El soldado Jackie estuvo en la Batalla del Somme, una de las más largas de la Primera Guerra Mundial; permaneció junto a su gran amigo cuando éste fue herido mientras esperaban a los sanitarios; perdió una pierna por la metralla de una explosión; fue condecorado y ascendido a cabo; y terminó falleciendo en un incendio en 1921. Una vida intensa y heroica que resulta aún más asombrosa teniendo en cuenta que Jackie no era una persona sino un babuino chacma.

Los babuinos, también llamados papiones, son los primates más corpulentos después de los simios. No suelen subir a los árboles y su principal característica, junto con una cara alargada es la melena que cubre su cabeza y hombros, especialmente notoria en los machos. Éstos, además, pueden ser bastante agresivos, lo que les sirve para protegerse de los depredadores como leones o leopardos -a los que se enfrenta toda la manada a golpes y mordiscos-; debidamente encauzado mediante domesticación, ese comportamiento fue aprovechado en el Antiguo Egipto para usarlos como guardianes de rebaños, casas, etc.

Habitan en el continente africano, como se puede deducir, aunque durante la prehistoria se extendían también por Oriente Medio y Europa. En el caso de Jackie, vivía en Sudáfrica: un granjero llamado Albert Marr lo encontró en su finca de las afueras de Pretoria, lo capturó y empezó a adiestrarlo para que le ayudase en las labores diarias, tal cual decíamos que antaño ocurriera en la tierra de los faraones (en su propio país se hizo famoso uno, llamado Jack, que ayudaba a un guardarraíles a finales del siglo XIX), si bien Marr afirmó que lo trataba como a «un miembro más de la familia». Durante varios años compartieron techo en la Cheshire Farm, hasta que en 1914 un acontecimiento cambió el mundo.

Un babuino chacma (Papio ursinus) en libertad/Imagen: Bernard DUPONT en Wikimedia Commons

Acababa de estallar la Primera Guerra Mundial y Marr fue movilizado en 1915. Como ya había establecido un vínculo afectivo con Jackie y no quería dejarlo atrás, se presentó con él al alistamiento, para sorpresa de los otros reclutas; sin embargo, para mayor pasmo, los oficiales les permitieron seguir juntos al considerar que sería beneficiosa una mascota para el ánimo del regimiento (el 3rd South African Infantry Regiment of Transvaal). No sólo eso sino que proporcionaron al animal su propio uniforme, con guerrera, gorra y correajes, además de su libreta de raciones y un talonario de pagos.

Resultó ser un soldado más que aceptable, pues aprendió a permanecer firme en posición de descanso con las manos a la espalda, a saludar a sus superiores, encender cigarrillos a los compañeros, comer con cubiertos y, sobre todo, realizar guardias, en las que contaba con las ventajas de su naturaleza en forma agudos sentidos del oído y el olfato, especialmente útiles durante la noche para evitar ataques por sorpresa; tenía además ese sexto sentido animal que le permitía intuir cuándo iba el enemigo a iniciar un bombardeo o un asalto a la trinchera, anticipando así la defensa.

El babuino guardarraíles Jack/Imagen: dominio público en Wikimedia Commons

Marr y Jackie estaban encuadrados en la South African 1st Infantry Brigade, que recibió su bautismo de fuego el 26 de febrero de 1916. Fue en la batalla de Agagia donde se enfrentaron en el desierto occidental de Egipto una fuerza combinada del Imperio Británico -compuesta por sudafricanos, sijs, australianos, escoceses, ingleses y egipcios- con otra de otomanos y rebeldes sanusíes libios. Un disparo hirió a Marr en el hombro y tuvo que permanecer un tiempo tirado en el suelo, en espera de que llegasen los sanitarios; Jackie se quedó a su lado, lamiéndole la herida y acariciándole el rostro, con lo que se ganó el respeto general.

Después cambiaron el tórrido sol egipcio por los húmedos y nubosos bosques europeos. Como explicábamos al comienzo, la 1ª Brigada fue destinada a la terrible campaña del Somme, que se desarrolló en el valle homónimo del norte de Francia a lo largo de cuatro meses y medio, como parte de la SAOEF (South African Overseas Expeditionary Force), que estaba al mando del general de brigada Tim Lukin. Era una ofensiva de británicos y franceses para romper las líneas alemanas en un frente de cuarenta kilómetros de ancho y distraerles tropas de Verdún, aunque, irónicamente al final registraron más bajas que en ella.

