Quinto Valerio Sorano, el tribuno condenado por revelar el nombre secreto de Roma

Estatua moderna de Angerona, la protectora del nombre de Roma, en Viena / foto Herzi Pinki en Wikimedia Commons

Quinto Valerio Sorano nació hacia 140 a.C. en la localidad de Sora, un municipio latino cerca de Roma. Poeta y gramático, llegó a ser tribuno de la plebe y escribió varias obras de las que únicamente nos han llegado un par de versos de una elegía a Júpiter.

En ella Valerio concibe al dios como masculino y femenino al mismo tiempo, quizá intentando aunar las doctrinas estoica y órfica, lo que hace del fragmento un interesante objeto de estudio en el campo mitológico y religioso.

De él dice Plinio el Viejo que fue el primer escritor que proporcionó una tabla de contenidos, esto es, un índice, para ayudar a los lectores a navegar por una obra larga. Aparte de que, por tanto, pudo ser el inventor de tan útil instrumento, ello indica que por lo menos alguna de sus obras perdidas debió ser significativamente extensa.

El Foro Romano / foto Wolfgang Moroder en Wikimedia Commons

Cicerón, de quien era amigo, le tenía en gran estima. Tanta como para hacer que un personaje de su obra De oratore elogiase a Valerio Sorano como el más culto de todos los que llevan toga. Varrón también le menciona varias veces en sus obras.

Quinto Valerio Sorano se alineó con el bando del populista Mario durante las guerras civiles de 88–87 y 82–81 a.C. contra el patricio Sila, que acabó siendo dictador. Es probablemente a causa de ello que en el año 82 a.C., siendo tribuno de la plebe, fue declarado traidor y condenado a muerte.

Sin embargo Servio en su obra In Vergilii Aeneidem commentarii (Comentarios sobre la Eneida de Virgilio), escrita a finales del siglo IV d.C., da una versión distinta sobre este hecho. Según Servio, Quinto Valerio Sorano fue condenado y ejecutado por revelar el nombre secreto de Roma.

El tribuno Valerio Sorano se atrevió a revelar este nombre, según Varrón y muchas otras fuentes. Algunos dicen que fue arrestado por el Senado y colgado en una cruz; otros, que huyó por miedo a las represalias y fue apresado por un pretor en Sicilia, donde fue ejecutado por orden del Senado

Servio, In Vergilii Aeneidem commentarii 1.277
Mapa de Roma, con la ubicación del Templum Sacras Urbis (Templo de la ciudad) / foto dominio público en Wikimedia Commons

Es posible por tanto que Valerio huyera de Roma. Plutarco menciona a un Q.Valerio philologos y philomathes (amante de la literatura y el aprendizaje) que era partidario de Mario y que acompañó a Carbo, el colega en el consulado del recién asesinado Cinna, a Sicilia. Allí Carbo fue ejecutado por Pompeyo, y es muy probable por tanto que también Valerio. Según Plutarco:

Además, Cayo Opio, el amigo de César, dice que Pompeyo trató a Quinto Valerio también con una crueldad antinatural. Porque, entendiendo que Valerio era un hombre de rara erudición y aprendizaje, cuando fue llevado a él, dice Opio, Pompeyo lo llevó aparte, caminó de arriba a abajo con él, preguntó y aprendió lo que deseaba de él, y luego ordenó a sus asistentes que lo llevaran y lo mataran de inmediato. Pero cuando Opio habla de los enemigos o amigos de César, hay que ser muy cauteloso a la hora de creerle

Plutarco, Vida de Pompeyo 10.4

Tanto Plutarco como Plinio el Viejo dicen que Valerio fue castigado por revelar el nombre secreto de Roma. Lo habría hecho en una obra titulada Epoptides (Deidades tutelares).

La diosa Angerona, escultura de Johann Christian Wilhelm Beyer (1775) / foto Yair Haklai en Wikimedia Commons

y además de todos estos, la propia Roma, cuyo otro nombre se considera un pecado pronunciar excepto en las ceremonias de los misterios, y cuando Valerio Sorano divulgó el secreto religiosamente guardado para el bien del estado, pronto pagó la pena. Parece pertinente añadir en este punto un ejemplo de la antigua religión establecido especialmente para inculcar este silencio: la diosa Angerona, a la que se ofrece un sacrificio el 21 de diciembre, está representada en su estatua con una venda sellada sobre la boca.

