Desde hace tiempo y aupado por las circunstancias coyunturales, el modelo vacacional del camping está experimentando un resurgir, ya sea en su versión tienda, ya en la de caravana. Alejarse de la masificación hotelera y de horas de viaje encerrado en un medio de transporte abarrotado para desplazarse por cuenta propia, a menudo en coche o autocaravana, y pasar unos días de asueto al aire libre en medio de la naturaleza o muy cerca, constituye una alternativa tan interesante como sana.

Tiene, además, la ventaja de favorecer las escapadas improvisadas con cierta regularidad, sobre todo si la coyuntura limita la movilidad en algún sentido, tal como hemos visto últimamente; seguro que conocemos a más de una persona o familia que en cuanto llegaba el fin de semana aprovechaba para huir de la cotidianidad en algún camping, del que a menudo era cliente habitual. Al fin y al cabo, se trata de una forma espléndida de liberar cuerpo y mente en un entorno abierto.

Porque, junto con su bajo coste, ésa ha sido siempre la gran baza de los campings y ahora incluso se ha revalorizado. De este modo, a la pléyade de campistas convencidos que cada verano o Semana Santa lían el petate y se plantan en su destino acostumbrado, donde esperan encontrarse con otros habituales, se suman ahora otros de nuevo cuño que han descubierto las virtudes de esta opción. El camping vive un momento dorado, sí.

Y no es para menos. Casi todo el mundo lo ha probado alguna vez y lo lógico es que guarde un grato recuerdo de la experiencia. Unos habrán llevado su tienda de campaña para vivirla de la forma más auténtica; otros recurrirían a alquilar un bungalow buscando algo más de comodidad; algunos tienen plaza fija en su roulotte, como se decía antes. Las tarifas son realmente persuasivas y a cambio se obtienen unos servicios considerables, entre duchas, piscinas, instalaciones deportivas, restaurantes y otros servicios.

Y no hay que dejarse arrastrar por los tópicos. Veranear en un camping no implica necesariamente permanecer en su recinto todo el tiempo. Ciertamente, es algo que no le importará a aquel que busca pasarse el día en remojo o tumbado al sol, bien la citada piscina, bien en la normalmente cercana playa, con esporádicas visitas al bar para refrescarse con una cerveza o charlar con los vecinos de parcela alrededor de una linterna tras la cena. Tampoco a quien viaje con niños y éstos se pasen el día jugando con los amigos que hicieron allí años anteriores.

Ahora bien, quien prefiera moverse, puede plantear su estancia sólo como base de operaciones para realizar visitas turísticas al entorno: otras playas, museos, patrimonio monumental, parques nacionales… Incluso los propios campings disponen de una amplia oferta de actividades que suelen llevarse a cabo fuera, caso de rutas a caballo, piragüismo, escalada, rafting y similares. Otras, en cambio, pueden hacerse in situ, como tiro con arco, juegos infantiles, etc.

Hay muchos sitios a elegir. Estamos en España, una de las grandes potencias mundiales del turismo y un país idóneo para practicar el campismo. Por eso en la web Ibericamp se pueden encontrar el mejor destino nacional a la medida de cada viajero: Costa Brava, Pirineos, Costa Blanca, Salou, Costa del Sol, Alicante, Andalucía, Valencia, Baleares… Incluso reseña campings de algunos países vecinos, desde Portugal (Lisboa, Oporto, Alentejo, Algarve) a Italia (Lacio, Toscana, Liguria, Sicilia, etc), pasando por Francia (París, Dordoña, Costa Azul, Altos Alpes…), país este último que tiene una oferta especial muy curiosa: dormir en los campings que se encuentren en la ruta del Tour de Francia.

Quien reserve un camping en Asturias, por ejemplo, que se asienta como una de las regiones más demandadas, gozará de un clima estival menos tórrido que en otros puntos de España. Algo que atrae a muchos que huyen del exceso de calor, ofreciendo por contra ese verdísimo paraíso natural que reza la publicidad turística institucional. Dispone de tres centenares y medio de kilómetros de litoral tachonados de bellas playas, pero con la ventaja añadida de que en pocos minutos se puede cambiar de escenario y estar en plena montaña, disfrutando de ambos medios en un mismo día.

Ribadesella, Llanes, Ribadedeva y Cudillero son algunos de los concejos asturianos con mayor demanda campista, en parte por el paisaje único que ofrecen sus playas salvajes, en parte por la proximidad del Parque Nacional de los Picos de Europa o el triángulo urbano central (Oviedo-Gijón-Avilés) y en parte por el atractivo pintoresco de los pueblos marineros (no hablemos ya de gastronomía). Entre otras muchas razones, por supuesto, que sería demasiado prolijo citar; baste con echar un vistazo a la página oficial de turismo del Principado de Asturias para ello.


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