Una de las grandes bazas turísticas que tiene la República Dominicana, quizá la más importante, es el hecho de poder visitarla en cualquier época del año. Da igual si uno va en sus vacaciones de verano, Semana Santa, Navidad o cuando sea; la isla estará allí esperando, con un clima tropical más o menos estable y todos los atractivos habituales para quienes busquen sol, playa, patrimonio monumental, actividades de ocio, etc. Probablemente muchos lectores hayan reservado alguna una vez un vuelo más hotel a Punta Cana, sin duda uno de sus rincones estrella y frecuente puerta de entrada al país. Pero muy cerca, a menos de una hora, hay otro que también brilla con luz propia y merece una recomendación por fascinante e insólito: Altos de Chavón, la reproducción a escala real de un pueblo mediterráneo del siglo XVI.

Está en la vecina La Romana, en la zona sudoriental, y no se trata de un resto histórico de la época española, sino de una réplica reciente, construida en la segunda mitad de los años setenta del pasado siglo a iniciativa de uno de esos emprendedores visionarios que aparecen esporádicamente: Roberto Coppa. Era un diseñador italiano, natural de Roma, donde nació en 1923 (falleció en 2010) y que trabajó en ópera y ballet como escenógrafo, aunque fue en el cine donde consiguió más renombre, al colaborar con los estudios Paramount y directores como Federico Fellini o Luchino Visconti, entre otras celebridades.

De hecho, fue contratado por el productor Dino de Laurentiis y su esposa, la actriz Silvana Mangano, para que se encargara de la decoración de la casa que ambos tenían en la República Dominicana. Así fue cómo Coppa terminó cruzando el Atlántico y, una vez en el país caribeño, conoció a Carlos Bluhdorn, presidente de la compañía estadounidense Gulf & Western. Ambos habían quedado prendados de la isla y querían desarrollar algún proyecto en ella. Los escombros pétreos resultantes de la voladura de terreno para la construcción de una carretera le dieron a Bluhdorn la idea de aprovecharlos.

Foto pixabay.com

Entonces pusieron en marcha la inaudita idea de construir, con la ayuda de cientos de artesanos locales, la recreación de un pueblo mediterráneo que aunaba el recuerdo de los del Levante italiano medieval al mismo tiempo que los del pasado español insular. El lugar elegido fue un promontorio junto al río Chavón, caudaloso cauce fluvial de la citada provincia de La Romana que en otros tiempos había adquirido renombre tanto por su importancia para el transporte maderero hacia la costa como por ser refugio frecuente de piratas, pero que en la actualidad es conocido por haber albergado parte de los exteriores de rodaje de películas como Apocalypse now, Parque Jurásico o Rambo.

Las obras empezaron en 1976 y se prolongaron durante una década, encargándose Bludhorn de la financiación (la leyenda dice que quería regalarle el pueblo a su hija por su cumpleaños, aunque ésta siempre lo ha negado), mientras que la parte técnica corrió a cargo del arquitecto dominicano José Antonio Caro, ocupándose Coppa de la artística. El resultado fue -es- una bonita villa de piedra caliza y terracota, con sus calles adoquinadas, sus casas (muchas de ellas compradas por celebrities para ocasionales escapadas), su iglesia de estilo toscano (inaugurada en 1979 en honor de San Estanislao porque allí despositó sus cenizas el papa Juan Pablo II), restaurantes, boutiques de lujo, talleres de artesanía…

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De hecho, que muchas celebrities decidieran establecer allí su hogar para escapadas ocasionales (y no pocos eligen el templo para casarse) hace que se conozca al lugar con el sobrenombre de Ciudad de los Artistas. Tiene su porqué. Para su inauguración en 1982 se organizó el Concierto de las Américas, en el que actuaron Frank Sinatra, Carlos Santana y Buddy Rich, entre otros. Y es que cuenta con un gran anfiteatro, de inspiración griega y aforo para cinco mil personas, que suele programar espectáculos periódicamente; por allí han pasado invitados de la categoría de Gloria Estefan, David Guetta, Julio Iglesias, Luis Miguel, Plácido Domingo, Sergio Mendes, Elton John, Alejandro Sanz, Shakira, Juanes, Bad Bunny, Pitbull, etc.

Pasear por el puñado de callejuelas que forman el casco urbano es una relajante delicia que se sublima con dos sitios que destacan sobre el conjunto. Por un lado, una escuela de artes y oficios con especialidades en artesanía, moda, ilustración, diseño gráfico y digital, cuyos estudiantes pueden exponer sus trabajos en la Parsons School of Design de Nueva York, con la que mantiene un convenio. Por otro, un Museo Arqueológico Regional que conserva una colección de tres millares de piezas de arte prehispánico, abarcando cronológicamente desde el período Arcaico o Precerámico hasta el final de la cultura taína (4000 a.C.-1492 d.C.).

En suma, un pedazo de la vieja Italia -aunque sea de nuevo cuño- en pleno Caribe. ¿Quién da más?


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