Plinio el Viejo, Historia natural III.65

Solino, gramático que escribió a mediados del siglo IV d.C., también conecta la muerte de Valerio Sorano con la diosa Angerona. Esta es una de las deidades más enigmáticas de la mitología romana, de la que las fuentes ofrecen versiones y descripciones contradictorias y confusas. Parece que era la diosa de la angustia y el miedo (podía producirlo y quitarlo), y sobre todo del silencio.

Su culto habría sido introducido en Roma para evitar que el nombre secreto (y sagrado) de la ciudad fuera revelado a quien no se debía, y mucho menos a los enemigos.

Pero, ¿tenía Roma un nombre secreto? Y si lo tenía ¿quién podía conocerlo? Si nos atenemos a lo que dicen las fuentes reseñadas, sí, Roma tenía un nombre arcano o secreto que quizá solo era revelado a unos pocos. Por desgracia, ninguna fuente lo recoge.

Que la diosa Angerona fuera su protectora hace pensar a algunos estudiosos que ese era también el nombre secreto de la ciudad. Mientras que el genio de Roma era familiarmente llamado (y así aparecía representado en las monedas) como Roma, su nombre formal habría sido Angerona. Su estatua tenía una venda en la boca para evitar que revelara su propio nombre y para ordenar a quienes la servían que se abstuvieran igualmente de nombrarla.

Cuadro de Rubens (1615) donde se representa la leyenda de Rómulo y Remo con la loba / foto dominio público en Wikimedia Commons

Posiblemente el nombre era conocido por el colegio de sacerdotes que oficiaban su fiesta el 21 de diciembre, y quizá también por el Pontifex Maximus. Si Quinto Valerio lo reveló siendo tribuno de la plebe también debía conocerlo.

Que Valerio lo hubiera revelado podría interpretarse por tanto como una protesta política, pero también como un acto de traición. Pues al revelarlo dejaba expuesta a la deidad tutelar de la ciudad, y a esta desprotegida.

Esta creencia se basaba en el supuesto poder que tendrían los enemigos conocedores del nombre secreto para invocar así a la deidad y persuadirla para que abandonase su puesto de guardiana de la ciudad. Cuando los romanos asediaban una ciudad solían dirigir súplicas al dios o diosa protectores de la misma, prometiendo que si se retiraba, sería tratada mucho mejor en Roma. Si además conocían el nombre secreto, además de súplicas podían amenazar y coaccionar al dios.

El monte Soracte visto desde Roma, cuadro de George Loring Brown (1847) / foto dominio público en Wikimedia Commons

Según Luigi Alfonsi, Valerio pudo revelarlo para que los latinos pudieran apropiarse del nombre rompiendo el monopolio de poder de Roma. Otros creen que, al igual que Plinio, Valerio pensaba que solo se trataba de una superstición sin sentido.

Una teoría relaciona a Quinto Valerio Sorano con los hirpi Sorani (lobos de Sorano), los sacerdotes del templo del dios Sorano en el monte Soracte. Valerio habría sido sacerdote de este templo, cuyo dios tenía un aspecto femenino llamado Feronia (o Angeronia). Según esta teoría la deidad tutelar de Roma y por tanto su nombre secreto sería el dios-lobo samnita Hirpus (o Hirpa), y por eso Valerio lo conocía.

Eso explicaría por qué la palabra hirpus no pasó al latín vulgar, y en su lugar se empleaba lupus para nombrar al lobo, porque existiría sobre la palabra algún tipo de prohibición.


Fuentes

In Vergilii Aeneidem commentarii (Servio) / Vida de Pompeyo (Plutarco) / Historia Natural (Plinio el Viejo) / Angerona (Encyclopaedia Britannica) / What Was The Secret Name of Rome? / Wikipedia


Salir de la versión móvil