Nuestra galaxia no está sola. Alrededor de la Vía Láctea se arremolinan varias galaxias enanas más pequeñas, las más grandes de las cuales son la Pequeña y la Gran Nube de Magallanes, visibles en el cielo nocturno del hemisferio sur.

Durante su danza alrededor de la Vía Láctea a lo largo de miles de millones de años, la gravedad de las Nubes de Magallanes ha arrancado de cada una de ellas un enorme arco de gas: la Corriente Magallánica. La corriente ayuda a contar la historia de cómo se formó la Vía Láctea y sus galaxias más cercanas y cómo será su futuro.

Nuevos modelos astronómicos desarrollados por científicos de la Universidad de Wisconsin-Madison y el Space Telescope Science Institute recrean el nacimiento de la Corriente Magallánica durante los últimos 3.500 millones de años. Utilizando los datos más recientes sobre la estructura del gas, los investigadores descubrieron que la corriente podría estar cinco veces más cerca de la Tierra de lo que se pensaba.

Los hallazgos sugieren que la corriente podría colisionar con la Vía Láctea mucho antes de lo esperado, ayudando a alimentar la formación de nuevas estrellas en nuestra galaxia. El origen de la Corriente Magallánica ha sido un gran misterio durante los últimos 50 años. Nosotros propusimos una nueva solución con nuestros modelos, dice Scott Lucchini, autor principal del artículo. Lo sorprendente fue que los modelos acercaron mucho más la corriente a la Vía Láctea.

Los nuevos modelos también proporcionan una predicción precisa de dónde encontrar las estrellas de la corriente. Estas estrellas habrían sido arrancadas de sus galaxias madre con el resto del gas de la corriente, pero sólo unas pocas han sido identificadas provisionalmente. Futuras observaciones con telescopios podrían finalmente detectar las estrellas y confirmar que la nueva reconstrucción del origen de la corriente es correcta. Está cambiando el paradigma de la corriente, dice Lucchini. Algunos han pensado que las estrellas son demasiado débiles para verlas porque están demasiado lejos. Pero ahora vemos que la corriente está básicamente en la parte exterior del disco de la Vía Láctea.

Las Nubes de Magallanes vistas desde el hemisferio sur | foto ESO/S. Brunier en Wikimedia Commons

Eso está lo suficientemente cerca como para ser visto, dice Elena D’Onghia, profesora de astronomía en la Universidad de Wisconsin-Madison y supervisora del proyecto. Con las instalaciones actuales deberíamos ser capaces de encontrar las estrellas. Eso es emocionante. Lucchini, D’Onghia y el científico del Space Telescope Science Institute Andrew Fox publicaron sus hallazgos en The Astrophysical Journal Letters.

El último trabajo se basó tanto en datos nuevos como en diferentes hipótesis sobre la historia de las Nubes de Magallanes y la Corriente. En 2020, el equipo de investigación predijo que la corriente está envuelta por una gran corona de gas caliente. Así pues, introdujeron esta nueva corona en sus simulaciones, al tiempo que tenían en cuenta un nuevo modelo de las galaxias enanas que sugiere que tienen una historia relativamente breve de orbitarse unas a otras, de apenas 3.000 millones de años aproximadamente. Añadir la corona al problema cambió la historia orbital de las nubes, explica Lucchini.

En esta nueva recreación, cuando las galaxias enanas fueron capturadas por la Vía Láctea, la Pequeña Nube de Magallanes orbitó alrededor de la Gran Nube de Magallanes en la dirección opuesta a la que se pensaba. Cuando las galaxias enanas en órbita se despojaron de gas unas a otras, produjeron la Corriente Magallánica.

La órbita en dirección opuesta empujó y tiró de la corriente para que se arquease hacia la Tierra, en lugar de extenderse hacia el espacio intergaláctico. Es probable que la corriente se acerque a sólo 20 kiloparsecs de la Tierra, es decir, a unos 65.000 años luz. Las propias nubes se encuentran a una distancia de entre 55 y 60 kiloparsecs. La distancia revisada cambia nuestra comprensión de la corriente. Significa que nuestras estimaciones de muchas de las propiedades de la corriente, como la masa y la densidad, tendrán que ser revisadas, dice Fox.

Si la corriente está tan cerca, es probable que tenga sólo una quinta parte de la masa que se pensaba. El acercamiento de la corriente también significa que este gas comenzará a fusionarse con la Vía Láctea en unos 50 millones de años, proporcionando el material fresco necesario para poner en marcha el nacimiento de nuevas estrellas en la galaxia.

Las estrellas de la Corriente Magallánica en sí han eludido a los investigadores durante décadas. Pero el nuevo estudio sugiere que quizás simplemente estaban buscando en el lugar equivocado. Este modelo nos dice exactamente dónde deberían estar las estrellas, dice D’Onghia.


Fuentes

University of Wisconsin-Madison | Scott Lucchini, Elena D’Onghia, Andrew J. Fox, The Magellanic Stream at 20 kpc: A New Orbital History for the Magellanic Clouds. The Astrophysical Journal Letters, Volume 921, Number 2, doi.org/10.3847/2041-8213/ac3338


  • Comparte este artículo:

Descubre más desde La Brújula Verde

Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.

Something went wrong. Please refresh the page and/or try again.