El 4 de julio del año 68 d.C. Ulpia Marciana dio a luz una niña. Ulpia, que estaba casada con un acomodado pretor de Vicetia (actual Vicenza) de nombre Cayo Salonio Matidio Patruino, era una noble hispana cuyo hermano (Marco Ulpio Trajano) gobernaría el imperio romano 30 años más tarde (a partir del 98 d.C.) como primer emperador provincial.
La niña, a la que siguiendo la costumbre romana para nombrar a las mujeres se llamó Salonia Matidia, fue tratada por su tío Trajano (que nunca tuvo hijos) como si fuera su propia hija. Por eso, cuando su padre Patruino, que había alcanzado el cargo de sacerdote y miembro de la Hermandad de los Arvales, murió en el año 78, Trajano se llevó a su hermana Marciana y a su sobrina Matidia a vivir con él y con su esposa Plotina.
Hacia el año 81, cuando Matidia contaba con 13 años de edad, se casó con Lucio Vibio Sabino, un senador que pronto la dejó viuda pero antes, el 13 de agosto del año 83 d.C. tuvieron una hija a la que llamaron Vibia Sabina.
Matidia se casaría otras dos veces a lo largo de su vida, y tendría otras dos hijas, Mindia Matidia (a la que se conoce como Matidia la menor para distinguirla de su madre) y Rupilia Faustina. Ambas, junto con su hermana Vibia Sabina, vivieron con Trajano y su mujer.
Mindia Matidia nunca se casó, algo poco usual en aquellos tiempos, y dedicó su tiempo y su fortuna a obras de beneficencia. Sobrevivió a la mayoría de sus parientes, ya que alcanzó la edad de 75 años.
Su hermanastra Rupilia Faustina no vivió tanto, unos 53 años, pero sí que se casó y tuvo varios hijos. Uno de ellos fue Marco Annio Vero, que sería el padre del futuro emperador Marco Aurelio.
En el año 100, siendo ya Trajano emperador, su mujer Plotina de acuerdo con Matidia, acordaron que Vibia Sabina debía casarse con un sobrino-nieto del emperador. Este no era otro que Adriano, que además era primo segundo de Matidia y heredero del imperio.
Matidia tenía una gran influencia sobre su tío, a quien asistía en la toma de decisiones, y con quien solía viajar habitualmente. El 29 de agosto de 112 d.C. falleció su madre Ulpia Marciana, la hermana de Trajano, y como era habitual ya en la familia imperial, fue deificada. Ese mismo día Trajano nombró a Matidia Augusta, que era el título honorífico que se concedía a las emperatrices y a las mujeres destacadas de la familia imperial desde que Claudio lo otorgase a Livia (esposa de Augusto) a su muerte, y a su propia esposa Agripina en vida.
Cuando Trajano murió a comienzos de agosto del año 117 en Selinus (en la antigua Cilicia, la costa meridional de Anatolia), fue incinerado y la urna con sus cenizas llevada por Matidia y Plotina a Roma, donde fue colocada bajo la columna Trajana.
Justo antes de morir Trajano había adoptado a Adriano como sucesor, que era hijo de un primo suyo y estaba casado con su sobrina-nieta Vibia Sabina. Además era el único familiar varón directo que le quedaba. Con ello, Matidia pasaba de ser la sobrina de un emperador a ser la suegra de otro.
Y su relación con Adriano parece que siguió siendo igual de buena que con su tío Trajano. Por desgracia las mujeres de la familia imperial durante el reinado de estos emperadores rara vez son mencionadas en las fuentes clásicas. Y cuando lo hacen es para elogiarlas según la ideología romana como modestas, discretas y reservadas. Todo lo que sabemos de ellas procede principalmente de inscripciones.
Según Emily Ann Hemelrijk en su libro Matrona Docta sobre las mujeres romanas:
En contraste con la actitud reservada que se desprende de las fuentes literarias, las ricas pruebas epigráficas y arqueológicas demuestran que recibieron un gran honor público: Plotina, la hermana de Trajano, Marciana, Matidia la Vieja y Sabina recibieron el título de Augusta, se acuñaron monedas con sus retratos y se les erigieron numerosas estatuas e inscripciones, fueron deificadas a su muerte y alabadas en oraciones fúnebres, y se dedicaron templos y otros edificios a su memoria.
Así, cuando Matidia murió en diciembre del año 119 cuando contaba con 51 años de edad, el emperador Adriano pronunció su oración fúnebre, la deificó y le concedió un templo y un altar en la propia Roma, la primera vez que a una mujer divinizada se le otorgaba un templo propio en lugar de uno compartido con su marido.
El discurso de Adriano, donde la elogiaba entre otras cosas por su excepcional modestia, ya que nunca le pidió un favor, aunque a él le hubiera gustado concedérselo, se conservó en una inscripción en Tibur (la actual Tívoli), donde Adriano tenía su famosa villa y donde se cree que Matidia falleció.
Fue encontrada en el siglo XVI y transcrita, aunque luego se perdió. Es posible que perteneciese a la base de una estatua, aunque no es seguro. Al copiarla se dañó, por lo que el discurso está incompleto y faltan algunas líneas y palabras.
