Numerosas inscripciones nos proporcionan información acerca del que está considerado como el primer gremio de artistas de teatro itinerantes, y quizá el primer sindicato de la historia. Se hacían llamar Artistas de Dioniso y ya aparecen identificados como grupo, aunque todavía sin organización, en el año 330 a.C.
Para el siglo II a.C. ya formaban un gremio (synodos) en Grecia, con conexiones con la organización de festivales en Atenas y otras ciudades que incluían teatro, música y otras artes escénicas.
El nombre deriva de los dos festivales anuales en honor del dios Dioniso que se celebraban en Atenas, las Dionisias Rurales y las Grandes Dionisias, que incluían representaciones dramáticas.

Aunque se desconoce su proceso de formación, se sabe que desde el principio el gremio incluía no solo actores, sino también músicos, creadores de máscaras y de vestuario, y bailarines, en un número cercano a los 300 individuos.
El objetivo de la asociación era hacer fuerza para conseguir para todo el grupo los derechos y prerrogativas (denominados philanthropa) que hasta el momento solo unos pocos privilegiados habían podido obtener. Entre las cosas que pedían a los gobernantes macedonios y helenísticos de la época, y luego a los romanos (y que consiguieron obtener) estaban la libertad para viajar entre ciudades y territorios, tanto por tierra como por mar, la exención de impuestos y no poder ser encarcelados ni reclutados como soldados.

En Delfos, por ejemplo, llegaron a un acuerdo con las autoridades del santuario por el cual tenían prioridad para consultar al oráculo y para pernoctar, tanto para ellos como para sus descendientes. Una inscripción en el santuario datada en 278 a.C. donde se recogen estos privilegios (de la que se conservan tres copias, dos en Atenas y una en Delfos), es la primera mención conocida de un gremio:
Los delfios han concedido a la comunidad de los artistas que viajan juntos al istmo y a Nemea derecho de prioridad en la consulta del oráculo, derecho a los asientos delanteros y a prioridad en recibir justicia. Siendo Ainesilas arconte, y Deinon, Amunandros y Ornichidas consejeros.
Y una carta del general romano Lucio Mumio, tristemente famoso por destruir Corinto en 146 a.C., eximía a los artistas de tributos, impuestos y liturgias:
En la provincia de los romanos y en la parte de Grecia que ellos gobiernan, os concedo, por causa de Dionisos y de los otros dioses, y por la profesión que habéis abrazado, que seáis completamente inmunes a las liturgias y a los impuestos, y que estéis exentos de toda forma de tributo, tanto vosotros como vuestras mujeres y vuestros hijos hasta que lleguen a la edad adulta, como habéis pedido. Con buena fortuna Lucio Mumio, cónsul de los romanos, [a la asociación de los] artistas dionisíacos [en Jonia y] en el Helesponto

El gremio también exigía el derecho a llevar sus propias insignias, concretamente coronas, túnicas púrpuras y de oro que eran, evidentemente, las insignias de Dioniso, de sus adoradores y sacerdotes.
Así, tras los festivales atenienses que se celebraban en los meses de Poseidón (diciembre) y Elafebolion (marzo), los Artistas de Dioniso viajaban por toda Grecia como una tropa circense, entreteniendo a los aldeanos por el camino y realizando representaciones en las cortes de reyes y gobernantes.
Es más, dada su libertad para moverse frecuentemente se convirtieron en hábiles negociadores políticos, diplomáticos y espías. A veces en medio de una guerra entretenían a las tropas de ambos bandos al mismo tiempo, aprovechando para ejercer la diplomacia entre ellos.

Organizativamente funcionaban igual que si fueran una polis o ciudad independiente con sus propias leyes y protocolos (diagraphai). Tenían sus propias asambleas, nombraban anualmente magistrados administrativos (prytaneis) y financieros (oikonomoi) y embajadores (subrayando así su estatus supra e internacional).
Los artistas gozaban por tanto de un estatus constitucional y jurídico único e incluso anómalo, aun cuando formalmente seguían siendo una organización religiosa de culto a Dioniso con sus propios recintos sagrados, sacerdotes y festividades.
Ya en época del Imperio Romano, los distintos gremios de Grecia, Roma, Egipto y otras provincias se organizaron en una especie de asociación mundial con sede en Roma, donde ya está documentada en tiempos de Adriano (117–138 d.C.), al que califican de nuevo Dioniso por su mecenazgo. El gremio mundial continuó existiendo en época cristiana, especialmente en Egipto y Asia Menor, combinándose con el gremio mundial de atletas con el fin de hacer valer sus privilegios en los festivales.

Como se ve, siguiendo el modelo de los Artistas de Dioniso surgieron otros gremios y asociaciones. Entre ellos destaca el de los Parásitos de Apolo, principalmente mimos y pantomimos, que se organizan en estrecha asociación con el gremio mundial pero sin formar parte de él.
El gremio de los Artistas de Dioniso duró unos 500 años, aunque fue cambiando de nombre. El último nombre documentado que tuvo fue El Sagrado Musical Itinerante Aureliano Gran Gremio Mundial de los Artistas de Dionisio.
Fuentes
Artists of Dionysus, by Markos Gage / The Context of Ancient Drama (Judith Barringer, Eric Csapo, et al.) / A Heavenly Chorus: The Dramatic Function of Revelation’s Hymns (Justin Jeffcoat Schedtler) / Sylloge Inscriptionum Graecarum: 460 / Supplementum Epigraphicum Graecum: 32.491 / World travellers: the associations of Artists of Dionysus (Sophia Aneziri) / Eureka! (Peter Jones)
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