La actual ciudad de Veliki Nóvgorod, situada a unos 190 kilómetros al sureste de San Petersburgo, fue durante la Edad Media capital del principado y luego república de Nóvgorod, y está considerada el origen de la actual Rusia. Entre el 13 y el 14 de julio de 1956 los arqueólogos encontraron en Novgorod un singular tesoro, 17 piezas de corteza de abedul grabadas con escritura y dibujos.

Desde julio de 1951 en que se realizó el primer descubrimiento se venían hallando numerosas piezas similares, que hoy se cuentan por miles. Se las denomina beresty que significa precisamente abedul, y contienen algunos de los primeros testimonios de la lengua rusa antigua.

Todo el entorno de Nóvgorod consiste en bosques de abedules, y por eso su corteza fue utilizada durante la Edad Media como soporte de escritura, ante la escasez de otro material. Luego, el suelo arcilloso protegió a las cortezas de la humedad, contribuyendo a su conservación hasta la actualidad.

Jinete con el nombre Onfim a la derecha / foto Лапоть en Wikimedia Commons

Pero las 17 piezas encontradas en 1956 eran especiales. Doce de ellas tenían ilustraciones y otras cinco solo texto. Claramente los dibujos eran obra de un niño. Uno representa a un caballero a caballo y con una lanza, otro un animal fantástico con un gran cuello, orejas puntiagudas y cola rizada (acompañado del texto soy una bestia salvaje). Otros parecen ser autorretratos de su autor o de sus amigos, niños jugando alrededor de un árbol, e incluso en uno parece que dibujó a sus padres.

Los textos corresponden todos a sílabas y letras del alfabeto repetidas, así como frases tomadas principalmente del libro bíblico de los Salmos. En dos de las piezas aparece el nombre de su autor. Una de ellas pone Una reverencia de Onfim a Danilo, y en otra siplemente On(f).

A la izquierda tareas escolares de Onfim, a la derecha ‘Soy una bestia salvaje’ / foto gramoty.ru en Wikimedia Commons

Los investigadores llegaron a la conclusión de que se trataba de los dibujos y las tareas escolares de un niño de 6 o 7 años llamado Onfim, que había vivido en Nóvgorod en el siglo XIII.

En ellos Onfim practicaba la escritura del alfabeto y repetía las oraciones dictadas por su maestro, entreteniéndose al mismo tiempo con dibujos fantásticos sobre las cosas que veía o imaginaba.

Curiosamente en los dibujos de Onfim el número de dedos de las manos de los personajes retratados varía entre 3 y 8, lo que podría ser una indicación de que aun tenía dificultades con las matemáticas, o todavía no había aprendido a contar. En cualquier caso se trata de algunos de los dibujos infantiles más antiguos conocidos.

Tareas escolares y dibujos de Onfim / foto dominio público en Wikimedia Commons

La datación de las piezas de abedul de Onfim las situa entre los años 1234 y 1268, y todas ellas salvo una se encontraron juntas, lo que indica que las perdió o se desprendió de ellas al mismo tiempo.

Según los expertos se trataba de ejercicios indicados para aprender a leer y escribir. Así, en una de las piezas Onfim escribe la fórmula tradicional para comenzar una carta, mientras que otra contiene una fórmula de oración que podría servir como firma: Señor, ayuda a tu siervo Onfim.

Alfabeto y sílabas / foto Лапоть en Wikimedia Commons

Tanto los escritos de Onfim como los demás encontrados en Nóvgorod son una muestra del grado de alfabetización de la población de la zona en tiempos medievales.

El mayor interés radica en que no son escritos religiosos ni políticos, sino mensajes personales, pagarés, cartas de amor, listas de la compra, etc.

En el lugar donde se encontró la primera corteza de abedul de Onfim se levantó el 23 de agosto de 2019 un monumento de bronce, creado por el escultor Sergei Gaev, que representa al niño en el momento de escribir en la pieza.


Fuentes

Novgorodskaya Rus sobre letras de corteza de abedul: una vista desde 2012 / The Dig at Novgorod (Valentin L. Yanina) / Archaeology / Bensozia / The Art of Onfim: Medieval Novgorod Through the Eyes of a Child / Wikipedia


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