Cerca de la localidad italiana de Foresta en la provincia de Caserta, y muy cerca del volcán extinto Roccamonfina, hay una zona denominada Ciampate del Diavolo (literalmente huellas del diablo). Se llama así debido a un sendero de huellas fosilizadas, dividido en tres tramos, claramente visible sobre la lava solidificada del volcán hace miles de años.
El nombre que le dieron los habitantes de la zona alude a la creencia de que solo un demonio podría caminar sobre la lava caliente para dejar esas huellas.
Avisados por unos excursionistas, en marzo de 2003 se desplazaron hasta el lugar Paolo Mietto, profesor de estratigrafía en la Universidad de Padua, y otros arqueólogos, quienes tras realizar un análisis llegaron a la conclusión de que había una explicación menos fantástica.
Efectivamente, se trataba de huellas dejadas por homínidos que vivieron en la zona hace unos 350.000 años, de la especie Homo heidelbergensis, un ancestro de neandertales, denisovanos y sapiens.
Según Mietto pertenecen a un grupo de tres individuos que caminaban ladera abajo de la montaña, por una pendiente pronunciada, sobre la lava aun caliente del volcán alejándose del cráter.
Descendían cuidadosamente por una ladera muy empinada y probablemente inestable, lo que se manifiesta por el recorrido en forma de Z del primer conjunto. El segundo muestra un recorrido curvo, señal de que aquí tuvieron menos cuidado y fueron frecuentes los resbalones y los tropiezos.
El tercero es más lineal y se pueden ver también un par de marcas de patas de animales, quizá de un perro grande o un lobo.
En aquellos lugares donde se deslizaron tuvieron que ayudarse de las extremidades superiores, y dejaron también algunas huellas de manos. En total son 56 huellas que miden unos 10 por 20 centímetros (el equivalente a una talla 36 actual) y que sugieren que la altura de los individuos era de aproximadamente 1,55 metros.
Las huellas se conservaron porque quedaron cubiertas de una capa de ceniza volcánica y luego, a lo largo de los siglos, fueron saliendo a la luz gracias a la erosión. Hacia finales del siglo XVIII o principios del XIX ya eran perfectamente visibles.
Ello significa que los homínidos que las dejaron lo hicieron cuando el volcán todavía debía estar en activo, probablemente intentando escapar de la erupción.
Estas huellas se encuentran entre las más antiguas dejadas por homínidos fuera de África. Pero según Matthew R. Bennett y Sarita A. Morse la principal importancia de este yacimiento no reside en su antigüedad, sino en la naturaleza única de la conservación y de las propias huellas.
La mayoría de los yacimientos de huellas consisten en una superficie horizontal; este yacimiento contiene huellas que descienden por una pendiente pronunciada y son especialmente emotivas, ya que captan la sensación de movimiento y prisa de los antiguos homínidos, aunque aporten poca información sobre la anatomía del pie o de su patrón normal de marcha.
El sitio es una fuente, con razón, de inmenso orgullo cívico local y tiene un lugar único y especial en el registro de sitios de huellas humanas.
Fuentes
Lisa Santello, Palaeontological Excavation: The case of the site of the Ciampate del Diavolo at Roccamonfina | Mietto, P., Avanzini, M. & Rolandi, G. Human footprints in Pleistocene volcanic ash. Nature 422, 133 (2003). doi.org/10.1038/422133a | Marco Avanzini, Paolo Mietto, Adolfo Panarello, Marco De Angelis & Giuseppe Rolandi (2008) The Devil’s Trails: Middle Pleistocene Human Footprints Preserved in a Volcanoclastic Deposit of Southern Italy, Ichnos, 15:3-4, 179-189, DOI: 10.1080/10420940802470458 | Matthew R. Bennett, Sarita A. Morse, Human Footprints: Fossilised Locomotion? | Wikipedia
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