En ese contexto, en la batalla de Bois d’Elville se enfrentaron al 1º y 2º ejércitos de los generales germanos Fritz von Below y Max von Gallwitz, soportando un durísimo bombardeo y sobreviviendo a un porcentaje de bajas que rondó el ochenta por ciento. También sufrieron en los barrizales de Bélgica, en Passchendaele y Kemmel Hill, lugares cercanos a Ypres, la ciudad que da nombre a la iperita o gas mostaza porque allí lo emplearon los alemanes por primera vez; no consta si Jackie se vio obligado a usar máscara antigas.

Soldados británicos en una trinchera del Somme/Imagen: dominio público en Wikimedia Commons

Otra acción en la que estuvieron fue la del bosque de Belleau, cerca del Marne y durante la llamada Ofensiva de Primavera de 1918. Básicamente se trató de una operación llevada a cabo por dos divisiones estadounidenses del general Pershing y el 6º Ejército francés, aunque también había un contingente británico, el IX Cuerpo. El instinto del babuino sirvió para advetir al desconcertado capitán Lloyd Williams de que sus marines estaban siendo rodeados y debía replegarse.

La contienda estaba llegando a su fase final pero, como suele pasar, el destino quiso jugarle una mala pasada a aquella extraña pareja. La 1ª Brigada se retiraba a través de Flandes Occidental en medio de un duro bombardeo que obligó a los soldados a refugiarse como podían. En medio de una oleada de explosiones a su alrededor, Marr y Jackie trataban desesperadamente de construir un precario parapeto de piedra tras el que cubrirse cuando un obús cayó demasiado cerca y la metralla hirió levemente al humano… pero alcanzó el brazo del primate y prácticamente arrancó de cuajo su pierna derecha.

Albert Marr sostiene a Jackie tras la amputación de su pierna

Jackie, preso de la tensión, se negaba a ser evacuado por los camilerros, empeñándose en terminar la labor. Así describió la situación el teniente coronel RN Woodsend del Royal Medical Corps:

«Fue un espectáculo patético; el pequeño, llevado por su guardián, yacía gimiendo de dolor, el hombre llorando con simpatía: ‘Debe hacer algo por él, me salvó la vida en Egipto. Me cuidó cuando tenía disentería». El babuino estaba gravemente herido. La pierna izquierda colgaba por jirones de músculo y tenía otra herida irregular en el brazo derecho. Decidimos darle cloroformo al paciente y vendarle las heridas… Fue muy sencillo amputarle la pierna con unas tijeras y limpié las heridas y las vendé lo mejor que pude. Se recuperó tan rápido como se había caído. El problema entonces era qué hacer con él«.

El cabo Jackie posando de uniforme y mostrando sus heridas de guerra/Imagen: dominio público en Wikimedia Commons

Albert Marr fue quien decidió; Jackie estaba en el éjército y en él seguiría hasta que terminase la guerra. Fue evacuado en una ambulancia a un hospital de campaña, acompañado de su informe médico. Tal como decía el oficial médico, el babuino necesitó menos tiempos que los humanos para recibir el alta, pero ya no tuvo tiempo de regresar al frente; el 11 de noviembre de 1918, cuatro años, tres meses y catorce días después de su inicio, se proclamó oficialmente el final de la Primera Guerra Mundial.

Jackie fue condecorado por su valor y ascendido a cabo, ostentando en la manga de su uniforme una franja dorada y tres galones azules (uno por cada año de servicio en primera línea). Durante un tiempo, él y Marr hicieron una gira con la Cruz Roja para recolectar fondos destinados a heridos y enfermos.

Licenciado -con los correspondientes papeles- en el Maitland Dispersal Camp de Ciudad del Cabo, todavía fue el centro de atención en los desfiles de la victoria que celebró el regimiento; durante uno de ellos, celebrado en el verano de 1920, recibió una nueva distinción: la Pretoria Citizen’s Service Medal.

A continuación, él y Marr retornaron a su hogar, la Cheshire Farm. Pero no hay un final feliz completo en esta historia. El humano tuvo una larga vida, falleciendo en 1973 a la edad de ochenta y cuatro años; su amigo, el cabo Jackie, perdió la vida en 1921, en un incendio que arrasó la granja.


Fuentes

Julie 31, 1920 corporal Jackie (Cape Cod Curmudgeon en Today in History) / The story of Jackie the baboon who fought in the trenches of World War I (Katie Serena en ATI) / Corporal Jackie of the Third South African Infantry Regiment (Richard Justian en The Johnny Green) / The history of the South African Forces in France (Colonel John Buchan) / La batalla del Somme. La batalla más sangrienta de la Primera Guerra Mundial (Martin Gilbert) / Wikipedia


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