El 16 de agosto de 1972 se produjo uno de los descubrimientos más espectaculares del arte griego clásico. Dos estatuas de bronce de dos figuras masculinas, probablemente atletas o guerreros, prácticamente intactas fueron encontradas en el fondo del mar cerca de Riace, en la antigua provincia italiana de Regio de Calabria.
El descubrimiento fue importante porque muy pocas esculturas de bronce de la Antigua Grecia han llegado hasta nuestros días. El Poseidón (o Zeus) del Museo Arqueológico de Atenas, el Auriga de Delfos, el Apoxiomeno croata, y dos estatuas (una Atenea y una Artemisa) encontradas en el Pireo, son junto a estas algunos de los únicos ejemplos que quedan. El motivo de que no hayan sobrevivido más es que la gran mayoría fueron fundidas a lo largo de los siglos para crear otras cosas.
Aquel 16 de agosto de 1972 a un joven buceador aficionado llamado Stefano Mariottini le llamó la atención algo que sobresalía de la arena del fondo marino, a unos 8 metros de profundidad, en el lugar donde estaba practicando la pesca submarina a 230 metros de la costa. Resultó ser el brazo izquierdo de una de las estatuas. Cinco días más tarde de que informase de su descubrimiento, para el 21 de agosto, los Carabinieri ya habían conseguido extraer las dos piezas del agua.
Se supuso que las estatuas fueron arrojadas al agua desde el barco que las transportaba, posiblemente en época romana, durante una tormenta. Pero la búsqueda del pecio fue infructuosa. Apenas se encontraron 28 argollas metálicas y otros pequeños objetos de bronce.
La limpieza de las esculturas fue realizada por restauradores del Museo Nacional de la Magna Grecia en Regio (donde se exponen hoy en día), quienes confirmaron que los bronces eran de factura griega pertenecientes al siglo V a.C.
Análisis posteriores revelaron que algunas partes, como un brazo y un antebrazo habían sido fundidos y colocados para sustituir a los originales, posiblemente dañados. Además se encontró que los dientes de una de las estatuas, así como las pestañas de ambas, habían sido hechos de plata. Los labios eran de cobre, y había marfil e incluso piedra caliza en otros detalles.
Las labores de restauración concluyeron en diciembre de 1980, con la exposición por primera vez de las esculturas al público en el Museo Arqueológico de Florencia. Entre 2009 y 2011 se llevó a cabo una nueva restauración en la que se eliminó la tierra del interior y se introdujo un producto químico para preservarlas de la corrosión. Además, las estatuas se colocaron sobre bases de mármol de Carrara antisísmicas para aislarlas en caso de terremoto.
La fecha exacta de creación de las esculturas, su autor o autores, y a quienes representan, sigue siendo desconocido, aunque los investigadores han propuesto varias hipótesis sin que se haya establecido un consenso en torno a ninguna.
Algunos opinan que son obra de diferentes escultores. La llamada estatua A sería obra de Fidias o de su taller en torno al 460 a.C., mientras que la estatua B mostraría rasgos típicos del trabajo de Policleto, como la torsión del busto o la posición de reposo de la pierna izquierda. El estudio de los materiales y la técnica de fundición reveló que hay diferencias entre ambas, como si hubieran sido hechas por diferentes artistas, o en diferentes períodos, o por el mismo artista en lugares diferentes.
Sobre a quiénes representan tampoco existe consenso, pudiendo ser dioses, guerreros o atletas. Una de las hipótesis más interesantes es la que los considera hoplitódromos, participantes en la carrera de hoplitas armados que tenía lugar en los Juegos Olímpicos y en los Panhelénicos, entre otros.
Las espigas de plomo que bajo los pies de las estatuas servían para fijarlas a basas de piedra fueron hechas con unos moldes que se encontraron en el santuario de Apolo en Delfos, aunque no se pudieron hallar las basas que los sustentaban. Ello quizá podría ser indicativo de que formaban parte de la ofrenda de alguna ciudad griega (con la mayoría de estudiosos decantándose por Atenas), y que pudieron estar situadas originalmente a los lados de la Vía Sacra del santuario. Otros opinan que procederían del santuario de Olimpia, e incluso del ágora de Atenas.