(Siguió a su tío) desde (su obtención) del cargo de emperador y hasta esa (última enfermedad) por la que encontró la muerte, como su compañera e íntima, reverenciándolo como una hija, en su afecto haciendo todo (por él, y) nunca fue vista (sin él). (¿Por qué he de decir más) sobre el carácter de mi suegra? Pues, ¿cómo pudo ocurrir (que …)la gravedad de (——) la mujer en absoluto, (y no?) … aprobar muy altamente? Describiría (con calma y…) y en detalle todo lo que (sentí…) si no estuviera tan superado por mi actual dolor. Sin embargo, (tal como es,) desearía (hacer) y decir sólo lo que puedo, lamentando (que no pueda hacer otra cosa que sea) digna de alabanza o (adecuada) para mi dolor. (Porque todavía) está la imagen más dolorosa de mi suegra declinando (ante mis ojos, mis) oídos aún resuenan con los lamentos de mis (parientes mujeres). Por lo tanto, alivia el (dolor) de mi mente, y (recuerda) lo que sabes muy bien sobre (su) carácter, aunque lo que se dice sea más conocido que nuevo. (Vivió) como una de las más queridas por su marido, después de él la más casta a través de una viudez muy larga (a pesar de estar) en la flor de la vida y con la mayor belleza física, la más obediente con su madre, ella misma una madre muy indulgente, una pariente muy obediente, (ayudando a todos), sombría con ninguno, y en lo que a mí respecta, (antes (era, sc.) de) extraordinaria preocupación, (y) después de tan gran modestia que nunca me pedía nada, y no pedía muchas cosas que más bien hubiera deseado que me pidieran. De la (más alta) buena voluntad en medio de mis (esperanzas), después de ofrecer muchas y muy prolongadas oraciones, me vio tal como había rezado. Prefirió regocijarse en mi posición antes que hacer uso de ella. (Como sobrina de mi padre divinizado) por sangre, por adopción (colocada en la relación) de primo (a mí), … tío … un título noble de acuerdo con sus méritos, te pido que le confieras el (honor de la consagración)
CIL XIV 3579
Adriano elogia a Matidia como si fuera su propia madre, alabando su lealtad a la familia. Luego expresa su dolor por la muerte de su amada suegra y habla de su belleza, su modestia y su bondad.
Según Christopher Jones no se trataría de una oración fúnebre, sino de un discurso pronunciado por Adriano en el Senado, solicitando la consagración y divinización de su suegra.
Entre los honores que Adriano le concedió estuvo también la acuñación de monedas, que la muestran como Augusta Matidia deificada junto con el águila que la llevó a los cielos en los reversos. Se organizaron juegos de gladiadores y se repartieron generosas cantidades de grano y alimentos. Los hermanos Arvales ofrecieron por ella un kilo de perfume y 22 kilos de incienso.
C(aio) Heren(ni)o Apella / L(ucio) (Coe)l(io)Rufo co(n)s(ulibus) / (m)agi(st)erio / (C(ai) Vit)ori Hosidi Ge(t)ae / X K(alendas) Ianuar(ias) / in consecra(tionem M)atidiae Aug(ustae) socrus Imp(eratoris) Caesaris Traiani Hadriani Aug(usti) unguenti p(ondo) II nomine / collegi(i) fratr(um Arvali)um per C(aium) Vitorium Hosidium Getam mag(istrum) missum turis p(ondo) L item nomine calator(um)
CIL VI 2080
El templo se construyó en el Campo de Marte junto a la Saepta Julia (una estructura que tenía un gran patio rectangular de 310 por 120 metros con un pórtico en cada uno de los lados) y cerca del Panteón.
A cada lado de la cella del templo, del que apenas quedan unas pocas piedras visibles (en el Vicolo della Spada d’Orlando, entre la Vía dei Pastini y la Piazza Capranica), había una basílica. Una llevaba el nombre de la propia Matidia, y la otra el de su madre Marciana.
El templo aparece en el reverso de un medallón de bronce acuñado por Adriano con la leyenda DIVAE MATIDIAE SOCRVI (a la deificada Matidia, su suegra), donde se muestra un pequeño edículo con dos columnas y un frontón triangular, en el que está sentada una figura femenina entronizada.
A ambos lados del edículo hay pórticos de dos pisos de altura, posiblemente las basílicas.
Un fragmento de la Forma Urbis sugiere que el templo era octástilo, con ocho columnas en la parte delantera y trasera y en trece en cada lado, y que su pórtico cubría más o menos la misma superficie que el posterior templo de Adriano, unos 100 por 65 metros.
Fuentes
Samuel Ball Platner, A Topographical Dictionary of Ancient Rome | Barbara Levick, Faustina I and II: Imperial Women of the Golden Age | Emily Ann Hemelrijk, Matrona Docta: Educated Women in the Roman Élite from Cornelia to Julia Domna | Jones, C. (2004). A Speech of the Emperor Hadrian. The Classical Quarterly, 54(1), 266-273. jstor.org/stable/3556298 | Following Hadrian | Wikipedia
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