venía detrás tan larga fila / de gente, que creído nunca hubiera / que hubiese a tantos la muerte desecho
Dante, Divina Comedia III.56-57
Y también T.S. Eliot en La tierra baldía cuando dice no había pensado que la muerte hubiera desecho a tantos. Ambos se hacen eco de la línea 432 de la obra de Esquilo, cuando el mensajero dice:
Nunca en un solo día ha muerto un número tan grande de hombres
Esquilo, Los Persas 432
Fuentes
Esquilo, Los Persas | Martin Banham, James R. Brandon, eds., The Cambridge Guide to Theatre | H.D. Broadhead ed., The Persae of Aeschylus | Favorini, Attilio. “History, Collective Memory, and Aeschylus’ ‘The Persians.’” Theatre Journal, vol. 55, no. 1, Johns Hopkins University Press, 2003, pp. 99–111, http://www.jstor.org/stable/25069182 | Jacqueline de Romilly, A Short History of Greek Literature | Wikipedia
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