En 1897 los arqueólogos británicos James Quibell y Frederick W. Green estaban excavando las ruinas de la ciudad de Hieracómpolis (en egipcio antiguo llamada Nekhen, actual Kim el-Ahmar), la capital del Alto Egipto hasta finales del período protodinástico (entre 3500 y 3100 a.C. aproximadamente). Allí, bajo el templo de Horus, encontraron un gran depósito de objetos votivos que databa de finales del Imperio Antiguo (2686-2181 a.C.), pero que contenía objetos mucho más antiguos que habían sido trasladados allí posteriormente.
Entre esos objetos había una cabeza de maza de piedra caliza, de unos 32,5 centímetros de alto, en la que aparece representado un faraón de gran tamaño llevando la corona blanca del Alto Egipto. Junto a él está grabado su nombre representado por la imagen de un escorpión. Se trata de una maza ritual, de un tamaño unas cinco veces mayor que el de una maza funcional.
El rey aparece de pie con una cola de toro y junto a un curso de agua, posiblemente un canal, sosteniendo una azada, simbolizando la apertura ritual de los diques tras la inundación del Nilo o de una zanja para la fundación de un templo o ciudad. Se trata del testimonio más antiguo de este rito, que perdurará en la iconografía egipcia hasta la dominación griega. Está frente a un hombre con una cesta que parece arrojar semillas al suelo, otro que lleva un enorme haz de gavillas de grano y otros que llevan estandartes.
Algunos hombres parecen realizar tareas en el canal, mientras que en la parte posterior del séquito del rey hay plantas de papiro, un grupo de mujeres (quizá bailarinas) y otro pequeño grupo de personas de espaldas al faraón. En la parte superior derecha del rey aparece el perro Jentiamentiu, el dios que protegía la necrópolis de Abidos.
En el registro superior aparece una hilera de estandartes de los que cuelgan aves rejit, avefrías que se usaban originalmente para referirse a los habitantes del delta o Bajo Egipto por parte de los habitantes del Alto Egipto.
Todo ello se interpreta como la conquista del Bajo Egipto, y de algunos países extranjeros, por un rey llamado Horus Escorpión II que gobernó hacia 3075 a.C., más conocido como Rey Escorpión (para diferenciarlo de otro rey más antiguo con el mismo nombre que gobernó el Alto Egipto hacia 3250 a.C., y del que tampoco se sabe mucho).
La presencia de los Nueve Arcos, símbolo de los extranjeros y los enemigos del que ya hablamos en otro artículo, reforzaría la hipótesis de que fue este rey quien unificó Egipto, y no su sucesor Narmer, como dice la tradición.
En este sentido, otro pequeño fragmento perteneciente a una segunda maza y encontrado en el mismo depósito muestra al mismo rey con la corona roja del Bajo Egipto.
La cabeza de maza, que hoy se encuentra en el Museo Ashmolean de Oxford, Reino Unido, sería una de las representaciones más antiguas de un rey egipcio, y es la única prueba gráfica de la existencia del Rey Escorpión, del cual no se ha encontrado ninguna otra información histórica. Se la considera, además, la cabeza de maza más antigua encontrada hasta ahora, datada hacia el 3075-3050 a.C.
Se desconoce el lugar exacto de enterramiento del Rey Escorpión. Los investigadores creen que su tumba puede ser, o bien la denominada B50 en la necrópolis de Umm el-Qaab en Abidos, o la denominada HK6-1 de Hieracómpolis.
La primera es una cámara casi cuadrada dividida en cuatro estancias por un sencillo muro de barro en forma de cruz. La segunda mide 3,5 por 6,5 metros, tiene una profundidad de 2,5 metros y está reforzada con barro. En ambas se han encontrado varias placas de marfil con figuras de escorpiones.
A finales de 2020 investigadores de la Universidad de Bonn junto con el Ministerio de Antigüedades de Egipto descifraron la señal de topónimo más antigua del mundo, una inscripción jeroglífica encontrada en el Wadi el Malik al este de Asuán en la que se lee: dominio del Rey Escorpión de Horus, y que se cree hace referencia a este mismo rey.
Algunos egiptólogos, como Bernadette Menu, opinan que dado que los reyes egipcios de la primera dinastía parecen haber tenido varios nombres, Escorpión era la misma persona que el faraón Narmer, con un nombre diferente o título adicional. De hecho ambos parecen haber sido contemporáneos y el estilo artístico de la maza guarda intrigantes similitudes con otra similar de Narmer.
Para otros, como T. H. Wilkinson, Renée Friedman y Bruce Trigger, el Rey Escorpión sería el gobernante de un reino menor conquistado posteriormente por Narmer para unificar Egipto.
Fuentes
Ian Shaw, The Oxford History of Ancient Egypt | Toby A.H. Wilkinson, Early Dynastic Egypt | Anthony E. David, A Biographical Dictionary of Ancient Egypt | Arturo Sánchez, El Rey Escorpión: unificador del Egipto predinástico | Bernadette Menu, Enseignes et porte-étendarts. Bulletin de l’Institut Français d’Archéologie Orientale 96: 339–342 | Wikipedia
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