Junto a la aldea de Assento en el concejo de Vila Real, al norte de Portugal, hay un curioso recinto rocoso en el que están talladas varias cavidades de diferentes tamaños. Aunque a primera vista algunas de ellas pudieran parecer naturales, en realidad forman parte de un santuario romano construido entre finales del siglo II y principios del III d.C.

Destacan tres grandes rocas o lomas de granito en las que además de las cavidades se tallaron escaleras de acceso. En ellas quedan vestigios de los pequeños templos que formaban parte del recinto. Las cavidades rectangulares se utilizaban para quemar las vísceras de los animales. Las cavidades redondas servían para asar la carne (siendo visibles las ranuras que soportaban la parrilla de hierro) que era consumida en el lugar, y limpiar la grasa y el aceite.

Otras cavidades más pequeñas están relacionadas con los templos y se empleaban para guardar los instrumentos sagrados utilizados en los rituales. Hay también un pequeño grupo de estanques purificatorios, donde los fieles se lavaban antes de los rituales.

Una de las rocas con escaleras | foto Heigeheige en Wikimedia Commons

De los templos apenas quedan los cimientos, pero muchos de sus sillares pueden rastrearse en las paredes de las casas de la aldea vecina y en el pavimento de su iglesia. Sí que se conservan, en el lado oriental, los restos de dos altares prerromanos, lo que indica que el lugar ya era sagrado antes de la construcción del santuario romano.

Varias inscripciones nos informan de que el senador Gneo Cayo Calpurnio Rufino, que estaba encargado probablemente de la explotación de las minas de oro de Tresminas y Jales (en el actual concejo de Vila Pouca de Aguiar) fue quien construyó el santuario.

Una de las inscripciones | foto Joao Carvalho en Wikimedia Commons

Las inscripciones, tres en latín (una destruida durante el siglo pasado, pero reconstruida) y otra en griego, están en una roca a la entrada del recinto. En ellas se describe el ritual que allí se celebraba y a quienes estaba dedicado: a Serapis, una divinidad sincrética greco-egipcia identificada con Plutón, el dios del inframundo, pero también de la curación, y a los demás dioses del otro mundo.

En el santuario se llevarían a cabo rituales de iniciación en los misterios de las deidades del inframundo, que habrían sido introducidos en la zona por el propio Rufino.

Por su uso en la inscripción griega de un dialecto dórico, se cree que podría haber sido originario de Perge, una ciudad de Panfilia (hoy en la costa suroeste de Turquía) de tradición dórica que era precisamente uno de los principales centros del culto a Serapis a finales del siglo II d.C., cuando Rufino construyó el santuario.

Vista general del santuario | foto Heigeheige en Wikimedia Commons

Una de las inscripciones latinas revela que, efectivamente, el recinto ya era sagrado antes, pues menciona a los dioses de los Lapitae, la comunidad nativa de la zona (otra hipótesis los considera los espíritus de las rocas):

DIIS DEABVSQVE AE / TERNVM LACVM OMNI / BVSQVE NVMINIBVS / ET LAPITEARVM CVM HOC TEMPLO SACRAVIT / G(neus) C(aius) CALP(urnius) RVFINVS V(ir) C(larissimus) / IN QVO HOSTIAE VOTO CREMANTVR (A los Dioses y Diosas y también a todas las divinidades de los Lapites, Gneo Cayo Calpurnio Rufino, miembro del orden senatorial, consagró con este recinto sagrado para siempre una cavidad, en la cual se queman las víctimas siguiendo el rito)

Otro detalle del santuario | foto Vitor Oliveira en Wikimedia Commons

Un camino, posiblemente la ruta tallada entre las rocas de la procesión ritual, que va desde el pie de la colina hasta la cima conecta los tres lugares del recinto. El santuario es único, no solo en toda la Península Ibérica, sino en el mundo, tal y como escribe Amilcar Guerra:

Su originalidad reside, desde el principio, en el propio ambiente de este lugar de culto y en la estructuración del espacio sagrado. El uso de los afloramientos de granito, la diversidad de sus formas y su particular adaptación a un conjunto de prácticas religiosas -en este caso, dentro del ámbito de las llamadas religiones orientales- confieren a este yacimiento una marcada personalidad

Esta considerado monumento nacional de Portugal desde 1910.


Fuentes

Patrimonio Cultural – República Portuguesa | Amílcar Guerra, Omnibus Numinibus et Lapitearum: algumas reflexões sobre a nomenclatura teonímica do Ocidente peninsular | Sistema de Informação para o Património Arquitectónico | Valentino Gasparini, Renewing the past: Rufinus’ appropiation of the sacred site of Panóias (Vila Real, Portugal) | Correia Santos, Maria & Pires, Hugo & Sousa, Orlando. (2014). Nuevas lecturas de las inscripciones del santuario de Panóias (Vila Real, Portugal). Sylloge epigraphica Barcinonensis. 2014. 197-224 | Wikipedia


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