Entre las cosas que llaman la atención es la posición de los brazos, que quizá pudieron portar armas (los investigadores parecen estar de acuerdo en que llevaban lanzas) y escudos. También la cabeza de la estatua B, que parece más pequeña de lo que debería ser, cosa que puede explicarse si estaba pensada para permitir la colocación de un casco corintio.
Una hipótesis curiosa es la del arqueólogo Sandro Stucchi, que cree que ambas esculturas representan dos momentos diferentes del boxeador Eutimo de Locros, la primera como vencedor cuando estaba vivo, y la segunda como un héroe tras su muerte.
Y una más reciente identifica la estatua A con Tideo de Etolia y la estatua B con el profeta Anfiarao, ambos participantes en la mítica expedición de los Siete contra Tebas (el oráculo de Anfiarao sería co-protagonista de otra conocida historia posterior).
Análisis de la tierra extraída de los pies de las estatuas revelaron que la de la estatua A procedía de la llanura de la antigua ciudad de Argos en el siglo V a.C., mientras que la de la estatua B procedía de Atenas en el mismo periodo.
Según esto el autor de la estatua de Tideo sería Agéladas, un escultor de Argos que trabajó en el santuario de Delfos a mediados del siglo V a.C., mientras que el autor del Anfiarao sería Alcámenes, un escultor de Lemnos que obtuvo la ciudadanía ateniense gracias a su habilidad artística.
Por tanto, la hipótesis que hoy tiene más consenso es que ambas estatuas formaban parte de un grupo escultórico de los siete contra Tebas ubicado en el ágora de Argos, que fue obra colectiva de escultores de esa ciudad y de Atenas. Pausanias en su Descripción de Grecia describe este grupo, que contenía quince estatuas con lanzas, cascos, espadas y escudos.
Un poco más lejos está el santuario de las Horas. Volviendo de allí están unas estatuas de Polinices, hijo de Edipo, y de todos los jefes que luchando con él junto a la muralla de Tebas perecieron. A estos hombres los redujo Esquilo al número de siete, pero en la expedición participaron más jefes, de Argos, de Mesenia y algunos también de los arcadios. Cerca de éstos siete —pues los argivos siguen la obra de Esquilo— están los que conquistaron Tebas: Egialeo, hijo de Adrasto; Prómaco, hijo de Partenopeo, hijo de Tálao; Polidoro, hijo de Hipomedonte; Tersandro; los hijos de Anfiarao, Alcmeón y Anfíloco; Diomedes y Esténelo; estuvo presente también en estos hechos Euríalo, hijo de Mecisteo, y Adrasto y Timeas, hijos de Polinices.
Pausanias, Descripción de Grecia II.20.5
Sin embargo, algunos estudiosos las identifican, dentro de ese grupo mítico, con los hermanos Eteocles y Polinices (los hijos de Edipo enfrentados por el trono que provocaron el conflicto), y no con Tideo y Anfiarao.
Esta opción vendría sustentada en el hecho de que otras representaciones de los hermanos son extremadamente similares en composición con las estatuas de Riace, con una pose simétrica que recordaría su origen común, e incluso con expresiones faciales que, en el caso de la estatua A se correspondería perfectamente con la legendaria mueca de Polinices rechinando los dientes al dar muerte a su hermano.
Hoy ambas estatuas pueden verse en el museo de Regio de Calabria, en una sala especial completamente aséptica a la que solo pueden entrar unas pocas personas al mismo tiempo, eso sí, tras pasar por un filtro de gérmenes.
Fuentes
Museo Archeologico Nazionale Reggio Calabria | Michael Lahanas, Riace Warriors | Pausanias, Descripción de Grecia | Daniele Castizo, The Riace Bronzes. Recent Research and New Scientific Knowledge | Wikipedia